La caída de muertes por tráfico sube la edad del donante a 60 años

La donación a corazón parado y la de riñón entre vivos crecen como alternativas

el 12 ene 2015 / 13:32 h.

Transplantes Una buena noticia, como es el descenso de muertes en carretera, ha obligado a orientar la investigación en materia de trasplantes hacia nuevas técnicas para paliar la bajada de donantes fallecidos y especialmente jóvenes, ya que la edad media de éstos ha pasado de 35 años en 1991 a 60 años en 2014 (más de la mitad de los donantes supera esa edad y solo el 16 por ciento es menor de 45 años). El coordinador regional de trasplantes, Manuel Alonso, dejó claro ayer que es posible, y se hace con éxito, trasplantar órganos de nonagenarios. Pero mientras de un donante joven lo normal es que se puedan aprovechar casi todos los órganos, a mayor edad, menos órganos útiles y más riesgo. Las principales alternativas son los trasplantes de donantes vivos, en el caso del riñón o el hígado, y la donación en asistolia (a corazón parado) que amplía el espectro de pacientes fallecidos susceptibles de donar a todo tipo de enfermos muertos por el cese irreversible del latido y no solo a los casos de muerte encefálica, normalmente por traumatismos o hemorragia cerebral. La Organización Mundial de Trasplantes aspira a alcanzar un 30 por ciento de donaciones en asistolia y en Andalucía ya llegan al 15 por ciento. En el último año se han duplicado, pasando de 20 a 47, paliando el descenso de donaciones tras muerte encefálica (de 277 a 268). Para órganos como el riñón –el 61,5 por ciento de los 736 trasplantes realizados en 2014 fueron renales y el 75 por ciento de los 690 pacientes que esperan un órgano son enfermos renales–, en los últimos años se ha trabajado en promover los de donantes vivos (64 de los 453 realizados), con fórmulas para cuando no hay familiares compatibles como el trasplante cruzado entre parejas incompatibles entre sí pero compatibles con otras (30 de los 64) o el birrenal, que permite utilizar órganos de donantes de avanzada edad en los que no se pueden trasplantar los dos riñones a dos receptores distintos pero si se le trasplantan los dos al mismo paciente sí funciona (solo se han realizado cuatro en el Hospital Regional de Málaga). Tanto la consejera de Salud, María José Sánchez Rubio, como el coordinador regional de trasplantes pusieron en valor que todos estos avances en el trasplante renal permiten que hoy, el 52,4 por ciento de los enfermos renales no reciba diálisis, lo que además de mejorar su calidad de vida supone, según Alonso, un ahorro de 20.000 euros anuales por paciente. Tras el de riñón, el más frecuente es el de hígado (205 en 2014 y 96 pacientes en espera), donde también se han desarrollado técnicas para optimizar las donaciones como el trasplante en dominó (para pacientes que sufren un deterioro de su hígado que solo frena el trasplante pero cuyo órgano sirve a otro enfermo con distinta patología) y en split (permite trasplantar cada lóbulo de un hígado a dos pacientes distintos, un adulto y un niño). Del primero se realizaron dos en el Virgen del Rocío y del segundo una docena en toda Andalucía. Pero si hay un ámbito en el que se ha crecido en cuanto a la donación es en médula ósea, donde la compatibilidad es difícil y resulta clave el registro nacional (conectado con los de otros países) que gestiona la Fundación Carreras. Desde 2013, se ha triplicado el número de andaluces registrados al año hasta llegar a  33.013 (7.048 en 2014). De la médula ósea se obtienen las células progenitoras de sangre necesarias para la curación de leucemias y otros tumores linfáticos. También se obtienen del cordón umbilical. Aunque en Andalucía solo hay un banco de éstos en Málaga, a tope de capacidad, el SASno se plantea crear más porque con 26.000 unidades conservadas (4.131 donadas en 2014) aporta el 40 por ciento del total nacional, pese a que se aprovecha uno de cada 200 frente a uno de cada 2.000 donantes de médula.

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