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Economía

Se cumplió el "desastre"

Griñán reivindicó a Zapatero y Salgado una solución andaluza.

el 16 jul 2010 / 11:47 h.

"Si Cajasur sale de Andalucía, las consecuencias económicas son desastrosas, somos conscientes". Así de claro lo dijo el número dos del PSOE andaluz, Rafael Velasco, el lunes.

Hasta pocos minutos antes de que se hiciera pública la adjudicación a la BBK mantuvo el mensaje: "No se me pasa por la cabeza que Cajasur salga de Andalucía". El vicesecretario general del partido es quien más se ha expuesto pero no ha sido el único que lleva semanas pidiendo al Banco de España la adjudicación de la cordobesa a una entidad andaluza.

El presidente andaluz, José Antonio Griñán, o su consejero de Economía, Antonio Ávila, han asumido públicamente mensajes muy comprometedores y que le pasarán factura tras el desenlace. Ha sido un importante golpe político.

¿Cómo se han lanzado a esos posicionamientos tan contundentes si no tenían el asunto bien atado? Sorprende. La respuesta oficial es que el Gobierno andaluz ha cumplido con su responsabilidad y que la pelota está en el tejado del Banco de España y las cajas de ahorros.

"Las cajas no son de la Junta, la última palabra la tienen los órganos de administración", repitió ayer reiteradamente el consejero Ávila como si en esos consejos no se sentaran políticos -quedan tres años para que salgan según la nueva ley de Zapatero- designados directamente por los partidos.

Hay dos corrientes dentro del Gobierno andaluz y Griñán baila entre las dos. Los tecnócratas, como Ávila, avalan la teoría de la independencia suprema del Banco de España. Aseguran que Zapatero se jugaba una decisión muy complicada porque al tratarse de la primera adjudicación del FROB estaba en el punto de mira de Europa y había que lanzar un mensaje de que no hay interferencias políticas en los mercados financieros españoles.

Los miembros del Gobierno con más colmillo político o los dirigentes del PSOE-A admiten esas tesis pero con muchos, muchos matices. En esa órbita impera la idea de que Zapatero y su Gobierno debía un gesto hacia el PNV -mayoritario en la BBK-, con la llave para poder sacar adelante el Presupuesto. Dejan entrever que Griñán movió todos los hilos en su mano "por defender los intereses de Andalucía".

El presidente del Gobierno y la ministra de Economía, Elena Salgado, -contra quien cargan las tintas- estaban informados por el propio Griñán de la importancia que tenía para una futura gran caja andaluza que Cajasur no saliera de la comunidad. ¿Se lo hubieran hecho a los catalanes?, se preguntan algunos socialistas andaluces. En todo caso, el peso político del Gobierno andaluz, del partido y de Griñán queda muy en entredicho.

La adjudicación de Cajasur torpedea el proyecto político de una gran caja que Griñán desveló en el Parlamento hace casi un mes y que, hasta ahora, ha sufrido revés tras revés. El Gobierno andaluz no las tenía todas consigo. Hasta el último minuto ha existido dentro del Ejecutivo de Griñán una mezcla encontrada de sensaciones. No sólo Griñán sale herido de esta maniobra financiera, los presidentes de Cajasol y Unicaja están tocados.

Por ir sólo a la última semana, las dos cajas andaluzas desoyeron la recomendación de Griñán de acudir coaligadas a la subasta de Cajasur. Así lo dejó escrito el presidente andaluz en el Diario de Sesiones del Parlamento el 24 de junio. Ese día Griñán sacó su proyecto financiero del armario y abandonó la neutralidad para exponer el guión escrito de su puño y letra para las entidades andaluzas en el momento más convulso de la historia del sistema financiero.

Reclamó que Unicaja y Cajasol unieran sus fuerzas para ir a por Cajasur, les pidió que iniciaran su fusión y también reclamó a Caja Granada que desanduviera su camino -está inmersa en una fusión fría con cajas foráneas- y se uniera a una gran caja andaluza. Nada se ha cumplido. ¿Y si hubieran ido de la mano? En el Gobierno andaluz creen que quizás este final sería otro pero no quieren reproches en público porque saben que sólo la fusión puede sacarles del actual embrollo político.

Lo que sí tienen claro es que van a redoblar los esfuerzos para que Caja Granada vuelva al redil andaluz después de que todo apuntara a que el Gobierno iba a dejar a esa entidad volar libre.

Con Cajasur fuera toca ver cómo se hace esa integración a la andaluza. No se logró el primer paso hacia la gran caja y el siguiente se complica. Aparece otro peligro: la nueva ley puede ser un nuevo torpedo. En el entorno del presidente tienen una certeza: la fusión depende de los cajeros y es más complicada que nunca. Curioso que le haya tocado a Griñán, el político que más defendió la vuelta de las cajas al papel salmón.

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