Un libro recoge los primeros 400 años de la hermandad de Santa Ana de Dos Hermanas

En Dos Hermanas la devoción por la Virgen de Valme tiene tanta fuerza que raro es aquel que no la confunde en alguna ocasión con la Patrona de la ciudad. Sobre todo, aquéllos que lleven pocos años viviendo en el municipio. Siempre hay alguien que explica que el verdadero título de la Virgen de Valme es el de Protectora, y la Patrona es Santa Ana, cuya hermandad es una de las más antiguas de la provincia. El historiador Jesús Barbero acaba de publicar un libro en el que recoge las vivencias de la corporación desde sus documentos más antiguos, hacia 1517, hasta la entrada del siglo XX.

el 10 jul 2010 / 17:58 h.

En el libro aparecen algunos datos curiosos y explica además que las devociones de Valme y Santa Ana han convivido durante siglos, y no es la primera vez que sus títulos se confunden. De hecho, cuando en 1724 murió Francisco Domínguez de Rivas, uno de los hombres más ricos e importantes de Dos Hermanas en aquella época, escribió un testamento en el que dejaba parte de sus pertenencias a la hermandad de Santa Ana, a la que calificaba de Protectora de la Villa, aunque ese título no lo recibió nunca.


A lo largo de más de 400 años, la hermandad ha tenido momentos muy buenos y otros bastante malos, pero siempre respetó los preceptos cristianos, como el derecho de asilo. Barbero recoge un episodio ocurrido en 1579: Gonzalo Gómez era un nazareno que estaba preso debido a "problemas de deudas", pero logró escapar de la cárcel y se escondió en la iglesia de Santa María Magdalena, en pleno centro de la ciudad. Más tarde acudió a la capilla de Santa Ana donde se acogió al derecho de asilo, por lo que las autoridades, aun cerciorándose de que se encontraba dentro, no pudieron entrar. Pasados unos días Gonzalo es arrestado de nuevo y en su primera declaración alegó que los agentes entraron en la capilla para apresarle, lo que supondría poco más que una detención ilegal de la época. Más tarde cambió su declaración diciendo que no era verdad, que fue él quien salió de la capilla: "Es posible que los policías le obligaran a cambiar la declaración, estaba muy mal visto romper el derecho de asilo", explica Barbero.

El siglo XIX fue bastante movido para todas las hermandades, aunque la de Santa Ana fue de las que menos sufrió. Durante la Guerra de Independencia, 1808-1814, los franceses entraron con un afán desamortizador que mermó las riquezas, por ejemplo, de la hermandad de Valme, por aquél entonces con muchos tributos y propiedades, entre ellas el Cortijo de Cuarto. Pero la hermandad de Santa Ana mantuvo sus actividades.

Sorprende también, que cuando el Estado español inicia una desamortización, en 1888, la hermandad, que acababa de constituirse de nuevo, reclamara una indemnización al Gobierno por la expropiación de sus bienes. Fue de las pocas de España que lo hicieron. Barbero publica su primer libro después de ingresar en la hermandad hace 13 años. Es también hermano de la Vera Cruz.

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