La dirección internacional de Nissan dejó ayer claro al presidente catalán, José Montilla, que si bien garantiza el futuro de su planta en Barcelona, sólo llevará nuevos productos si hay un "salto cualitativo" en la mejora de su productividad, y que la "clave" es flexibilidad laboral y ajustes.
En su tercera jornada en Japón, Montilla visitó la planta de Nissan en Oppama, una de las de referencia de la multinacional por su productividad e introducción de las nuevas tecnología. Se reunió con tres vicepresidentes corporativos de la firma y con el director general de Nissan Motor Ibérica, Fukiami Matsumoto.
Su viaje a Japón se produce cuatro días después de que la multinacional nipona pactase con el comité de empresa de Barcelona convertir su Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en temporal, de manera que ahora afectará a un máximo de 3.500 empleados durante algo más de tres meses, desde mediados de diciembre hasta el 31 de marzo, de forma rotatoria.
Con el futuro incierto de la planta de la Zona Franca de Barcelona, Nissan explicó a Montilla que había constatado que cada vez hay mayor capacidad productiva en los países emergentes, como la India, Marruecos y Rusia, por lo que "los países avanzados [como España] no serán elegidos como lugar de fabricación de nuevos productos si no se produce un salto cualitativo en la relación calidad-coste-tiempo de producción".
Montilla comentó posteriormente que la dirección de Nissan le había manifestado, no obstante, la "voluntad inequívoca" de mantener en el futuro la planta de Barcelona, que "no está en cuestión". Eso sí, necesita más ajustes laborales.