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¿Qué va a pasar con el flamenco en el nuevo Gobierno andaluz?

Los flamencos están ahora preocupados porque desde hace unos años vienen disfrutando de unas condiciones de trabajo que jamás habían tenido.

el 30 mar 2012 / 11:50 h.

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Exposición ‘Prohibido el cante, flamenco y fotografía’, celebrada en el Centro Andaluz de Flamenco.

Los flamencos, como nunca han tenido nada y se han buscado la vida en mugrientos tabancos y juergas de señoritos, están ahora preocupados porque desde hace unos años vienen disfrutando de unas condiciones de trabajo que jamás habían tenido. Hace cien años solo vivían bien del cante cuatro lumbreras como Chacón, Pastora Pavón, Pastora Imperio y Ramón Montoya. Pero hoy hasta los palmeros llevan un buen coche y lucen trajes que ni siquiera soñaron los trianeros Mojigongo o Ramón el Ollero.

Todo cambió cuando los ayuntamientos de los pueblos y las instituciones públicas andaluzas comenzaron a hacerse cargo del caché de los artistas, lo que aprovecharon las figuras para pedir lo que les diera la gana. Camarón fue el primer cantaor que exigió un millón de pesetas por cantar en los festivales de verano, en lo saños 70, cuando maestros como Antonio Fosforito, José Menese o Gabriel Moreno no cobraban ni la mitad y todavía se buscaban la vida en la Venta Vega estilistas de fandango como el Niño de Fregenal o el Gordito de Triana. La Bienal de Flamenco también encareció la soldada de los artistas, dándose el caso de pagarle a Enrique Morente treinta millones de pesetas por un espectáculo que fue debut y despedida, como casi todos en el prestigioso festival sevillano.

Estamos refiriéndonos al que estrenó en el Maestranza en 1992 junto al gran músico norteamericano Max Roach. Pero todo eso se ha acabado, al menos mientras se mantenga la crisis económica. Impresentables los despilfarros de las instituciones públicas andaluzas, apoyando más los festivales del extranjero que los de la tierra, poniendo ricos a los lumbreras más cercanos al perol y abandonando campos como los de la investigación y la promoción de nuevos valores de la tierra. En su programa electoral de las pasadas elecciones, Izquierda Unida promete un Plan Estratégico que contemple medidas como la recuperación de los festivales, el apoyo al conjunto de los sectores profesionales o el fomento del papel de las peñas flamencas. Suponemos que si al final colabora en el Gobierno andaluz, esta promesa no se olvidará.

No dice nada IU en su programa electoral del apoyo a la investigación del flamenco, que está por los suelos. Se destina más dinero a peñas flamencas donde se juega al bingo los sábados por la noche y se ven los partidos de fútbol en La Nuestra, que a la investigación seria. Sería interesante saber qué va a pasar con el Centro Andaluz del Flamenco y el Instituto Andaluz del Flamenco, hasta ahora en manos de personas sin ninguna preparación sobre este arte.

¿Habrá cambios en la dirección de estos dos centros? Y si hay cambios, ¿se seguirá practicando el enchufismo y el amiguismo, como hasta ahora? Manden quienes manden o gobiernen quienes gobiernen, el flamenco debería ser el arte mejor tratado de Andalucía por lo que da a nuestra tierra. Habría que despolitizarlo y que disfrutara de la libertad que perdió cuando cayó en las manos de los políticos. Es imprescindible apoyar la investigación, los centros de documentación, los festivales de verano, las semanas culturales, las cátedras universitarias y la presencia en los medios de comunicación sociales. Ojalá no se quede todo, una vez más, en simples promesas electorales.

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