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Un icono universal llamado José Monge

Más allá de sus hallazgos en la música, el genio de la Isla ha acabado convirtiéndose en un símbolo. También en fuente de inspiración para creadores de todas las disciplinas.

el 30 jun 2012 / 19:34 h.

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'La leyenda del tiempo', cómic de Kenny Ruiz.

El 2 de julio de 1992, Camarón dejaba de ser el ciudadano José Monge para ingresar en el mito. A medio camino entre un Cristo hirsuto y doliente y un revolucionario a lo Che Guevara, el cantaor ha trascendido las fronteras de la música y ha acabado convirtiéndose en un icono popular, fuente inagotable de inspiración para artistas de todas las disciplinas.

Acaso la primera de las artes que se fijó en la fuerza iconográfica del de la Isla fue la fotografía. A la inolvidable portada del n0 33 de la revista El Europeo, obra de Alberto García-Alix, cabría añadir tantas otras obras de Pepe Lamarca, Antonio Polo, Jaime Gorospe, René Robert... "El flamenco no me interesaba mucho, pero Camarón era Camarón", explica García-Alix en una reciente grabación editada por GQ, donde cuenta que fue Quico Rivas quien le brindó la posibilidad de retratar al cantaor. "Cuando se supo que iba a Cádiz a verle, todo Madrid se me ofreció de ayudante, incluso pagando. Pero mi mujer me dijo que también tenía interés en conocerle, y vino ella. La sesión no fue fácil: era como tirar de una goma, hasta que se te escapa".

También una imagen de García-Alix, pero en esta ocasión del tatuaje en la mano de Camarón, sirve como portada de Pistola y cuchillo (El Aleph, 2010), del escritor Montero Glez, probablemente la primera novela inspirada en el cantaor. "En los seis años que seguí por toda España a Camarón, sólo crucé con él un ‘buenas noches' pero fue suficiente. No quería hacer una biografía sino revivirle a partir de una mentira, de una fábula", comentaba Montero, quien introduce al personaje en un turbio asunto de apuestas. "Lo cierto es que Camarón no ha muerto ni morirá nunca del todo", agregó el escritor.

"No sé cómo era él, ni me ha interesado saberlo", aseveraba el cineasta Jaime Chávarri en la promoción de su Camarón (2005), el biopic protagonizado por Óscar Jaenada, que obtuvo un Goya por su interpretación. Se trataba del primer filme de ficción inspirado en la vida de José Monge, aunque desde un prisma libre y subjetivo. "Cuando le oí cantar me atrapó, y cuando le vi, mucho más, quedé fascinado. Desde entonces consideré a Camarón un amigo, y resulta curioso hacer una película sobre un amigo aunque no le haya conocido", agregó el director.

Las artes plásticas también se han interesado por esta figura. Probablemente, no hay un pintor kitsch en España que no haya ensayado algún amanerado retrato del ídolo. En 1999, el pintor extremeño David Zaafra publicó medio centenar de dibujos, con Camarón y Paco de Lucía como modelos, acompañados por textos de Félix Grande.

Pero también el arte contemporáneo se fijó en el poderío de su imagen. El pasado año, Alonso Gil presentaba en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) de Sevilla su instalación Graffiti celestial, que representaba la efigie del cantaor en un mural de gran formato. "Hace un tiempo hice graffitis a gran escala de cantantes en barrios marginales de Sevilla, y pude comprobar que la gente los respeta tanto que los ha convertido en lugar de peregrinación", explicó Gil, quien proclamaba a renglón seguido: "Dios ha muerto, ¡viva Camarón!"

De hecho una de las manifestaciones más extendidas de devoción hacia el de la Isla es el llamado stencil o estarcido, trabajo sobre plantillas que produce curiosas formas de arte urbano. "Camarón vive", "Volando voy" o "Gastos militares para resucitar a Camarón" son algunas de las leyendas que acompañan a estas impresiones, por lo general anónimas. Especialmente curiosa fue la campaña vecinal emprendida en el madrileño barrio de Lavapiés contra la videovigilancia urbana, la misma que escogió una imagen del cantaor y un lema desenfadado: "Camarón contra las camarillas".

Pero donde ha hecho furor la efigie de José Monge es en el mundo del tatuaje. "Hace unos años hubo un boom de Camarón, ahora ha bajado un poco, pero sigue habiendo bastante demanda", comenta Sergio, encargado del estudio sevillano Tatoo Lucio. "La mayoría de la gente pide, o bien el rostro, o bien la estrella y la luna que tenía en la mano".

La última de estas artes en rendir tributo a Camarón ha sido el cómic. El historietista alicantino Kenny Ruiz ultima los detalles de La leyenda del tiempo, parte de un ambicioso proyecto en el que destacados talentos de la viñeta darán su personal interpretación de algunos flamencos históricos. "Me planteo la misma pregunta cada vez que lo escucho, cada vez que alguien me pregunta por qué me llega tanto, y sobre todo, cuando he tenido que dibujarlo: ¿Qué lo hacía tan especial? ¿Qué es eso del duende que dicen que tenía? Pensé que haciendo el cómic me aclararía, pero, como todas las preguntas importantes de la vida, ésta tampoco tiene respuesta", dice el dibujante.

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