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Urgencias en verde y blanco

Los derbis andaluces se le dan rematadamente mal al Betis, pero al equipo de Paco Chaparro no le queda más remedio que romper esa maldición y vencer al Málaga para darse un respiro.

el 15 sep 2009 / 20:59 h.

Los derbis andaluces se le dan rematadamente mal al Betis, pero al equipo de Paco Chaparro no le queda más remedio que romper esa maldición y vencer al Málaga para darse un respiro. Cinco jornadas sin ganar, las que llevan los verdiblancos, inquietarían a cualquier técnico y a cualquier club. Y falta un mes para subir otra vez el Tourmalet...

La primera vuelta de la Liga está a punto de terminar y el Betis se acerca al ecuador con las urgencias propias de quien ve cómo la ventaja sobre el descenso se ha reducido a la mitad, de ocho a cuatro puntos, en un mes y medio, el tiempo que lleva el equipo verdiblanco sin ganar un mísero partido. La situación, agravada por las tres derrotas consecutivas que por ahora cierran este penoso parcial, empieza a provocar inquietud en Heliópolis, sin que tal preocupación signifique que el puesto de Paco Chaparro corra peligro, pero aquí mandan los resultados, no las sensaciones, y encima el rival de turno es el Málaga. Es decir, un conjunto andaluz.

La rivalidad regional supone un auténtico suplicio para el Betis, de ahí el comentario. De nada le vale al club de Heliópolis lucir los colores de la bandera andaluza, porque enfrentarse a un adversario de la comunidad rara vez equivale a victoria suya desde hace tres temporadas y media. El dato es elocuente: desde que coronó el mejor año de su historia ganando la Copa y metiéndose en la Champions, el Betis ha disputado diecinueve derbis andaluces en Primera y sólo ha ganado dos, al Sevilla (2-1) en la 2005-06 y al Almería (3-1) al principio de la pasada campaña. Lo demás son nueve empates y ocho derrotas. Casi nada.

El mal fario en la tierra de Blas Infante es uno de los muchos motivos para la preocupación que atosigan al Betis a día de hoy. Los otros no por conocidos dejan de ser graves. Las tres derrotas consecutivas, las cinco jornadas sin ganar, la proximidad de la zona de descenso, la inminencia de la segunda escalada al Tourmalet (primera etapa, el derbi del 7 u 8 de febrero)... Por no hablar de la sempiterna falta de eficacia ofensiva de un equipo que puede jugar más o menos bien al fútbol pero que no ha marcado ni un gol en tres jornadas. O de sus errores defensivos, quizás puntuales pero siempre decisivos, como el que le cuesta el puesto a Casto (ya se sabe, aquel gol de Almería...).

En otras palabras, ya sea por mala suerte, por inmadurez colectiva o porque el fútbol es así y no hay quien lo entienda, el Betis necesita un mundo para batir a los porteros rivales, mientras que a los delanteros enemigos ni siquiera les hace falta querer marcar un gol al Betis para conseguirlo. Ahí está la falta indirecta del almeriense Corona para demostrar este aparente sinsentido. Y entre errores y despropósitos, se intuye el final de la primera vuelta y el promedio (18 puntos en 17 jornadas) no les da a los verdiblancos para alcanzar los 42 de la presunta salvación.

Acabar con la irregularidad, tanto en su juego como en su trayectoria general (acumuló 15 de sus 18 puntos en sólo cinco jornadas, entre la 7ª y la 12ª), será uno de los objetivos de Chaparro en el partido que supondrá el regreso de Ricardo a la meta verdiblanca, la gran novedad de esta tarde por parte bética, aunque el trianero añadió otras dos en su convocatoria, las de los jóvenes Rodri y Diego Segura, que palían las bajas de Monzón y Capi. Qué no se les pasará por la cabeza a hombres como Lima, Babic o Ilic, que no son llamados ni así.

Y enfrente, el sorpresivo Málaga de Antonio Tapia, que acudió a las rebajas de verano, cogió lo que otros no quisieron (Miguel Ángel, Fernando, Duda...) y ahora está siete puntos por delante del Betis. En Heliópolis hay quien no se explica cómo es posible semejante desajuste. Como Chaparro no empiece a arreglarlo a partir de hoy mismo...

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