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Premio a no saber rendirse

Kechu Aramburu gana el Meridiana en reconocimiento a su larga trayectoria en defensa de la mujer. Actualmente encabeza un proyecto contra la exclusión en el Polígono Sur.

el 03 mar 2014 / 23:28 h.

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Kechu Aramburu, una luchadora contra la exclusión y en favor de la igualdad, junto a Amalia Gómez. / Gregorio Barrera Kechu Aramburu (izda.), una luchadora contra la exclusión y en favor de la igualdad, junto a Amalia Gómez. / Gregorio Barrera Hay un lugar donde no funciona Twitter, ni Facebook. Se llama exclusión, y Kechu Aramburu (Sevilla, 1951) se enfrenta a ella a diario. Profesora, política de largo recorrido, impulsora de innumerables iniciativas de género, esta feminista «convencida», como se define a sí misma, acaba de ser reconocida con el premio Meridiana al desarrollo de los valores y a la igualdad, galardón que recibirá el próximo lunes de manos de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. El premio es a su abultado currículum, pero está convencida de que su proyecto actual, el Aula de Atención Personalizada coeducativa que mantiene en el Polígono Sur, ha sido determinante. En él, trata de demostrar que los marginados, los pobres de solemnidad, trabajando sobre variables compensatorias, pueden llegar tan lejos como se propongan. «Hablamos de alumnos con serios desfases curriculares, que en algunos casos incluso se confunden con discapacitados porque nunca han sido escolarizados, o no han podido contar con sus padres». En esta tarea, como no podía ser menos, Aramburu mantiene su compromiso con la educación no sexista y la atención a la diversidad, que en ámbitos como Las Vegas o el Polígono Sur se hacen más necesarias, si cabe. «Es una sociedad bastante excluyente y masculinizada, aunque el matriarcado tiene mucho peso: hay muchos padres que trabajan o están en la cárcel, y las mujeres, madres y abuelas, sostienen toda la sociedad», explica. ¿Cómo planta batalla Aramburu a estos escenarios más bien difíciles? La primera regla, asegura, es no rendirse nunca. «Algunos alumnos me insisten en que no me esfuerce, me dicen: es inútil, nuestra cultura es así. Pensemos solo que estas zonas deprimidas son donde menos denuncias por malos tratos hay, pues estos se asumen como parte de la normalidad, una práctica habitual que todo el mundo acepta. Pero sabemos que el trabajo con ellos acaba teniendo recompensa», afirma la profesora, que tiene a su cargo un aula de unos 80 alumnos, obviamente con distintos horarios. «Trato de invitarles a cultivar el razonamiento lógico, la empatía, la sostenibilidad, las cuestiones de género... En definitiva, lo que intento mostrarles es el camino de la sociabilización del éxito. Y en esto nunca doy por perdido a ninguno, mientras pueda tirar de un hilito mantendré la esperanza de aportarle cosas a todos y cada uno de ellos». Claro que esa labor pasa por conseguir algunos objetivos: «Lo más importante es transmitirles que sin la cultura del esfuerzo es imposible llegar a nada. Y, a continuación, hay que incentivar la actitud positiva, los valores de ciudadanía responsable y solidaria, el desarrollo de las inteligencias múltiples... También aprenden las competencias básicas, como saber estar, comunicarse, etcétera», enumera. Para Kechu Aramburu, la prioridad que constituyen las cuestiones de género no le permite ver éstas como materias aisladas. Por el contrario, esta política que ha trabajado en sectores como Medio Ambiente, Educación, Juventud y Vivienda, opina que se hace fundamental «transversalizar», explica. «La igualdad atraviesa todo el curriculum, y yo lo incorporo todo, siempre que puedo, a la enseñanza. Si les explico algo de inglés, por ejemplo, tengo que trabajar con cosas que les interesen, para engancharlos. A veces puedo parecer excesivamente persistente, pero de algún modo habrá que compensar los veinte siglos de discriminación que nos preceden, ¿no?», agrega. Investigadora en prevención y resolución de conflictos, y exclusión social; ponente de programas europeos Sócrates y Erasmus, portavoz Comisión internacional para los asuntos de China, directora de la Revista del Grupo de la Izquierda Unitaria Europea, colaboradora habitual de El Correo de Andalucía, entre otros muchos empeños, Aramburu es también una activa bloguera, a través de su espacio El rincón de Kechu. «Aquí, en los lugares de exclusión, no funcionan ni Twitter ni Facebook. Si acaso Tuenti, y no con su mejor uso», apunta, al tiempo que hace notar que para muchos de sus chicos un móvil de última generación puede ser un gasto prioritario a comer o alimentarse bien. Pero lo que más le gusta, su verdadero motivo para levantarse cada mañana a luchar contra el aislamiento de tantos chavales, es la docencia. «No seré nunca una profesora quemada», subraya. «Soy feliz dando clase». Cabe recordar que Kechu Aramburu es la única mujer andaluza que ha pasado por las tres cámaras, y en todas ha sido portavoz para temas de mujer: Parlamento Andaluz, Congreso de los Diputados y Parlamento Europeo. «Tras el último mandato de Aznar, en el 2000, decidí regresar al pie de calle. Quería devolver a la sociedad parte de lo que había invertido en mí», explica, y cuando se le pregunta si ahora que se encuentra del otro lado valora de un modo diferente la labor de sus ex compañeros políticos, se muestra moderada: «Hay temas que para la clase política a veces pueden parecer secundarios, algunos incluso son despreciados. Pero yo he tratado de que formen parte del proceso permanente de la vida». «Creo que hay un compromiso importante, pero hoy en día es insuficiente», prosigue. «No tiene nada que ver analizar la realidad desde un despacho que verla desde el tajo, día a día. A veces, mis compañeros me reprenden: ‘Kechu, no eres Vargas Llosa, ajústate a la realidad. Pero la del Polígono Sur y otras zonas es una realidad tan dura que incluso no es creíble», agrega. Por otro lado, esta expolítica y profesora cree que «todos los esfuerzos son insuficientes cuando se trata de combatir la pobreza severa», y que las soluciones son mucho más difíciles de obtener en tanto los afectados viven en los márgenes de la sociedad. «No podemos olvidar que ellos son los grandes olvidados porque no tienen rostro, y no votan», apostilla Aramburu. El jurado de los premios Meridiana ha decidido otorgar este año un reconocimiento especial a la periodista Pepa Bueno, presentadora del programa Hoy por hoy de la Cadena Ser. En la modalidad de iniciativas en los medios de comunicación o publicitarios, a la Asociación de Periodistas ASOC de la Prensa de Almería por su defensa de la igualdad. En el apartado de iniciativas contra la exclusión social o de cooperación al desarrollo se han concedido dos galardones, a la Residencia Universitaria Flora Tristán, de la UPO, por la labor que desarrolla para la renovación social del Polígono Sur, y a la asociación malagueña Arrabal AID. En iniciativas empresariales o tecnológicas se ha reconocido a la empresa granadina IRIS Servicios a la Comunidad SLU. En iniciativas de producción artística, cultural o deportiva se han otorgado también dos premios, a la futbolista jiennense Celia Jiménez, y a la escritora cordobesa y profesora de Arte Remedios Zafra. La quinta modalidad, iniciativas contra la violencia de género, ha recaído en la ONG Mujeres en Zona de Conflicto. Por último, en la categoría de iniciativas que promueven el desarrollo de valores en defensa de la igualdad entre las personas o empresas jóvenes, además de Kechu Aramburu ha sido reconocida la onubense Felicidad Sánchez Rodríguez, profesora de Secundaria destacada por promover la igualdad en su labor educativa.

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