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Obama give me hope

Sin Obama, presidente a partir del martes, el título es el nombre de una canción coreada por los sudafricanos que anhelaban un nuevo tiempo en el que desapareciera el régimen racista. Voté -sólo en espíritu aunque enérgico con la pluma y el verbo- a favor de Barack.

el 15 sep 2009 / 21:19 h.

Sin Obama, presidente a partir del martes, el título es el nombre de una canción coreada por los sudafricanos que anhelaban un nuevo tiempo en el que desapareciera el régimen racista. Voté -sólo en espíritu aunque enérgico con la pluma y el verbo- a favor de Barack, por consiguiente, soy también de los que creo, espero no tener que decir creí, en un nuevo amanecer en el mundo, muy negro (muy blanco) en los últimos tiempos. Así, con esperanza aguarda la economía de América y del mundo, o como mínimo las bolsas, y también un aterrorizado planeta sitiado por las bombas y el imperio de la violencia como único instrumento de aquellos que dicen tener la razón.

Obama nos tiene que sacar de los dos atolladeros, en los que nos ha metido su anterior presidente y los poderes ocultos -y no tanto-, casi siempre letales, que lo han sustentado: del económico, al que nos ha llevado prendidos de la nariz, como se lleva al ganado, y del terror, al que también nos llevan agarrados de otras partes menos nobles. Sin embargo, su reciente diagnóstico sobre el origen del mal no permite ser optimista. Si es verdad, como dice Obama, que el mayor peligro está en la frontera afgano-pakistaní, una zona tribal atrasadísima, paupérrima, con una economía pastoril de subsistencia, ni siquiera aliviada por el cultivo de opiáceos, es que seguimos como siempre. Es como si tienes un tumor y te sacan una muela.

Además, lo preocupante es que es una visión absolutamente unilateral, derivada de un problema nacional de los EEUU, el 11-S, que ha dejado marcado el psique yanqui para los restos. Da la impresión que desde Washington se sigue pensando que la fuerza se debe imponer a la diplomacia y que el respeto de una legalidad internacional no es un camino que puedan aceptar ni ellos ni sus agentes. Y, sin embargo, la paz mundial es la convivencia y la paz de todos, no la creación de guetos- reservas indias- seguros, a los que se les pueda bombardear sin costes, cortarles la luz y el agua es cosa menor, en nombre de no se qué legitimidad.

Licenciado en Derecho y Antropología. aroca.javier@gmail.com

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