El catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Málaga José Sánchez Maldonado explica con meridiana claridad en qué consiste prorrogar un presupuesto. "Es bien sencillo: sólo habrá dinero para el gasto corriente, para los gastos fijos del Ayuntamiento, como el personal, pero no habrá dinero para destinarlo a inversión. Por tanto, los ciudadanos de Sevilla no podrán saber qué proyectos habrá para el año que viene, porque no se conoce a qué irá el dinero, pues no hay dinero que invertir. Sólo estarán garantizados aquellos que se incluyen en las partidas del Gobierno central y la Junta, ya que esas inversiones sí que tienen un plazo y un objetivo. Todo lo demás está en el aire".
El enfermo, matiza, es recuperable si se aprueba con rapidez el presupuesto, como en principio promete el Ayuntamiento. El catedrático recuerda, no obstante, que las cuentas de un municipio no se deben diseñar "in extremis", esperando a ver "sólo lo que llega de Madrid o de la Junta". "Si un presupuesto se perfila desde junio no hay que tomar estas medidas a la desesperada", añade.
El caso de Sevilla, como el de su ciudad, Málaga, será "de los primeros de España", pero desde luego no el único. La razón: la caída de las ventas de terrenos y de convenios inmobiliarios ha hundido la economía de las corporaciones locales y será "insostenible" aguantar los niveles actuales de gasto e inversión. "Estos ayuntamientos han perdido recursos de forma sustancial por la quiebra del sector inmobiliario, una de sus principales fuentes de ingresos. Ya apenas tienen margen para endeudarse, están al límite, y se pensaban que ese maná del cielo nunca se acabaría. Por eso ahora tienen que usar los fondos del Gobierno, una ayuda que para nada debería entrar en los presupuestos municipales, porque es independiente de ellos".
