Cultura

Zellweger, todo un bálsamo en una muy dura Berlinale

La Berlinale se emocionó ayer con el mundo oculto del quechua a través de La teta asustada, de Claudia Llosa, primera película peruana a competición en la historia del festival, y se refrescó con la deliciosa Renée Zellweger (en la imagen) de My One and Only, un bálsamo contra cualquier crisis.

el 15 sep 2009 / 22:34 h.

Gemma Casadevall (EFE)

La Berlinale se emocionó ayer con el mundo oculto del quechua a través de La teta asustada, de Claudia Llosa, primera película peruana a competición en la historia del festival, y se refrescó con la deliciosa Renée Zellweger (en la imagen) de My One and Only, un bálsamo contra cualquier crisis.

Sencilla, dura, algo hermética y cargada de simbolismos, La teta asustada sumergió al festival berlinés en el drama de las mujeres violadas en Perú en las dos décadas de guerra y terrorismo que sacudieron el país a partir de los 80 del siglo pasado y que dejaron cerca de 70.000 víctimas.

De producción hispano-peruana y rodada en zonas pobres de Lima, La teta asustada se centra en una muchacha, Magaly Soler, que acaba de perder a su madre y que quiere enterrarla dignamente, como un grito contra la impunidad de esos crímenes.

También embelesó, pero de otra manera, Zellweger y su My One an Only, dirigida por Richard Loncraine, donde borda el papel de una madre que abandona al marido infiel y se marcha a bordo de un Cadillac con dos hijos adolescentes en busca de un suplente.

Zellweger, una rubia platino de labios pintados de rojo, va de mudanza en mudanza por medio país, a ritmo de Big Band. Viaja en pos de esa suplencia y constata que, a partir de cierta edad, a una mujer sólo le pedirán en matrimonio hombres arruinados, calenturientos o incluso débiles mentales. Triste conclusión para la mujer, en una Berlinale consagrada a grandes personajes femeninos.

Esta cinta es una de esas refrescantes comedias que uno tiene la sensación de haber visto 300 veces, pero donde toda la maquinaria funciona a la perfección. Todo un bálsamo contra la crisis, no sólo la financiera, sino la que más de uno habrá vivido en la Berlinale ante la acumulación de filmes extremadamente duros.

A falta de la última película, Tatarak, de Andrzej Wajda, las quinielas apuntan a London river -de Rachid Bouchareb-, seguida de The Messenger -Oren Movernman-, la iraní Darbareye Elly -Asghar Farhadi- y la argentino-uruguaya Gigante, de Adrián Biniez. De imponerse la favorita, el éxito del director sería compartido con su actriz Brenda Blethyn.

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