Desde el siglo XVI y gracias a la bula Inter Gravissimas, este calendario se fue imponiendo en todos los países, primero en los europeos y de tradición católica, y más tarde en los de raíz cristiana aunque alejados de Roma y del poder papal.
Aunque se trata del calendario oficial en el mundo, existen multitud de diferentes maneras de fijar el tiempo según la cultura o el astro por el que se mide el tiempo (como con el Sol, la Luna o ambos). Por ejemplo, existen el calendario budista, el hindú, el musulmán, el azteca o el chino, aunque son muy pocos los que se usan de manera oficial.