¿Dónde está Marta del Castillo? Es la pregunta que sus padres y toda la sociedad se hace desde hace seis años. Tal día como hoy la joven salía de su casa de la calle Argantonio a eso de las cinco de la tarde. A partir de ahí todo lo que ocurre aquella fatídica tarde está envuelto en una nebulosa, que la investigación policial y judicial no ha sido capaz de despejar por completo. Los investigadores siguen buscando a la chica, ahora en unos pozos situados junto a la pasarela peatonal que une Sevilla con Camas, tras seis grandes búsquedas frustradas (el río, el vertedero, la zanja de Camas, la Ruta del Agua, la Majaloba en la Rinconada y la escombrera de Camas). El sexto aniversario de la muerte y desaparición de la joven se cumple con el caso aún en plena efervescencia. Los agentes buscan a la chica desde el 8 de enero en una estación de bombeo situada junto al río, donde hay varios pozos muy profundos. Los investigadores están contando con la ayuda de la Unidad de Subsuelo, que está limpiando una especie de sótano al que dan estos pozos. Un lugar que el padre del joven, Antonio del Castillo, ha podido visitar, tras lo que lo ha descrito como un lugar peligroso, por la cantidad de gases que emanan de allí. Hasta ahora no se ha logrado nada en este nuevo rastreo, al que se ha llegado después de que en noviembre se diera por finalizada la búsqueda en la escombrera de Camas, situada a cien metros del lugar.
Esta nueva zona de rastreo está situada junto al río Guadalquivir, muy cerca de la pasarela, el primer lugar en el que se buscó a Marta. Entonces, tanto Miguel Carcaño, el asesino confeso condenado a 21 años, como sus dos amigos, Samuel Benítez y El Cuco, señalaron este punto como el lugar desde el que se arrojó el cuerpo de la joven de 17 años. Ahora se vuelve a este lugar, al origen. ¿Y por qué? Pues el Grupo de Menores (Grume), que es el que lleva la investigación desde el principio, lleva trabajando en este paraje desde enero del año pasado tras haber revisado todas las pruebas, declaraciones e informes que constan en el sumario. Esto les hizo, tras el fracaso de la búsqueda en Majaloba iniciada por un nuevo cambio de versión de Miguel, retomar los trabajos en unos solares baldíos entre Sevilla y Camas. Un lugar que era utilizado de escombrera y por el que el Carcaño pasaba a diario con su motocicleta.
Esa noche, las antenas repetidoras para las móviles sitúan al joven por esta zona, de ahí que para los investigadores tomara fuerza esta hipótesis. Luego vino el test de la verdad y la reacción de Carcaño fue positiva a la frase: «Marta está en una escombrera». Así que los agentes no lo dudaron y se pusieron manos a la obra a buscar a la chica en este espacio, más aún cuando el propio asesino fue llevado al lugar y marcó el lugar, aunque de forma muy amplia (luego lo negaría ante el juez).
Las escombreras desembarcaron en el lugar y la esperanza brilló por unas horas, cuando se encontraron huesos humanos. Sin embargo, se desvaneció rápidamente, pues los forenses nada más analizarlos comprobaron que tenían casi un siglo de antigüedad. «Es el colmo de la mala suerte, ir a buscar a tu hija y encontrar los huesos de otra persona», decía muy apesadumbrada la madre de Marta, Eva Casanueva. Los trabajos continuaron hasta noviembre, momento en el que se dio por concluida la búsqueda del cuerpo hasta que hubiera nuevas pistas. Sin embargo, fuentes de la investigación aseguraron que esto nunca fue así y que por eso ahora prosiguen trabajando en este lugar.
