Francisco Rivera Ordóñez tiene el don, no sabemos si deseado, de mantener su nombre en la primera línea de actualidad. En las últimas semanas ha acaparado nuevos titulares: primero fue el éxito empresarial del mercado gourmet, compartido con el comunicador Carlos Herrera e inaugurado a bombo y platillo en las naves de Barranco; sin solución de continuidad se oficializaba su intención de optar a la vara dorada de la hermandad de la Esperanza de Triana, cofradía de la que también fue hermano mayor su abuelo, el gran Antonio Ordóñez.
Ahora ha trascendido lo que se venía rumoreando por algunas esquinas del toreo: el último Paquirri acaricia la idea de volver a vestirse de luces en la temporada 2015 al cumplirse 20 años de su alternativa, que tomó en Sevilla el 23 de abril de 1995 de manos de Espartaco que aquella tarde cayó gravemente herido y en presencia de Jesulín de Ubrique.
La liebre la levantó ayer la edición digital de El Mundo, pero los dimes y diretes ya circulaban por ahí. Hay quien, no sabemos si manejando algún tipo de información privilegiada, ya baraja dos hipotéticos contratos que se le habrían ofrecido para reaparecer en la próxima Feria de Abril, en la que también volverá puntualmente Eduardo Dávila Miura. El propio matador se vio forzado a salir a la palestra, vía Twitter, para frenar un carro que empezaba a desbocarse sin remedio y aclarar que el proyecto sólo se encuentra en fase embrionaria. «Tras los rumores de mi vuelta a los ruedos, sólo decir que la conversación está en la mesa pero no tengo la decisión tomada», ha aclarado el propio torero.
