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Una vecina del presunto parricida dice que es 'buena persona'

Una vecina del anciano de 82 años acusado de matar a puñaladas a su esposa dijo ayer en la vista oral donde declaró como testigo, que tanto el procesado como su esposa eran "buenas personas".

el 15 sep 2009 / 22:11 h.

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Una vecina del anciano de 82 años acusado de matar a puñaladas a su esposa dijo ayer en la vista oral con jurado popular que se celebra en la Audiencia Provincial, donde declaró en calidad de testigo, que tanto el procesado como su esposa eran "buenas personas".

Al juicio acudió también el sobrino del inculpado, que llegó a la vivienda la noche de autos, el 4 de mayo de 2007, cuando, según recordó en su testimonio, llamó a la Guardia Civil al conocer los hechos.

En la primera jornada del juicio, el pasado martes, el anciano manifestó que la "maldita depresión" que sufre le obligó a cometer el crimen. El procesado, para quien el fiscal reclama 25 años de prisión, explicó que el día de los hechos estaba con su mujer, en su vivienda de la barriada Madres Carmelitas, "viendo la tele en la salita" cuando cogió la navaja y terminó con su vida.

"Lo que quería era matarme yo, pero pensaba qué sería de ella si se quedaba sola", aseveró el inculpado, quien le dio "tantas puñaladas -un total de 20- porque quería que muriera pronto para que no sufriera". Además, "mi intención no era hartarme como si fuera un bicho", sentenció. El acusado, A.A.O., dijo en su relato que su mujer intentó pararle pero "enseguida cayó al suelo", donde le asestó varias puñaladas más hasta que, según reconoció, creyó "que había muerto". Y es que "yo no paré de darle para que muriera rápido. La maté porque me obligó la depresión".

Al hilo de ello, apuntó que sabía que "era malo lo que iba a hacer pero no tenía otro remedio" y dijo que, una vez consumado el crimen, llamó a un sobrino, que lo llevó a comisaría, donde reconoció lo que había hecho. "Ahora ella estará mejor y yo me arrastraré por las cárceles y los asilos", apostilló el imputado.

El letrado del acusado reclama la absolución de su cliente al considerar que no existe responsabilidad penal al concurrir la eximente completa de enajenación mental transitoria. "No miren a A.A.O. como un monstruo asesino. Nunca lo ha sido y nunca lo será", dijo el abogado a los miembros del jurado, a quienes pidió atención en el juicio para comprender que el procesado "no estaba en condiciones de discernir entre el bien y el mal".

Por su parte, el Ministerio Fiscal entiende en su escrito de conclusiones provisionales que el acusado había planeado "hacía un tiempo" matar a su pareja, por lo que en la noche del 4 de mayo de 2007 el inculpado cogió una navaja que se escondió en el bolsillo y se sentó junto a la víctima en la salita de estar para cometer el crimen.

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