Decenas de personas esperaban desde primera hora de la mañana a que se abrieran las puertas de la Basílica de San Lorenzo para poder contemplar al Señor del Gran Poder tras el ataque del pasado domingo, en el que resultó dañado en un brazo.
La emoción era la tónica general minutos antes de poder comprobar que el Señor estaba en perfectas condiciones. Personas de todas las edades, desde niños hasta ancianos de avanzada edad, y de distintos puntos de la provincia de Sevilla, hacían cola desde las siete de la mañana, una hora antes de que la Basílica se abriera al público, para acudir al besamanos extraordinario del Gran Poder.
Ya a las ocho, la plaza de San Lorenzo era un auténtico hervidero de personas que esperaban impacientes al reencuentro con el Señor de Sevilla, después de tres días que muchos devotos han vivido con "angustia" como ellos mismos reconocían. Ese es el caso de Rosa María Díaz, quien con lágrimas reconocía "los días tan malos que he pasado, hasta ahora mismo, que he podido verlo y comprobar que está bien, para mí es un día muy especial y emotivo, no me puedo creer aún nada de lo que ha pasado". En el mismo sentido se manifestaba Visitación Rodríguez, quien, repuesta del susto, aseguraba que esto no podría olvidarlo en la vida: "sólo espero que no pase más veces, ni al Señor del Gran Poder ni a ningún otro, porque han sido días muy difíciles".
Los nervios afloraban también a la salida del besamanos, donde Dolores Acosta, reconocía la "inmensa alegría" al comprobar que ya estaba restaurado y "y de vuelta a casa". También Rosario Herrera admitía que para ella era "un día muy feliz". "Hay personas que tenemos mucha fe, él ha escuchado nuestras plegarias, y lo he pasado muy mal desde que me enteré. Ha sido como si me rompieran el alma, pero por suerte, voy a poder seguir manteniendo esa cosa con él, que parece que es nuestro salvador" concluye.
Y es que el ataque del domingo ha pasado factura a los fieles. Así, Ana María reconoce que al enterarse y pensar que no podría volver a verlo "me quería morir. Pero por suerte, ya está otra vez con nosotros. No entiendo como hay personas que hacen estas cosas".
DAÑOS SIN CONSIDERACIÓN. Por suerte, el ataque no fue grave. Tal y como volvió a recordar el hermano mayor de la hermandad, Enrique Esquivias, la restauración ha sido "más corta de la prevista, ya que se han confirmado que los daños no tenían especial consideración". Esquivias ha alabado el trabajo "magnífico" de Luis Álvarez Duarte, encargado de la restauración, que se ha "empleado a fondo en estos tres días de forma muy intensa".
El hermano mayor ha afirmado que los daños aún no se han podido cuantificar, aunque, para la hermandad "eso está en un segundo plano ahora mismo". "Lo más importante -ha continuado- es el perjuicio que han sufrido miles de sevillanos, para los que la imagen del Señor del Gran Poder representa mucho en sus vidas". Esto les lleva a "sorprenderse" porque al detenido por el ataque, Luis C.O. sólo se le impute un delito contra el patrimonio, y no contra el sentimiento religioso. Sin embargo, Esquivias recordó que esa imputación es inicial, y "se tendrá que estudiar la definitiva".
En cualquier caso, el hermano mayor del Gran Poder aseguró que "la hermandad como entidad cristiana, le perdona, y será la Justicia la encargada de hacer su trabajo". Entre las medidas de seguridad que la hermandad tomará a partir de ahora para evitar ataques como el del pasado domingo, destaca que el camarín del Señor estará cerrado de forma provisional, a excepción de los viernes, que se abrirá aunque se incrementarán las medidas de vigilancia ese día. Asimismo, Esquivias explicó que la hermandad estudiará más adelante otro tipo de medidas definitivas, aunque "es imposible tener seguridad total".