Uno de los misterios más imponentes de toda la nómina de la Semana Santa, el del Santísimo Cristo de la Caridad en su traslado al Sepulcro, tampoco pudo ayer realizar su estación de penitencia. El público que se había dado cita en la parroquia de San Andrés se tuvo que ir también, lamentablemente, de vacío y con la pena de no poder ver en la calle uno de los conjuntos escultóricos más importantes de Sevilla.
El sentimiento de tristeza y el pesimismo ya era bastante generalizado antes de que la hermandad tomara la decisión de no poner su Cruz de Guía en la calle y hacer la estación dependencia a la Catedral, pero Santa Marta habitualmente es una de las cofradías que, tradicionalmente, apenas arriesga cuando las partes meteorológicos dan alguna probabilidad de lluvia.
El cielo no pintaba nada bien a la hora de la salida oficial de la hermandad y, lamentablemente, los peores pronósticos se confirmaron dado que la lluvia hizo acto de presencia a los pocos minutos y se pudo comprobar que la decisión de la junta de gobierno de Santa Marta había sido la más correcta.
Una vez que la decisión de que el cortejo no saliera a la calle era firme, poco a poco fueron saliendo de la parroquia de San Andrés los nazarenos de ruán negro, que fueron desplazándose hasta sus casas en el único trayecto con el que ayer pudieron hacer su particular estación de penitencia. El agua descargaba con fuerza en toda la collación de la parroquia de San Andrés dejando un panorama desolador para todos los cofrades.
Lamentablemente, el día se había terminado de romper en Santa Marta. Las ilusiones de todo un año quedaron completamente rotas aunque con el consuelo de que falta un día menos para el año que viene.
