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Trabajadoras de la base de Morón protestan por sus condiciones

Trabajadoras de la base protestan por sus condiciones.

el 09 dic 2014 / 11:00 h.

La plantilla de limpieza de la base denuncia sus actuales condiciones laborales. / M. Montiel La plantilla de limpieza de la base denuncia sus actuales condiciones laborales. / M. Montiel Varios meses sin cobrar, reducción de plantilla e incluso aumento de la carga de trabajo. Ésta es la dura situación laboral por la que están pasando las trabajadoras encargadas del servicio de limpieza en la base aérea de Morón de la Frontera. Su problema comienza el mismo mes en que la empresa Cleanet se hace cargo del servicio de limpieza, tras ganar un concurso del Ministerio de Defensa. Justo el primer día que empieza la prestación de servicios, despiden a cuatro trabajadoras, a pesar de estar obligados a subrogar a toda la plantilla. Sin embargo, lo que creían que era puntual continúa agravándose con el despido de más compañeras, reduciéndose el personal a más de la mitad –de 23 a 10 limpiadoras–. Una merma que conlleva un aumento considerable de la carga de trabajo. Son 47 edificios los que tienen que limpiar diariamente «deprisa y corriendo porque no nos da tiempo a limpiarlos todos. Se hace solo lo necesario porque donde antes éramos tres ahora sólo hay una», cuentan las empleadas, a lo que se suman nuevos servicios ampliados por la empresa, como la UME –compuesta por 500 personas–, o el club social de Utrera, al que se tienen que desplazar en su propio vehículo. Además, el problema se acrecienta al tener que realizar largos trayectos a pie debido a que, desde la empresa, tampoco se paga la gasolina del coche con el que se desplazan por el perímetro de la base. Así, son varios kilómetros «los que tenemos que hacer andando, cargadas con cubos y fregonas y, en ocasiones, de noche y con chalecos reflectantes», manifiestan temerosas de que algún día pueda ocurrir algún atropello en las vías internas. Una situación insostenible que, «psicológicamente llevamos muy mal», relata Herminia, una de las más antiguas de la plantilla. Sin embargo, la gota que ha colmado el vaso ha sido el impago de las nóminas desde el mes de septiembre, con el consiguiente perjuicio ya que, en la mayoría de los casos, sus sueldos son el único sustento familiar. Y aunque el calendario de pago estipulaba que antes de final de año tenían que estar abonadas «a día de hoy, ya se han saltado dos de los plazos marcados».

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