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Un siglo poniendo en hora a Sevilla

De abuelos a nietos, la relojería Torner lleva desde 1915 manteniendo los 28 relojes que el consistorio tiene en la ciudad, algunos en sitios insospechados

el 31 dic 2014 / 12:00 h.

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En 1915 Rafael Torner se hizo con el contrato de conservación de todos los relojes pertenecientes al Ayuntamiento de Sevilla. Aunque muchos lo desconocen, el consistorio es el propietario legal de casi 30 mecanismos repartidos por toda la ciudad, varios de ellos situados en campanarios de iglesias como la Parroquia de San Lorenzo o la de la Concepción. Un siglo después, esta histórica relojería sigue siendo la encargada de poner en hora a la capital hispalense, aunque ahora es el bisnieto del primer Torner, un joven Javier Magüesín Torner, el encargado de velar por la puntualidad local. El reloj de la torre del Ayuntamiento es el más laborioso de mantener y el que esta noche hará entrar a 2015 en buena parte de los sevillanos. / José Manuel Cabello. El reloj de la torre del Ayuntamiento es el más laborioso de mantener y el que esta noche hará entrar a 2015 en buena parte de los sevillanos. / José Manuel Cabello. «Esta es una tarea de constancia. Siempre estamos encima, porque hay que visitar los aparatos casi todos los días, ya que todos siguen siendo de cuerda, salvo el nuevo del puente de Triana y el de la Plaza Nueva», explica Magüesín Torner. Es éste último, precisamente, «el más complicado de mantener». «Hay que limpiarlo, engrasarlo y echarle un ojo con más frecuencia, porque cualquier cambio de temperatura le afecta y lo varía», señala. De hecho, hoy por la mañana acudirá al torreón de la casa consistorial para revisarle los martillos, cables y todo el engranaje, para cerciorar- se de que nada falle la última noche del año. Por cierto, que si hoy estaba sopesando dar plantón a Anne Igartiburu y a Ramón García y su capa, y tomarse las uvas con las campanadas de la Plaza Nueva –ya sea en vivo o a través de El Correo de Andalucía TV, que las retransmite en directo– deberá estar preparado para ser algo más rápido en ese complicado arte de engullirlas sin atragantarse. El motivo, que en Sevilla las campanadas no se ralentizan como en Madrid, donde el lapso de tiempo se prolonga durante 36 segundos, frente a los 13 o 14 que como máximo duran aquí. «Nunca se ha dado orden de alargar el repique de campanas, y para hacerlo tendríamos que estar allí a medianoche», explica Javier. Pero más allá del famoso reloj de la Casa Consistorial, la tarea de los Torner se extiende por toda la capital. «A casi todo el mundo le sorprende que el Ayuntamiento sea dueño de los relojes de algunas parroquias, en lugar de ser propiedad de las propias iglesias», apunta el relojero. La explicación se remonta, en algunos casos, décadas atrás. Por ejemplo, en la Parroquia de la Hermandad de la Sed, fue en los sesenta cuando al cambiar el viejo reloj del consistorio, se donó el antiguo artilugio a aquella iglesia, para su campanario. Cinco décadas después, sigue siendo el gobierno local el encargado de darle cuerda. De las 28 máquinas municipales, hay una fuera de servicio, la de la torre del cementerio de San Fernando, pendiente de que concluya el arreglo de San Lázaro. En este siglo, recuerda Javier Magüesín Torner, no ha habido que lamentar ningún problema ni anomalía en la conservación de estos artilugios. Como anécdota, quizá, destaca el gran esfuerzo que supone el cambio de hora que se produce dos veces al año con la entrada del horario de verano e invierno. «Hay que hacerlo a mano. El reloj del Ayuntamiento se cambia en la misma madrugada del sábado. El de las iglesias, el domingo por la mañana, mientras que los edificios de oficinas se tocan el lunes», detalla este relojero, que esos días tiene licencia para entrar y salir libremente de las estancias municipales. Incluso en el despacho del alcalde. «Ya me conocen de sobra, no hay mayor problema», confiesa. La lista de lugares a los que tiene acceso Javier es amplia. Los relojes de la casa grande están en las torres de la Casa Consistorial, la Hemeroteca –Almirante Apodaca–, el cementerio; el Colegio Ortiz de Zúñiga, el Colegio Carmen Benítez, la Parroquia de la Concepción, la de San Lorenzo, y la torre del puente de Triana. Dentro del Ayuntamiento, hay 14 relojes, la mayoría de antesala, de los siglos XVIII y XIX, de estilo inglés y francés, varios de ellos en el despacho del alcalde. También están el de la Estación de Autobuses del Prado, el del Patio de la Buhaira, el del Hogar Virgen de los Reyes, o el del laboratorio municipal, entre otros. El contrato de mantenimiento asciende a unos 21.000 euros, e incluye tareas como la limpieza periódica con gasolina, el cambio de aceite, el suministro y colocación de las piezas, todas las reparaciones... Así que esta noche, antes de decidir al son de qué campanadas se tomará las uvas, tenga en cuenta que Sevilla también tiene su propia Puerta del Sol y un responsable de mimar y poner en hora nuestro particular cronómetro cero.

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