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Tras la huella de Da Vinci

La ciudad de Utrera tiene un rico patrimonio que, sobre todo los fines de semana, visitan muchas personas. Pero junto a los templos, los edificios civiles y los famosos mostachones hay una importante obra que pasa desapercibida para la mayoría, nada menos que una tabla de un discípulo de Leonardo.

el 15 sep 2009 / 22:19 h.

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La ciudad de Utrera tiene un rico patrimonio que, sobre todo los fines de semana, visitan muchas personas. Pero junto a los templos, los edificios civiles y los famosos mostachones hay una importante obra que pasa desapercibida para la mayoría, nada menos que una tabla de un discípulo de Leonardo.

La parroquia de Santa María de la Mesa, la iglesia más importante de Utrera, acoge el mejor trabajo pictórico existente en la localidad que, pese a ello, es conocida por muy pocos utreranos. Se trata de una tabla del pintor Bernardino Luini, el considerado mejor discípulo de Leonardo da Vinci, una obra del siglo XVI que según el párroco de Santa María, Diego Pérez, necesita una urgente restauración.

La tabla recoge la figura de una Madonna, a la que escoltan San Roque y San Sebastián. Según explica el responsable de Santa María, "esta obra maestra, datada en torno a 1525, está ubicada en el despacho parroquial, y creemos que debe ser limpiada y restaurada para que conserve todo su esplendor inicial". Por este motivo, se han iniciado gestiones con el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) para que se encargue de su rehabilitación.

En palabras del historiador local Javier Mena, "esta tabla es una auténtica joya, por lo que la restauración tiene que ser cuidadosa", por lo que aboga por "evitar las presiones y las prisas para que así recupere todo su valor". Mena señala que la pieza formó parte del memorial que Utrera organizó en el año 1993. "Desde entonces he venido siguiendo su evolución, pudiendo afirmarse que necesita una restauración urgente, que debe ser acometida por personas muy especializadas", de ahí que se haya contactado con el IAPH.

Conservación. A esto se une que la pintura requiere de unas condiciones de conservación y de exposición que a día de hoy no se dan en el templo de Santa María. Sin embargo, al no existir una obra de similares características en toda la provincia de Sevilla -pues no hay nada de Luini documentado-, al párroco le gustaría que se hiciera todo lo posible para que, una vez terminen los trabajos de restauración, la pieza quede expuesta en Utrera. Eso sí, parece evidente que el despacho del párroco no es el mejor lugar, por lo que habrá que buscar otra ubicación que cumpla las condiciones necesarias.

Sobre la procedencia de esta obra, no existen datos certeros que indiquen cómo llega a Utrera. No obstante, Javier Mena tiene su teoría: vincula la llegada de esta obra a la familia Montes de Oca, ya que estuvieron en Italia, además de en otros lugares de los que se trajeron algunas obras artísticas, muchas para su capilla de Utrera. Sin embargo, despista mucho que el historiador Elías Tormo, en los años 20 del siglo pasado, afirmara que admiró esta pieza en Utrera, y que se encontraba en la iglesia de San Francisco, que pertenecía a los jesuitas y que tuvo un gran tesoro de piezas artísticas, casi todas las cuales pasaron a Santa María. Así que queda la incógnita", apostilla.

El cuadro es de pequeño formato, ya que no alcanza el metro cuadrado, y "muestra claras influencias de la pintura de Leonardo da Vinci". Además, Javier Mena destaca que de esta obra existe una copia en EEUU.

Ahora, cinco siglos después de su creación, la obra pictórica más importante de Utrera espera recibir el visto bueno del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) para incluirla en su programa de rehabilitación. Así se dará el primer paso para que, una vez restaurada, deje de ser la gran desconocida del patrimonio utrerano.

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