La operación Enredadera ha llegado ya hasta la Fiscalía General del Estado no por alguna cuestión del caso, sino por una queja expresada por un abogado que ejerce la defensa de uno de los imputados en esta trama, en la que se investiga el pago de dádivas, por la actitud del fiscal del caso. La queja ha sido remitida a la fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra, para que tome una decisión al respecto.
La situación vivida durante la declaración de su cliente ante la jueza Mercedes Alaya no le gustó nada al letrado, que defiende los intereses de uno de los más importantes imputados, y nada más salir del juzgado y llegar a su despacho decidió escribir una queja la fiscal general del Estado, entonces Eduardo Torres Dulces.
En su misiva, escrita a mano, el abogado le explicaba que durante la declaración de su cliente el fiscal se había quedado «dormido» y que tan solo atendió a lo que en ese momento ocurría «cuando fue interpelado por su señoría». Para el abogado este hecho supone una «falta de respeto», más aún cuando se trata de un «funcionario público» cuyo sueldo «es pagado con dinero público», explicaron fuentes cercanas a este periódico.
Así que, con la firma decisión de «evitar que se repitan situaciones como estas», el letrado la remitió su escrito a la Fiscalía General del Estado para que tuvieran conocimiento de lo ocurrido en el despacho de la magistrada que investiga esta trama que por lo comprobado hasta ahora se extiende ya a doce provincias españolas.
El abogado recibió justo el pasado jueves una carta de la Fiscalía General del Estado en la que le respondía a su misiva y en la que se le explicaba que «los hechos descritos no son suficientes para incoar un expediente» (tampoco era esta la pretensión del letrado, quien persigue que este tipo de situaciones no se toleren?). Sin embargo, lo que se decidió desde el Ministerio Público era poner en conocimiento de la fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra, lo ocurrido para que ella pueda actuar al respecto como lo estime oportuno. Para ello, le remite a Segarra el documento escrito por el letrado para su conocimiento de los hechos.
