La manipulación que sufrimos es infinita. Vía mensajes, noticias, consignas y dogmas el ‘pensamiento único’ parece ubicuo. También irredento sobre lo que debemos pensar, comprar o votar ante un panorama inquietante. A los que compartimos la buena fe preocupa la destrucción del planeta por la mano humana ante el cambio climático, hambre, despoblación y millones de refugiados, desigualdades y guerras que desangran a varios países.
La ONU pudo ser alternativa tras el fracaso de la Sociedad de Naciones al no evitar la Segunda Guerra Mundial (IIGM). Desde 1945 reúne hechos, jamás desmentidos, de casi 80 años de decepción: fraude, corrupción, amiguismo, estafas, acosos sexuales, sobornos y una catastrófica gestión. El derecho de veto que tienen los 5 miembros de su Consejo Permanente (China, USA, Francia, Rusia y Reino Unido) sirve para la impunidad y magnificar los conflictos. Justo lo contrario de su espíritu fundacional
Un libro, que compila pruebas y registra ediciones (ONU, Historia de la corrupción, Espasa-2005 y Atanor 2011) de Eric Frattini, evidencia las verdades que nos ocultan. Una última perla de 2021 es de Antonio Guterres, su Secretario General. Lejos de preocuparle la pandemia pidió a gobiernos, ONGs, colectivos LGBTI+ y feministas que registren personas, partidos y medios contrarios a la ideología de género, nuevo dogma de los lobbies que dominan la ONU. Las paradojas surgen sin llamarlas.
Más hipocresía: la OMS
Los expertos planetarios en cuidar nuestra salud, paliar enfermedades, prevenir males, laminar epidemias o pandemias, son embajadores de ONU para tan importantes empeños. En la OMS hay ejecutivos que, antes o después sirvieron, al negocio farmacéutica. Las puertas giratorias adelantan o retrasan calendarios y destinos de vacunas. Inclusive, escrutan enfermedades de países ricos (diabetes, alopecia...) y pobres (malaria, dengue, cólera...) o aceptan el mecenazgo ‘desinteresado’ de dueños del planeta, es decir, de patentes millonarias o planes vacuos de corruptos.
La ecuanimidad del director de la OMS, el etíope Tedros A. Ghebreyesus, alienta fragmentar la fabricación de vacunas del Covid-19 en distintos continentes. Pero se soslaya quiénes pueden pagarlas y, esto es más importante, dónde, cuándo y cómo se inyectarán. Las incógnitas pandémicas se incrementan por la opacidad de países africanos y asiáticos sobre los devastadores consecuencias entre sus ciudadanos.
Paradojas de la reivindicación
EUCONSUMERS es una mercantil con millones de socios y sedes societarias en paraísos fiscales. FACUA, es un colectivo ‘apolítico’ consumerista español. Su presupuesto proviene en un 50% de subvenciones públicas. Registra un 80% de adheridos que no paga cuota, pero abulta para pedir el dinero del poder. Según su portavoz-escritor Rubén Sánchez OCU -embajada de EUROCONSUMERS española- cobraría del capitalismo energético por datos de clientes o demandantes, amén de opacar el sueldo de sus directivos. Nos preguntamos: ¿Unos y otros defienden o hacen negocio?
GREENPEACE (GP) es una ONG-lobby centrado en investigar y luchar pacíficamente la preservación medioambiental. Trasmitir ese cosmos y legado a futuras generaciones no puede ser más noble. Pero las intenciones chocan con campañas selectivas. Encontramos algunas incongruencias.

La operativa de GP calca la empresa privada, algo que choca pues el criterio de rentabilidad atiza resultados, eco mediático e influencia en el poder. En 2002 el Prestige contaminó de chapapote 2.000 kms. de costas lusas, galas y españolas. Decenas de militantes de GP aparecieron con pancartas denunciando el desastre ecológico. Cuando les ofrecieron contratos laborales y alojamiento para recoger chapapote huyeron. Su fin sería hacer ruido evitando cooperar para solventar los desastres que denuncian.
Semanas atrás el esperado informe anual de Amnesty International (AI) lo verbalizó su directora, Agnès Callamard. Sobre España alabó Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual (popularmente ‘sí es sí’) que bascula sobre el consentimiento de las víctimas de la violencia sexual. Sin embargo, la líder de AI pasó de largo ante los 749 beneficiados por dicha que redujo sus penas y los casi 100 pederastas, violadores y agresores que están libres gracias a los defectos, pendientes de subsanación, de dicha norma.
Algo parecido, omisiones clamorosas, le ocurre a AI con respecto a presos políticos en cárceles cubanas, nicaragüenses, ucranianas, sirias, rusas, países exsoviéticos o monarquías medievales musulmanas. Las gafas de los defensores de los derechos humanos sólo ven algunas trasgresiones.
La vieja Europa
La Unión Europea (UE) templa su bondadosa génesis desde poco después de la IIGM con una realidad que conoció la salida del Reino Unido (Brexit) el aplazado ingreso de Ucrania y Turquía o los nuevos poderes que surgen en el norte y sur continental.
El Qatargate ilustraba sobre la corrupción que vimos en la celebración del último Mundial de Fútbol a ese minúsculo país del petrodólar. Marruecos y otras monarquías del golfo pérsico merodean y pagan lobistas en Bruselas, donde se pelean estos por influir en acuerdos, políticas e inversiones comunitarias. El silencio reina ante la corrupción de quien fuera la Vicepresidente del Parlamento, eurodiputados y asistentes.
Poco más sabemos del espionaje asociados a Pegasus que, al parecer, cambió la visión española de su antigua colonia saharaui, chantajearía a élites del dinero y el poder. El silencio reina sobre los gestores israelíes del tráfico de datos o los datos contradictorios que nos surgen tras la invasión de Ucrania por Rusia. Todas las noticias que recibimos provienen del dogma ucraniano, apoyado por la OTAN y sus patrones norteamericanos. Los oligarcas son, al parecer también, sólo rusos. Mejor dicho, moscovitas.
No se quiere abordar adecuadamente el asunto de la corrupción, especialmente cuando ésta llega, o sale, de las cúpulas del poder y el dinero. Ya relatamos en #Infraganti las paradojas de la corrupción cuando se oferta laminarla por profesionales anti-fraude –detectives privados- para investigar a falsos parados que subvencionaba el PER. En 1984, el Vicepresidente Rodríguez de la Borbolla negó esa posibilidad. Esos falsos parados votaban al partido que creían, y acertaron, les seguiría pagando por no trabajar.
Las corporaciones empresariales multinacionales suman cuotas de hipocresía y paradojas operativas según en qué países se implanten. O tenga sede y plantilla u obtengan sus mayores beneficios. La cadena productiva o captadora del negocio piensan globalmente sin el respeto a las idiosincrasias nacionales o su nivel de desarrollo. La manida RSC (Responsabilidad Social Corporativa) trasparente y rigurosa en países desarrollados con sistemas democráticos contrasta con los que operan en dictaduras, monarquías del medievo o repúblicas soberanas sobre el papel que antes fueron colonias de distintas metrópolis.
Economía circular, sostenibilidad, respeto medioambiental, implicación en la comunidad, empleo igualitario son mantras que se repiten en webs, pero a la postre y por ejemplo el 99% de estas empresas no reduce sus residuos. No alcanza el 1% de las que implantaron cambios internos necesarios para reducir la generación de residuos o activos no útiles. La hipocresía sobre estos postulados que acatan la agenda 2030 de la ONU es pues real.
El aporte tributario al país donde generan empleo y actividad las multinacionales suele minimizarse en paraísos fiscales. Además, la libertad de mercado suelen confundirlo con el monopolio o el soborno a las autoridades que cercan la liberalidad empresarial. Las nobles intenciones de las grandes empresas vemos que se quedan por el camino. Algo parecido a lo que sucede con órganos transnacionales.