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Zapatero defiende sus reformas mientras Rajoy clama por las urnas

El presidente del Gobierno ha pedido hoy consenso a las fuerzas políticas, las administraciones y los ciudadanos para aplicar las reformas estructurales en marcha con el fin de evitar "correr el riesgo de languidecer, de quedarnos descolgados".

el 14 jul 2010 / 10:21 h.

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Zapatero y Rajoy, en sus respectivas intervenciones.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha pedido hoy consenso a las fuerzas políticas, las administraciones y los ciudadanos para "dar un paso al frente" y aplicar las reformas estructurales en marcha con el fin de evitar "correr el riesgo de languidecer, de quedarnos descolgados".

Zapatero ha abierto en el pleno del Congreso su quinto debate sobre el estado de la nación como jefe del Ejecutivo con un discurso sin anuncios y sin iniciativas nuevas, centrado en subrayar el momento "trascendental" y "crucial" que atraviesa España para su futuro inmediato y para las próximas décadas.

"El momento es decisivo para engancharnos definitivamente al grupo de países al que siempre hemos querido pertenecer. Podemos negarnos a acometer esta modernización y correr el riesgo de languidecer, de quedarnos descolgados", ha alertado.

El grueso de su intervención ha versado sobre los recortes aprobados y las reformas en marcha para hacer frente a la crisis, aunque el primer asunto en el que se ha metido de lleno ha sido el Estatuto de Cataluña.

En un mensaje dirigido a tranquilizar a las fuerzas catalanistas de la Cámara, ha garantizado que está dispuesto a evaluar la posibilidad de que algunos aspectos declarados inconstitucionales puedan abordarse mediante modificaciones legales y en diálogo con la Generalitat de Cataluña.

Tras este apartado, ha abordado los problemas económicos que atraviesa el país y, aunque ha señalado que todos los indicadores apuntan a que se ha crecido de nuevo en el segundo trimestre, ha garantizado que su prioridad será mantener "a rajatabla" el compromiso de austeridad y reducción del déficit y aplicar su programa de reformas.

Zapatero, quien ha apelado en reiteradas ocasiones a un "esfuerzo colectivo", ha defendido los recortes aprobados convencido de que se han aplicado con "equidad y justicia" y, sin desvelar detalles, ha avanzado que en el proyecto de presupuestos para 2011 habrá nuevas manifestaciones de ese "reparto equitativo del esfuerzo".

Ahora, ha subrayado, es el momento de culminar "con ambición" todas las reformas estructurales para acelerar la reducción de la tasa de paro y sentar las bases de un crecimiento sostenible, sin incrementar el gasto público.

Para este proceso de transformación, en el que ha incluido la reestructuración del sistema financiero y las reformas del mercado laboral y del sistema de pensiones (con el retraso de la jubilación a los 67 años), ha ofrecido el máximo consenso político y social.

Ha reconocido que, como todo, la reforma laboral es "mejorable", ha garantizado que está dispuesto a incorporar enmiendas y ha invitado directamente a colaborar a los sindicatos, sin citar su convocatoria de huelga general.

Junto a estas tres reformas, ha reiterado su apuesta por la innovación para superar el claro desfase de España con la UE, que lastra la competitividad, y ha subrayado también las políticas de apoyo a la internacionalización de las empresas.

Ha incluido además entre los retos del país el pacto en materia de energía que negocia con el PP para cerrar la diferencia existente entre ingresos y costes energéticos, el Plan integral de política industrial 2020 que prepara para que 8.000 pequeñas empresas pasen a ser medianas, y la mejora del sistema educativo.

Tras advertir de que es necesario culminar "cuanto antes" la "transición" de la economía española, ha garantizado que lo hará sin olvidar los valores por los que los ciudadanos votaron mayoritariamente al PSOE en las últimas elecciones.

A su juicio, es necesario trabajar más y hacerlo mejor, con más productividad y eficiencia tanto en el ámbito público como en el ámbito privado, pero manteniendo la equidad y la justicia en el reparto.

"Yo quiero todo eso para mi país: prosperidad, empleo y políticas sociales", ha subrayado.

El presidente del Gobierno ha insistido en que se trata "de una tarea de país, un reto de país, una ambición de país" y se ha mostrado convencido de que España logrará salir adelante como ha hecho en otras ocasiones difíciles en las últimas tres décadas.

"Es el momento de dar un nuevo paso al frente, de mirar con determinación hacia el futuro que queremos, para nosotros y nuestros hijos", ha subrayado.

Al margen de la economía y del Estatuto catalán, Zapatero no ha querido olvidar a quienes trabajan en la lucha antiterrorista, a las últimas víctimas de ETA, a los soldados fallecidos en Afganistán y a los dos cooperantes secuestrados en Mauritania.

Se ha felicitado también por la llegada ayer a Madrid de los presos políticos excarcelados en Cuba, una muestra palpable, ha dicho, de la "influencia" de España.

La réplica de Rajoy llegó a primera hora de la tarde: el presidente del PP, Mariano Rajoy, emplazó  al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a disolver el Parlamento y convocar elecciones generales, como "mejor servicio para cortar el calvario" que en su opinión padece España.

"No puede ni imaginarse el bien que haría al crédito de España con esa simple medida", enfatizó, a la vez que recalcó que Zapatero conserva el "poder", pero ya no tiene la "reputación" ni la "autoridad" necesarias para gobernar porque sólo genera "desconfianza".

Rajoy dejó para el final de su primera intervención en el Debate sobre el estado de la Nación este emplazamiento al jefe del Ejecutivo una invitación que, según dijo, no sólo le hace el PP, sino que lo están sugiriendo "desde todos los rincones, desde todos los medios, en todos los tonos y en todos los idiomas".

"Supongo que algo habrá oído. Yo comparto ese criterio y creo, sinceramente, que usted no está en condiciones de gobernar. Por lo tanto, el mejor servicio que puede hacer al país para cortar este calvario es disolver el Parlamento y convocar elecciones", enfatizó.

El líder del PP argumentó su petición incidiendo en que, aunque Zapatero intente "encerrarse en sí mismo y aferrarse al poder" le será "imposible gobernar sin confianza". "Se puede ocupar el puesto como usted lo ocupa, pero, como ya lo estamos viendo, no podrá ejercer la función. Sin confianza no puede uno mandar, ordenar, incluso imponer su voluntad, pero no se puede gobernar", explicó.

Según Rajoy, la reputación y la autoridad son dos requisitos imprescindibles para gobernar y Zapatero carece de ambas cualidades. A su juicio sin la primera "no es posible crear el clima de certidumbre que sustente el crecimiento" y el presidente tampoco cuenta con "autoridad moral para reclamar sacrificios".

"Tiene usted el poder, pero carece de autoridad porque no inspira confianza y eso es algo que no se cura. La confianza es tan frágil como el vidrio de una bombilla, e igual de irreparable cuando se quiebra. Es uno de los bienes que no se pueden perder dos veces", advirtió el líder del PP, antes de remarcar ante Zapatero que él mismo es consciente de que "su tiempo se ha agotado".

Desde su punto de vista, el presidente del Gobierno no está legitimado para reclamar "a estas alturas" la confianza de los españoles o de sus representantes "para continuar igual". "Es pedir lo imposible para retrasar lo inevitable", dijo como colofón a su discurso.

Antes de pedir abiertamente elecciones, Rajoy había ofrecido su proyecto como "alternativa" ante la grave situación que vive España, pese a reconocer que a él le convendría que el presidente agotase la legislatura. "Lo que ocurre es que no hablamos de lo que me conviene a mí, sino de lo que conviene a los españoles", aclaró, antes de añadir que sería "muy grave si en el horizonte de los españoles no apareciera más opción" que la que representa el PSOE de Zapatero.

Rajoy garantizó que hay otra manera de hacer las cosas y que los españoles cuentan "con una esperanza" en las filas del PP, un partido que no teme decir la verdad a la gente, que sabe qué hay que hacer y que "disfruta de crédito para convocar a toda la nación a la tarea porque le mueve un propósito obsesivo e indeclinable de crear empleo".

En otro momento de su intervención, el líder del PP pidió al jefe del Ejecutivo que no exija "complicidades para el error" ni "silencios para colar de matute sus arbitrariedades". Tras recordar que el PP ha apoyado al Gobierno cuando éste ha sido claro, le reprochó que no haya sido así en la mayoría de los casos.

De hecho, proclamó que Zapatero está "reñido con la claridad, la transparencia y el saber a qué atenerse" y que "su reino es la incertidumbre". "Y de su incertidumbre -agregó- mana ese caudal de desconfianza que se ha convertido en el principal adversario de la economía española".

En este contexto, se afanó en dejar claro que "no es España la que inspira desconfianza", sino que "quien encarna, suscita y sostiene la desconfianza" es el presidente del Gobierno, "cuyo crédito está bajo mínimos". Por contra, subrayó que España "tiene fama merecida de cumplir sus deberes y una capacidad envidiable de crecimiento", pero que esta imagen se ve mermada por la fama que se ha creado Zapatero con su gestión de la economía.

"No está en cuestión la solvencia de España, sino la de su administrador", aseveró, reprochando a Zapatero sus "metamorfosis mentales sobrevenidas" y avisándole de que esto no se soluciona cambiando ministros porque de nada serviría "cambiar la peana y conservar el santo".

Rajoy insistió en que no se puede "confiar" en Zapatero porque nada de lo que lleva su sello "tiene ya vigencia", todo lo que pretendía "está condenado" y sus errores han llevado al país a una situación "insostenible". Por eso ofreció a su partido para sacar a España del "trance", convencido de que los problemas del país, al contrario que los de Zapatero, tienen solución.

El líder del PP había iniciado su discurso comparando la posición del presidente del Gobierno en el Debate de este año con el del año pasado. Su conclusión es que Rodríguez Zapatero "ha pasado de la noche al día, del negro al blanco, de la indolencia a la precipitación", en todos los asuntos de Gobierno y, en especial, en el capítulo económico.

El presidente del Gobierno, continuó el líder de la oposición, ha terminado por hacer aquello que rechazaba, como la reforma laboral, que "negó evangélicamente" hasta tres veces el año pasado. "No se producirá ninguna reforma laboral que debilite derechos a los trabajadores o facilite, abaratándolo. el despido", citó Rajoy a Zapatero.

"Qué cosas, señorías. Un año después de estas amenidades el señor Rodríguez Zapatero nos dice que lo adecuado es hacer todo lo contrario de lo que ha defendido hasta ahora", continuó, para citar algunas medidas: recorte del gasto social, rebaja del sueldo de los funcionarios o congelación de pensiones.

La conclusión de Mariano Rajoy es que el presidente del Gobierno ha hecho al país "peder un año" en el que se han "cerrado 35.687 empresas", se han "destruido 700.000 empleos" y hay 4,7 millones de parados, además de un déficit del 11% y un anuncio de que España no crecerá en 2010, "la única nación desarrollada" que no lo hará.

"Todo esto en sus doce meses de retraso, en sus doce meses de empecinamiento", censuró Rajoy, quien recordó que tras las cifras hay "seres humanos que sufren". Animó en este punto al presidente del Gobierno a visitar un comedor social "cuando tenga un rato libre".

Y si el presidente es un "problema" para los españoles, también lo es para otros países. "No el único, pero sí el más grave de toda Europa", sentenció Rajoy. El líder del primer partido la oposición acusó a Zapatero de no haber hecho tampoco caso a las instituciones europeas en dos años y de tener que cumplir ahora sus exigencias. "Algo hemos ganado, la tutela europea nos protege del señor Rodríguez Zapatero", dijo.

Negó sin embargo a continuación que el presidente pueda hacer mejor ahora lo que "hizo mal cuando no tenía prisas" y la acusó de cumplir de forma "deplorable" las directrices europeas. Bruselas ha exigido a España recortes, pero el Gobierno ha decidido de dónde cortaba.

"Y ha sido injusto", interpretó Rajoy, ya que "ni siquiera le ha temblado la mano para congelar las pensiones" y destruir así "un consenso nacional" para "racanear 1.500 millones de euros". "Deja al descubierto su escasa lealtad a los compromisos que firma", agregó.

 

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