En un tono general emocionante y desenfadado a la vez, como la propia obra de Navarro, el acto titulado Desmontando a Poli sirvió para reivindicar "a uno de los escritores más generosos que hemos conocido", según palabras de Sara Mesa, "aún mayor que su persona, que ya es decir".
Casamayor afirmó que "soy editor gracias a Hipólito", y además de destacar el apoyo de Navarro "a todos los que comienzan", aseguró que "he tenido el privilegio de trabajar a su lado y es además un magnífico editor, se aprende mucho a su lado", agregó. José María Conget, por su parte, bromeó afirmando que "todos identifican a Poli como el escritor, y a Hipólito con el ciudadano. Hoy celebramos a ambos, por más que el ciudadano ande cojeando". Jordá, por su parte, glosó algunas de las vivencias compartidas con el autor, destacando su humanidad a la vez que su maestría narrativa.
Pero no concluyó ahí el chaparrón de cariño que cayó sobre el autor de El aburrimiento, Lester. Algunos de los amigos que no pudieron asistir al acto por encontrarse de viaje se sumaron a través de adhesiones escritas, como fue el caso de Andrés Neuman, para el cual "Poli es polimorfo, políglota y cojonudo", y "por su amor al arte me montaría yo sin dudarlo en una diligencia o en un globo aerostático o incluso, si la cosa se pone dura, en un avión de Iberia Exprés".
En una carta hilarante, Fernando Iwasaki afirmó que "no sabes cuánto lamento que fracasara mi intento de trasladar tu homenaje a la Feria del Libro de Cádiz, donde ahora mismo el fresquito del Baluarte de La Candelaria te vendría de lujo, ya que me confesaron que el objetivo del acto era darte calor. Así que al final tu homenaje se quedó en Sevilla, donde estoy convencido que el calor será memorable", dijo.
Marina Perezagua, por su parte, afirmaba que "ya sea a través de su obra ya sea a través de su trato, Poli ejemplifica que no hay influencia más productiva en la obra de un escritor que aquella que obedece al estímulo, el empuje, la motivación".
Por último, Javier Sáenz de Ibarra destacó sus cuentos "ricos para que disfrutemos incluso desmontándolos, porque su complejidad y su arte bien lo merecen, porque uno no se lo cree de tan hermosos y verdaderos". Y como a la Glenda de Cortázar, todos acabaron diciendo aquello de "Queremos tanto a Poli".