Un cartel colocado sobre la tumba marca el lugar donde enterraron al lechón. El simulacro de entierro de un cerdo en los terrenos que podrían acoger la mezquita de San Jerónimo ha sido una de las últimas acciones de un grupo de ultras. Un intento de profanar la tierra con un animal que en la religión musulmana se considera impuro. Desde la comunidad islámica consideran sin embargo que "no tiene ningún sentido" más allá de la carga simbólica del acto y el rebrote de las acciones xenófobas que tratan de evitar que se construya el templo en el barrio.

No es la primera vez que se intenta invalidar un terreno para la construcción de una mezquita utilizando un cerdo: ya en 2005 otro grupo de radicales usaba la cabeza de este animal en Los Bermejales, emplazamiento que en un principio iba a acoger el lugar de rezo para los musulmanes de Sevilla y que se descartó tras llegar a un acuerdo entre el Consistorio y la comunidad.

En esta ocasión, la acción -de la que dejaron testimonio audiovisual que circula por internet- consistió en fingir la inhumación de un lechón. Sobre la tumba del animal colocaron una cruz, un cartel que rezaba D.E.P. (descanse en paz) y una bandera española con los logos de varios grupos ligados a la extrema derecha. En el video puede verse a unos 15 jóvenes portando al animal, cavando la tierra y colocando un ramo de flores. Muchos son los blogs que se han hecho eco del hecho, unos para apoyar el gesto y otros para criticarlo. La grabación colgada en la red -Operación gorrino- tiene casi 3.000 visitas.

La profesora de Sociología del Islam de la Universidad de Sevilla, Ana Torres, corroboró ayer que la utilización del cochinillo no resulta inutiliza la tierra para levantar la mezquita. "En el Islam no se acepta la ingesta del cerdo, pero nada más. No entra dentro de uno de sus pilares: es una cuestión cultural".

Desde la Plataforma de Convivencia de San Jerónimo corroboran que habían tenido noticia del suceso, pero que "los vecinos del barrio le han restado importancia". Lo que sí preocupa, según afirman, es la enorme cantidad de propaganda y carteles de partidos extremistas que están proliferando en el barrio. Para ellos, continúan, "lo peor es ver pegatinas en A3, que tienen que costar un dineral, con lemas como ‘Stop a la islamización".

El debate en el barrio salió a la luz con la intención de construir esta mezquita cerca del antiguo monasterio y que parece que desde hace unas semanas tiene un nuevo impulso con los contactos de la Comunidad Islámica Española con los propietarios de estos terrenos, que siguen considerando "idóneos" porque, insisten, "no invalidan la tierra".