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Una historia de amor

Rinat, la sevillana de Israel, quiere mantener al día la crónica de la Plaza de las Palomas para las generaciones venideras.

el 21 ago 2010 / 20:17 h.

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Ha montado La Plaza de las Palomas, una de las exposiciones más bellas que se recuerdan y que podrá verse todavía durante dos semanas en el Museo de Artes y Costumbres Populares, pero, como cabía esperar, no le basta. No sólo descubrió la crónica de la felicidad de los sevillanos, recopilando del anonimato esa memoria desperdigada en cajas de latón y en viejos álbumes familiares: las fotos con las palomas del Parque; ahora, además, se siente responsable de ella y va a hacer todo lo posible por mantenerla viva y actualizada en lo sucesivo. "Tengo un par de ideas que estoy desarrollando", adelantaba ayer. El afán de la artista israelí Rinat Izhak es que las próximas generaciones entiendan y asuman la grandeza de este otro lado de la historia; el que queda fuera de los libros de texto, de las batallas, las hazañas urbanísticas y los políticos con bigote y reloj de bolsillo; el que muestra, una detrás de otra, las sonrisas de miles de sevillanos sin nombre ni fama de quienes el tiempo, tan despiadado y clasista, sólo dejó unos retratos sonrientes y apacibles, y siempre en el mismo mágico lugar. La historia de la verdad, en fin, que no es poca cosa.

Unos 250 sevillanos y forasteros recorren cada día la exposición, al fondo del patio del museo, dejando sus firmas en un gran cuadro y sus dedicatorias y dibujos en un libro de visitas. Rinat lo hojea con una sonrisa devota como si fuese un libro sagrado, porque lo suyo con esta plaza es una relación de amor. Es posible que los lectores hayan visto algunas de las pinturas de Rinat; por internet las hay. En ellas se aprecia su fervor juvenil por la vida, la naturaleza, la repetición, el color blanco, las sombras, el cielo. Cómo no iba a impactarle, cuando llegó en 2007, una plaza reventada de azul y de árboles, con tres centenares de palomas blancas y adonde acudía el respetable a jugar, a reír y a fotografiarse, en un ritual inagotable. El embrujo fue superior a sus fuerzas, y entonces pintó un cuadro que intentase explicarlo y que tituló ¿Dónde van las palomas por la noche? "Sin saber, todavía, la historia que descubriría después", comenta ella.

Su implicación con el lugar ha llegado al extremo de pedir, a través de la foto que encabeza este relato, la reposición de la Niña de la Fuente, esa obrita entrañable de Juan Ramón Lafita cuyos bocetos originales de 1962 se exhiben, por cierto, en la exposición citada. Rinat ha hecho suyo el lugar. No hay día en que no charle con los guardas o deje de acercarse por el puestecillo de los arvejones. Sevilla parece consciente de que hay personas en la vida de las que no puede uno permitirse el lujo de despedirse, y Rinat debe de haberle parecido una de ellas. La plaza también da la sensación de haber quedado prendada de la paz profunda de Rinat Izhak y hace lo posible por pasearla por allí a diario. Si va hoy por allí, seguramente la verá. Es más: seguramente, la verá sonreír. Habla bajito, por si quiere más pistas; bajito, como si ya todo estuviese dicho y más valiese detenerse un poco a oírlo que añadirle más fragor. En resumen, que cada vez se parece más al Parque, esta joven, esta estatua, esta artista.

Mientras planea cómo incentivar a los sevillanos para que sigan enviándole sus retratos en la plaza y hacer con ellos sucesivas muestras, Rinat se pasea por las salas de una exposición que, tras lo anteriormente descrito, se comprenderá que no sólo tenga fotos familiares. En su afán por comprenderla, la pintora lo ha llenado todo también de cuadros suyos y de otros artistas, atrapada en la necesidad de explicación para ese lugar único. Ha reunido a varias generaciones de la misma familia para fotografiarlas, ha invitado a los visitantes a expresarse, a escribir, a dibujar. Ha ido por las casas, ha indagado. Y ahí sigue, enamorada como el primer día.

De utilidad:
Qué: Exposición La Plaza de las Palomas. Fotos familiares de los sevillanos.
Cuándo: Hasta el 5 de septiembre.
Horario: Los domingos, de 9 a 14.30 horas. De martes a sábado, de 9 a 20.30 horas.
Dónde: En el Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, sito en la Plaza de América, frente al Museo Arqueológico.
Cuánto: La entrada es gratuita.

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