Vista de la plaza San Martín de Porres.
Lo verdaderamente triste de esta historia de Operación Talento no es la anécdota de la puesta en marcha por parte de un Consistorio afanado en recortar proyectos culturales de auténtico calado de un trasunto local de Operación Triunfo. Decíamos, lo auténticamente dramático es que ayer la Delegación de Cultura, y sí, también de Juventud (a la que se le quiere endosar la castaña) y Deporte se quitó definitivamente la máscara. La política cultural que contempla el PP sevillano pasó tempranamente por plantear un certamen de copla, continuó con imponer la defenestración de algunos festivales en bienales, por el camino aniquiló la Muestra Internacional de Arte ‘Contenedores', sentenció a las salas de teatro independiente ofreciéndoles una exigua cantidad con la que morir tranquilamente y decidió una mañana gris que los toros debían ser Patrimonio Cultural e Inmaterial de Sevilla.La delegada María del Mar Sánchez Estrella se encargó ayer de publicitar el asunto. El arranque no pudo ser menos prometedor: "No conocía a Pastora Soler [madrina del evento] y en el ratito que llevo con ella me ha parecido una mujer encantadora y muy humana". Menos mal. Igual de humanos son quienes hacen botellón. Y a la postre parecen ser ellos destinatarios de esta Operación Talento. Al fin y al cabo quiere ser una "alternativa al ocio nocturno" (sic). Nada mejor que echar el rato en el Teatro Alameda escuchando los berreos de 32 aspirantes dispuestos a dejarse la bilis con tal de tener una maqueta que Zoido pondrá sobre la mesa de las principales discográficas. Pero que nadie se haga el sorprendido. Sevilla ciudad del talento es un lema que lleva a gala y publicita la corporación, casi un leitmotiv, el reverso conservador de Sevilla, la ciudad de las personas. Quien avisa no es traidor. Y quedan tres años para seguir profundizando en el extravagante sentido que el PP da a la palabra cultura. ¿Irá la Sinfónica de Sevilla a tocar al Parque Alcosa?, ¿qué más tendrán preparado?