Menú
Local

Ser creativo cuesta dinero

Los inventores se quejan de la falta de financiación incrementada por la crisis.

el 15 may 2010 / 19:37 h.

TAGS:

Inventores andaluces reunidos en su última convención, celebrada en Utrera (Sevilla).
La primera solicitud de patente que dirigió un andaluz a la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) data del 1 de agosto de 1878, según su archivo histórico, y se trataba de un aparato para desenganchar los caballos de los carruajes de lanza en caso de accidente o de que el caballo desbocase. Con este invento, el gaditano Juan Gil de los Reyes obtuvo el número 7 de las patentes españolas, solo precedido en el número 4 por Agustín María Lerate, también de Cádiz, que solicitó la patente dos días después para la construcción de arpas con pedales.

 

Desde entonces, muchos son los inventos andaluces que han sido registrados, pero no todos han tenido éxito empresarial y en los últimos años, los nuevos productos no encuentran salida en el mercado. Todos los inventores coinciden: "No hay dinero". Muchos de ellos no encuentran subvenciones que solicitar y las empresas "parece que no apuestan por nuevos inventos en época de crisis".

Sin embargo el número de patentes registradas en la comunidad aumenta año tras año y en 2009 se solicitaron 444 patentes, de las que 214 fueron otorgadas. "En Andalucía hay creatividad pero no hay recursos" asegura Julio Díaz, inventor desde hace tres años y que hace uno creó su propia empresa para dar salida a sus ideas porque "la mayoría de las subvenciones van para empresas y universidades, el inventor no suele tener recursos económicos". A pesar de que cuenta con 21 patentes en su palmarés, todavía los ingresos son reducidos ya que "asentar un nuevo invento es un proceso muy largo".

"Muchos inventores están hartos" confesó Juan Bosco que, junto a su esposa Lourdes, participó este año, y por primera vez, en un encuentro de inventores. "Me ha venido muy bien para compartir experiencias pero no ha pasado mucha gente por allí". Ambos fabrican y venden el invento hasta que encuentren una empresa que les apoye, "estamos empezando a arrancar pero si veo que no hay empresas, lo haré yo".

Leopoldo Ríos es uno de esos inventores "decepcionados" con el sistema. El gaditano fundó en 1998 la primera Asociación de Inventores de Andalucía, "empecé muy fuerte y con muchas ganas" pero la falta de financiación hizo que la organización se fuera reduciendo, "no había dinero y tuvimos que dar marcha atrás porque no podíamos ayudar" lamentaba. Julio intenta retomar la idea y baraja la posibilidad de crear una asociación que sirva de plataforma para asesorar a los inventores andaluces e informarles sobre, por ejemplo, las patentes, cuyo sistema de protección de ideas abre un debate en el colectivo.

Por un lado, los que han vivido experiencias desagradables como Leopoldo, desconfían: "A mí me ha llamado gente llorando porque les habían robado el proyecto" por lo que aconseja que "el día que vayan a patentar algo, lo fabriquen primero". Julio respecto al plagio comenta que "hay mucha gente que vive de las ideas de los demás".

Luego están los que defienden este sistema de protección, "el que plagie se puede buscar la ruina" apunta Daniel Granados , que en 2008 ganó la medalla de plata en el Salón Internacional de Inventos de Ginebra. "Tuve que coger una bandera española para identificar mi estand porque no llevaba nada" ya que todos los gastos corrían de su cuenta y apuntó que "se reconoce más el éxito fuera de España que aquí". Compagina la invención con su trabajo y admite que le "costó mucho tiempo y dinero" pero que, en su caso, "se trata de salvar vidas".

A pesar de lo negativo, el que es inventor lo es con todas sus consecuencias y les mueve más el reconocimiento de su esfuerzo y la ayuda a la sociedad que el factor económico. Armando García lleva cuatro años trabajando en su proyecto que fue reconocido como el invento más increíble en la II Feria de inventores de Camagro (Santander). Considera que lo más importante es "dar solución a un problema y generar trabajo" y no tanto el aspecto lucrativo.

Los inventores son como una gran familia. Traen al mundo a sus criaturas que aguardan en la oficina de patentes a que alguien las promocione sabiendo que muchas nunca verán la luz.

  • 1