Economía

Zapatero pide apoyo político al fallarle el diálogo social

Llama a la responsabilidad de los partidos para llegar a acuerdo

el 10 jun 2010 / 21:15 h.

El presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, ayer, en Madrid.

El Gobierno se volcó ayer en pedir el apoyo de los grupos políticos a la reforma laboral que va a aprobar, y el propio jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, apeló a la responsabilidad de los partidos en la búsqueda de un consenso que ya no va a lograr por la vía del diálogo social. Gobierno, patronal y sindicatos no lograron ni siquiera acercar posturas en la maratoniana reunión que comenzó en la tarde del miércoles y que finalizó a primeras horas de ayer con la ruptura de las conversaciones. Las organizaciones sindicales y la CEOE se echaron la culpa mutuamente de la imposibilidad del acuerdo, aunque coincidieron en las razones: los costes de las indemnizaciones por despido y la ampliación de las causas por las que se puede considerar procedente la extinción de un contrato.

Frente al desacuerdo, el Gobierno asumió el mando y el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró desde Roma que tiene "muy claras" las ideas sobre lo que hay que hacer y pidió el apoyo de los partidos para sacar la reforma adelante. Pocas horas después de acabar la reunión, el presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, criticó a los sindicatos por "no querer ver la realidad" y más tarde los tildó de inmovilistas en sus reivindicaciones, aunque también reconoció que no le gustó, por insuficiente, la propuesta del Gobierno.

Mientras, el líder de UGT, Cándido Méndez, señaló que la ruptura de las negociaciones se ha debido a que la patronal no pretendía negociar y sólo quería comprobar si se reflejaban sus pretensiones "de la A a la Z". En el mismo sentido, el secretario de Comunicación de CCOO, Fernando Lezcano, acusó a la CEOE de querer aprovecharse de la coyuntura de crisis para conseguir sus antiguas aspiraciones de abaratar el despido y dar mayor discrecionalidad a las empresas.

El Gobierno, que hoy entregará a patronal y sindicatos -en reuniones separadas- un nuevo documento con su propuesta de reforma, buscará en el arco parlamentario el consenso que no ha logrado en el diálogo social.

Así lo confirmó José Luis Rodríguez Zapatero, quien insistió en que hay que corregir el "mal histórico" de un modelo laboral que ha tenido "pocas variaciones en los últimos 25 años" y que provoca un paro elevado en tiempos de crisis y una alta temporalidad.

La invitación ya la hizo antes la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, quien apuntó que se van a acelerar los contactos para tratar de recabar apoyos antes de que el decreto, que se aprueba en Consejo de Ministros el 16 de junio, llegue al Congreso, probablemente una semana después.

El Ejecutivo no lo tendrá fácil, y aunque el líder del PP, Mariano Rajoy, aseguró que si el Gobierno le llama para abordar la reforma laboral, el partido está "dispuesto a pactar y a hablar" y lamentó haber leído en los medios que la intención del Ejecutivo sea pactar con CC, CiU y ERC.

Rajoy puntualizó que "estas cosas, como habitualmente hace el presidente del Gobierno, sin hablar, se resuelven mal", y recordó que los objetivos que su partido considera irrenunciables son el fomento de la contratación indefinida y cambiar la negociación colectiva para adecuarla a la situación de las pymes, que son mayoría en España. Desde CiU, su portavoz, Josep Antoni Duran Lleida, advirtió de que el decreto no puede tener "cualquier contenido", y debe dar "respuesta a las expectativas" puestas, y dejó claro que todavía no han decidido si lo apoyarán o lo rechazarán.

El portavoz del PNV, Josu Erkoreka, urgió al Ejecutivo a presentarles su propuesta, y el diputado de IU, Gaspar Llamazares, atribuyó el fracaso del diálogo social a "la codicia" de la patronal y a "la pasividad" del Gobierno.

Sin duda, el respaldo más llamativo que recibió ayer el presidente del Gobierno fue el del primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, quien expresó ayer su "envidia" hacia Zapatero -al que llamó "santo" por haber recibido la bendición del papa Benedicto XVI en la audiencia privada-, por la deuda pública de España que, según el mandatario italiano, es "muy, muy limitada". En la rueda de prensa en Roma los jefes del Ejecutivo de Italia y España, Berlusconi manifestó la "gran confianza" con la que su país mira a la economía española.

El apoyo también lo encontró por parte del ex presidente del Gobierno, Felipe González, que aseguró que el "abaratamiento del despido probablemente facilitará las cosas desde el punto de vista de la contratación". En Televisión Española, González también cargó contra el duro plan de ajuste anunciado por la canciller alemana, Angela Merkel, y advirtió de que no ayudará a Europa a salir de la crisis. Así, mostró su temor a que esa "broma" retrase la entrada de la UE en el crecimiento económico.

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