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Por una educación pú-bli-ca

el 21 may 2012 / 19:49 h.

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En estos meses de crisis no es sólo grave la cantidad de dinero que está saliendo del bolsillo de todos para reflotar el podrido sistema financiero español. Asistimos también al triunfo de lo individual sobre lo colectivo, a la pérdida de los derechos sociales universales que compartimos por medio de la solidaridad, la equidad o la igualdad en favor de un modelo insolidario, desequilibrado y economicista cuyo referente casi único es el dinero.

Frente al empobrecimiento de la sociedad, a la miseria y la indigencia en la que ya vive una parte de la misma, que es de las peores propagandas del sistema, el poder se encarga de taladrar nuestro adn con conceptos tales como el déficit público, la necesidad de recortes o el esfuerzo individual, en un intento de hacernos responsables de la podredumbre del sistema. La crudeza y el descaro con el que se impone el modelo es de tal calado, que no se avergüenzan de coger diez mil millones de euros de la educación y la sanidad de todos para colocarlos de apaga fuegos del banco de unos pocos, o decirle a las Autonomías que reduzcan dieciocho mil millones si no quieren ver a un banquero usurpando la soberanía nacional de la misma.

No es poco a lo que estamos asistiendo porque unos cuantos quieren y otros cuantos “se lo han llevado calentito”. El penúltimo episodio lo estamos viviendo hoy con la huelga en educación, una ficha más del puzle ideado. Por mucho que quieran hacernos creer lo contrario, el camino de la privatización de la enseñanza postobligatoria ya está en marcha, y lo está desde el día que la radical presidenta de Madrid afirmó aquello de que cumplirían en materia educativa con lo que decía la Constitución y de forma pausada en cada sílaba dijo “la o-bli-ga-to-ria”.

Recortan para que falte dinero y le dan espacio a lo privado; se pierde el concepto social de la educación para que aparezca el individual. Sé que hoy muchos de mis compañeros hacen huelga porque les han tocado otra vez la nómina y muchos de ellos que no secundaron la huelga general hoy piden más contundencia en las movilizaciones. Otros muchos hacemos la huelga por motivos diferentes, la hacemos por motivos mucho más políticos como es la defensa de lo público, la igualdad de oportunidades, la laicidad de la educación y contra estos recortes que esconden la imposición del modelo más injusto del capital, como es el liberalismo radical. Sea como fuere, unos y otros hacemos la huelga porque estamos hasta el gorro de tanta injusticia liberal.

Marcos Quijada, exalcalde de Osuna.

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