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¡Ya están aquí!

Una noticia buena y otra mala. La buena: pese a que ha llovido horrores, este verano no habrá más bichos de lo normal. La mala: lo normal es que haya muchos.

el 11 jun 2010 / 20:04 h.

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Mosquitos en una pedanía de Isla Mayor.

Hubo que cortar aquella calle de la Feria, en plena apoteosis de gentío y de flamencas. No es que se hubiese desplomado un caballo encima de otro, ni que un carruaje enjaezado se hubiese estampado contra la cocina de una caseta, ni nada de lo que suele ser de esperar: era un inmenso enjambre de abejas que se estaba formando en un poste de la luz. Nada nuevo este año: desde Semana Santa, más o menos, el Centro Municipal Zoosanitario (la oficina municipal que se encarga de los animales callejeros) los ha quitado a manojos de diversos puntos de la capital. La abeja ha sido y sigue siendo, de momento, la gran estrella de la primavera. Aunque, enfilando ya el verano, en las fechas que corren, el resto de invitados de seis patas (invitados no es la palabra) están a punto de llamar al timbre.

O de colarse por la rendija, los muy miserables. Con la llegada de la primavera y todos esos tópicos, no sólo llega el buen tiempo y el colorido que las flores proporcionan a la ciudad y se emborracha uno de dama de noche no bien sale a tirar la basura. La primavera y tras esta, el verano, son épocas en las que el número de insectos aumenta considerablemente. Esto no le parecerá nuevo a nadie, pero sí repugnante. Narciso Cordero, jefe de sección del Centro Municipal Zoosanitario, estuvo charlando con El Correo para que los lectores sepan cómo se presenta el verano respecto a estos adorables insectos que tanto molestan. Y mal, lo que se dice mal, no pinta de momento. La noticia es ésta: pese a lo mucho que ha llovido, no va a haber más bichos que otros años. Al menos, no de forma llamativa. Dicho sea con todas las salvedades: la Zoología no es, de momento, una ciencia predictiva. Todo se andará.

Pues sí. Han sido Feria y Semana Santa, como se decía, los momentos en los que más han tenido que intervenir por enjambres de abejas, sdice Cordero. Pero eso no quiere decir que el mosquito vaya a desaparecer. El mosquito, que no se dé por aludido ni se sienta despechado, que él siempre tendrá su lugar reservado... hasta que se encuentre el modo de eliminar a tan deleznable parásito, claro. De hecho, Narciso Cordero confirma que "los mosquitos han desarrollado su presencia quizás más que otros años a causa de la lluvia, porque las zonas húmedas favorecen el cúmulo de mosquitos. Aunque nada fuera de lo habitual". Lo mismo ha ocurrido con las polillas que, a causa de la lluvia, parece ser que han aumentado su presencia. Pero Narciso asegura que "la pollilla adulta tiene una vida de 1 ó 2 semanas de duración, por lo que esta plaga durará poco".

La cucaracha, según cuenta Narciso Cordero, y cualquiera que tenga ojos en la cara, es el insecto que "se lleva la palma" en verano. "La mayoría de las denuncias de los sevillanos se deben a la presencia de cucarachas". Cordero explica que existen dos tipos de cucarachas: las repugnantes y las más repugnantes todavía. Dicho científicamente: las que puede ver en la calle, esas enormes y rojas criaturas que pasan cerca de los pies y hacen que dé un brinco del susto, y las más pequeñitas pero igual de vomitivas cucarachas que puede encontrar cualquier persona alguna vez en su casa, a veces sentadas en el sofá. El verano y sus altas temperaturas hace que estos desagradables insectos salgan de su guarida donde permanecen en invierno refugiadas por el frío.

En cuanto a las plagas de roedores, Narciso afirma que no han aumentado notablemente y que normalmente se encuentran en las alcantarillas y ellos se dedican a fumigar con raticidas para eliminarlas. Sin embargo, en zonas urbanas donde hay una mala práctica en cuanto a la eliminación de residuos, suelen abundar.

Pero no se preocupe más de lo normal si se quiere ir de camping, que no es necesario llenar la mochila con botes bichicidas. El experto afirma que en las zonas de campo no se va a notar un incremento de mosquitos fuera de lo normal porque "las condiciones externas siempre se comportan de la misma manera".

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