Deportes

Ruido de sables en Nervión

José Castro presidirá su segunda Junta de accionistas bajo unos resultados deportivos y económicos más que positivos, pero con un incómodo clima de guerrilla accionarial bajo tierra.

el 22 dic 2014 / 09:00 h.

José Castro conversa con Del Nido Carrasco durante la pasada Junta de accionistas del Sevilla. /EFE José Castro conversa con Del Nido Carrasco durante la pasada Junta de accionistas del Sevilla. /EFE El Sevilla celebra esta tarde la ordinaria Junta de accionistas de todos los años. Será una asamblea donde los dirigentes nervionenses, con José Castro a la cabeza, rendirán cuentas por la temporada 2013-14. Un curso exitoso en cuanto al ejercicio económico y los resultados deportivos, pero rodeado de un incómodo ruido de sables agitado sobre todo en las últimas semanas. El clima accionarial no es ni mucho menos una balsa de aceite, aunque la asamblea de hoy pueda serlo. Existen muchos intereses alrededor de los grandes bloques de acciones, con Rafael Carrión como máximo accionista individual, la sociedad Sevillistas de Nervión en plena crisis (según apuntó ayer Marca está provisionalmente cerrada en el Registro Mercantil debido a su inactividad y no votará en bloque en la Junta) y la familia Del Nido como otro gran grupo accionarial, sin olvidar el peso específico que tiene ya Jesús León. Si bien todos apoyan a Castro en la presidencia, no es menos cierto que cada uno de ellos tiene aspiraciones futuras que les hacen estar enfrentados en el fondo. El bloqueo de Sevillistas de Nervión afecta, de momento, a cuestiones algo más secundarias, aunque de importancia. Es el caso del sueldo del presidente. Según ha podido saber El Decano Deportivo la intención para esta Junta era someterlo a la votación del accionariado, requiriéndose para su aprobación una mayoría cualificada que apruebe la modificación de los estatutos. Como quiera que Sevillistas de Nervión no va a votar como grupo, tal asunto fue eliminado del orden del día para evitar que su no aprobación fuese un desaire público hacia Castro. Éste es consciente del ruido de sables y está preocupado al considerar que le están moviendo la silla. Ni siquiera le tranquiliza el hecho de que todos los grandes protagonistas le muestren en público su apoyo. Es lo que han hecho Carrión (poseedor del 15% de acciones), Del Nido Carrasco (representante del 10,5%) y Jesús León (en torno al 9%). Incluso otros accionistas de menor peso. Pero Castro es consciente de que todos calculan sus pasos para cuando llegue el momento, postularse para la presidencia. Tal cuestión no es inminente, sobre todo cuando la marcha del equipo en el césped –lo que realmente determina cuándo hay crisis y cuándo no– y las cuentas son más que buenas. De hecho, los números que presentará el consejo de administración esta tarde son realmente positivos: una deuda neta de 15 millones de euros y una previsión de superávit para el actual ejercicio de casi 9 millones. Sobre los resultados deportivos, poco se puede objetar: campeón por tercera vez de la Europa  League y quinto clasificado en la Liga, siendo la prematura eliminación de la Copa del Rey el único lunar. Ante este panorama, pocas tensiones se prevén en la Junta de hoy, si bien sí que hay un cierto clima de nerviosismo que hace barruntar movimientos importantes en cuanto aparezcan las primeas fisuras en el mandato de José Castro, hasta la fecha loable en la mayoría de sus determinaciones. Se trata de lo que muchos alertaban cuando José María del Nido Benavente tuvo que salir de la presidencia para ingresar en prisión, si bien hasta la fecha toda la transición se había llevado de manera modélica. De hecho, en mayor medida la gestión se sigue llevando de forma más que correcta. Lo evidencia precisamente el hecho de que hay tensiones internas que no han derivado, por ahora, en disputas públicas o divorcios tan graves como para que se produzca una situación de ingobernabilidad. La de hoy será la segunda Junta encabezada por José Castro, que tiene como gran valedor a José María Cruz y unos resultados económicos y deportivos que le mantienen intocable.

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