Supernanny regresa a las 21:30 horas de la mano de Magnolia TV, con nuevos y emocionantes retos. Para los seguidores de Rocío Ramos-Paúl, ya son familiares algunas técnicas como "la silla de pensar", el "refuerzo positivo" o el "reparto de responsabilidades".
Con ellas, la psicóloga especializada en niñosatro ha conseguido resultados, para algunos casi milagrosos, con niños que tenían a sus padres muy desorientados. En su cuarta temporada, Supernanny abordará dos de los problemas que más desajustan la vida familiar: la alimentación y el sueño.
Asimismo, Ramos-Paúl se enfrentará a aspectos tan básicos como los hábitos diarios o la necesidad de organización, sobre todo cuando las familias son numerosas.
Avalada por una amplia trayectoria con niños y adolescentes, Rocío Ramos-Paúl propone en cada entrega un esquema basado en la aplicación de unas técnicas imaginativas con gran contenido emocional.
Los métodos -que incluyen un sinfín de consejos útiles y fáciles de aplicar para los espectadores- se han demostrado eficaces incluso con los niños más traviesos y rebeldes.
Cristina y Javier dedican todo su tiempo a la educación de sus cuatro hijos: Adrián, el mayor de seis años, y los trillizos de cuatro (Ángel, Laura y Álvaro).
Estos padres viven en un continuo estado de agotamiento. En esta casa es difícil encontrar un momento de tranquilidad. Las continuas trastadas de los pequeños se mezclan con numerosas rabietas, peleas, gritos y llantos. Además, la madre no se atreve a salir con ellos a la calle por miedo a que se le escapen. Rocío Ramos-Paúl acudirá en su ayuda.
La Supernanny española les propondrá, entre otras cosas, la necesidad de establecer un orden en las rutinas de la casa con el fin de conseguir un equilibrio.
A lo largo de estas nuevas entregas, Supernanny se enfrentará con un niño de cuatro años que es capaz de manejar a sus padres a su antojo.
También ayudará a una pequeña de cinco añitos que necesita que toda la comida pase por la batidora.
La difícil relación entre una madre y su hija; las interminables rabietas, gritos e insultos de un niño de cuatro años, tras la separación de sus padres; y la pérdida de autoridad de una madre recién separada son sólo algunos de los casos que están por llegar.