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Y Tricky no se comió a Amaral

SFDK reivindicó a Sevilla como cuna de ritmos urbanos en una notable jornada

el 19 may 2012 / 17:58 h.

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Foto de familia de los asistentes a la Cumbre del G8 celebrada en Camp David.
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Intensísima primera jornada de Territorios, el festival de música pop más señero y consolidado de la ciudad, y el único de gran formato que se va a celebrar este año, después de la cancelación del Southpop -convertido en una suerte de bienal a cuenta de los recortes municipales-. La noche del viernes superó con creces las expectativas de un cartel que ya de por sí prometía variedad y una incipiente apertura a los gustos más comerciales, encarnados estos principalmente en Amaral.

El dúo zaragozano despertó no pocos recelos entre los incondicionales a este certamen que contemplaban con temor cómo los autores de Hacia lo salvaje se colaban en unos territorios reservados hasta ahora a formaciones minoritarias, de culto y, en cualquier caso, nunca presentes en la lista de Los 40.

Pero en honor a la verdad, hay que admitir que la actuación de Amaral sobre escenario Territorios, a eso de la 1.30 de la madrugada, fue una de las que más público congregó y más aplausos levantó, con permiso de SFDK. Con un repertorio basado en su ya mencionado último disco, pero en el que no faltaron grandes éxitos como Estrella de mar o El universo sobre mí, este dúo demostró el magnífico directo que es capaz de ofrecer. "Es un honor estar por primera vez en este festival", confesó Eva Amaral nada más empezar el concierto, que seguía al que había ofrecido en el mismo escenario Tricky, uno de los músicos británicos más en boga de la escena del trip hop. "En los 90 recuerdo cómo comprábamos billetes para ir a ver a Tricky a Madrid y ahora compartimos escenario con ellos. Es un privilegio, proclamó la cantante, quien además tuvo unas comprometidas palabras de apoyo para los universitarios sevillanos, levantados estos días contra los recortes educativos que cocina el Gobierno.

El de Bristol, inédito hasta ahora en Andalucía, había calentado previamente el escenario, y no sólo en lo estrictamente musical. Tricky había sido anunciado como uno de los principales atractivos de esta XV edición, ya que iba a presentar su primer y más impactante álbum, Maxinquaye (1995), acompañado por Martina Topley-Bird, una bella cantante inglesa conocida como la Dietrich negra del Soul.

La actuación congregó a un numeroso público que disfrutó con un concierto efectista, en el que las luces, el humo, el sensual baile de Martina y la constante exhibición de tableta abdominales del británico animaron a un público, que acabó de entregarse cuando en la tercera canción invitó a unos 15 espectadores a acompañarlo sobre la escena. Entre los más exigentes, los auténtico melómanos que esperaban reencontrarse con Maxinquaye, había opiniones para todos los gustos, pero muchos lamentaban que, más allá de lo superficial, la actuación no respondió a sus expectativas.

Volviendo al principio de la noche, imposible no mencionar a Love of Lesbian que, desde el escenario Territorios -situado junto a la entrada al recinto- recibía a eso de las 21.30 horas al multitudinario público con un repertorio en el que incrustó nuevos temas. Al mismo tiempo, Kiko Veneno, desde el escenario Cruzcampo, se plantó ante los focos prácticamente solo y fue incorporando, tema a tema, a sus músicos, para acabar ganándose a sus incondicionales con Joselito o el Menphis Blues.

Y mientras esto ocurría en los escenarios situados en los jardines del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), en el escenario Brugal, situado en el interior del recinto, actuaba ante un público bastante reducido y selecto Tortoise, una banda estadounidense de post-rock instrumental. "Es la perla del festival de este año, y es extraño pensar que están actuando aquí. Esto demuestra que existe otra Sevilla más allá de los tópicos", comentaba un grupo de seguidores de la banda de Chicago. Tras Tortoise, el pop de Checopolaco o y el dancehall y reggae de Swan Fyahbwoy ocuparon este escenario, que cerró a las 3.45 Fuel Fandango, una de las bandas más esperadas.

A esa misma hora, cuando parte del público se marchaba y la ola de calor africano de los últimos días se despedía, el dúo británico de música house Basement Jaxx volvía a calentar el ambiente desde el escenario Territorios con una espectacular sesión que fue ganando adeptos progresivamente.

Y en el corazón del Monasterio de Santa María de las Cuevas, en el escenario Cadena SER, otras minorías abarrotaban el patio de las chimeneas para aclamar a The Milkywat Express, La Groove o Mad Professor.

Pero la auténtica fiesta, la proclamación de Sevilla como cuna del hip hop y el rap patrio, se estaba produciendo a eso de las medianoche sobre el desecado lago artificial de los jardines del monasterio, en el escenario Cruzcampo. SFDK y su lista de invitados desataban la locura. Acción Sánchez y Zatu presentaron un espectáculo con Mc's, Dj's y productores nacionales e internacionales en el que reivindicaron sus ritmos y estética urbana de la mano de miles de seguidores.

Los más valientes, los que desafiaron al frío y cumplieron al completo su jornada de diez horas de música en directo, esperaron a que tras Los enemigos, el dj y productor de electro canadiense Tiga cerrara esta primera jornada en la que la buena organización merece un capítulo aparte.

La catastrófica experiencia del año pasado ha servido a la organización de Territorios para aprender de los errores. No se produjeron aglomeraciones, los escenarios se distribuyeron mejor, había más servicios y en las barras no había apenas colas. La única pega, quizá, la poca iluminación en algunas zonas de paso, entre los escenarios y el lamentable estado en que quedó el césped de los jardines del_CAAC.

Por lo demás, a pesar de la multitud de público, se comentaba entre concierto y concierto que había menos gente que en años anteriores. Habrá que esperar al balance final para saber si la crisis se ha afectado también a Territorios 2012 o si se trata de una consecuencia del mejor reparto de escenarios. En lo musical, desde luego, parece que la crisis no llegó a la Cartuja.

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