Primer paseíllo por la alfombra roja. No hablamos de Hollywood, donde últimamente ha habido más entregas de premios cinematográficos que días, sino de los Goya, los premios más importantes del cine español, cuyos nominados se dejaron ver ayer en la fiesta previa a los galardones, que se entregarán el próximo domingo 9 de febrero. Los Teatros del Canal de Madrid acogieron la ceremonia, donde el veterano director de cine y televisión Jaime de Armiñán (Mi querida señorita) recibió el premio de Honor y donde se habló de nervios, de lugares idóneos donde poner un cabezón (como los actores suelen denominar a la estatuilla) y de las personas más indicadas a las que dedicárselo. En el caso de Carlos Bardem, nominado como guionista y actor por Alacrán enamorado, lo tiene muy claro: A la mujer a la que quiero, a mi mamá y a mi hermano. Uno de los colegas con los que Bardem deberá competir será Juan Diego Botto (Ismael). Ambos tiraron de vena política para asegurar que en la gala que el año pasado fue un hervidero contra el Gobierno del Partido Popular cada uno dirá lo que quiera en el estrado. Que nadie se lleve las manos a la cabeza avanzaron ambos actores si alguien pita al ministro de Cultura, José Ignacio Wert, o clama contra los efectos de la crisis en la cultura. Otros nominados, como David Trueba y Javier Cámara, tiraron más de vena frívola. El director y el protagonista de Vivir es fácil con los ojos cerrados se explayaron en su larga experiencia como nominados sin Goya. Y Berto Romero (que opta como actor revelación) aseguró que no dudará en dedicarle el Goya a su madre.