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Queridos campeones

el 01 jul 2012 / 23:08 h.

La alineación titular de la campeona de Europa.
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Íker Casillas levantó la Eurocopa 2012 en medio de una alegría indescriptible, pero en un gesto que ya se ha hecho habitual, el de la Roja campeón, algo absolutamente impensable hace sólo cuatro años. Íker alzó el trofeo, sí, cuando ya en las calles de toda España se había desatado la euforia, ardía la hoguera de la fiesta, entre gritos de "España, España", entre cánticos y bailes, la crisis económica asfixia al país, pero la selección es la mejor, un equipo que se ha instalado para siempre en el Olimpo, en la cima del fútbol mundial: es la única escuadra que ha conseguido ganar Eurocopa, Mundial y otra Eurocopa. Y la sensación que queda tras ver jugar a la Roja es que cuando pase la resaca de este nuevo título, la Selección acelerará hacia el próximo Mundial.

Porque España ha convertido en algo natural el dificilísimo hecho de ser campeón. Y lo consigue en torno a una idea concreta de fútbol, la fidelidad al toque, a la posesión, al control del partido. Y tiene jugadores jóvenes con las características adecuadas para estirar ese concepto a lo largo del tiempo cuando la edad retire a los actuales héroes. España gana con naturalidad, ya está dicho, pero sin piedad. Pudo pensarse que la Roja iba a tener consideración de Italia, entregada y herida durante el segundo tiempo, sobre todo tras la lesión de Motta, pero los futbolistas españoles son insaciables, atacaron hasta humillar a Italia, porque eso está en la genética de este equipo colosal, de ensueño, inmenso, que Vicente del Bosque ha encumbrado, pero que surgió de una idea de Luis Aragonés, el ‘Sabio de Hortaleza'.

Al ver jugar a España se percibe que se trata de un equipo imparable, extraordinario. Una escuadra sublime en todas sus líneas pero que parte de un jugador irrepetible: el portero, autor de paradas históricas, insólitas, y que de nuevo anoche detuvo balones llenos de veneno cuando el partido aún se encontraba abierto. Iker es un portero magnífico, merecedor de ganar un Balón de Oro, que además tiene quien le escriba. Gracias Sara.

La Roja tiene una forma propia de hacer fútbol, como ocurrió en su día con la Brasil de Pelé o la Alemania de Beckenbauer. Tal vez España supere a aquellas selecciones. O no. Tal vez sea la sensación de una noche de colores y gritos. Pero esta selección empequeñece a sus rivales y ha hecho vivir al país otra noche de alucinación maravillosa, otra alegría desbordada y colectiva, la certeza de que si todo el mundo fuese como los jugadores de la Roja, la vida sería mejor.

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