Algunos sevillanos, de nacimiento o adoptivos, pasaron a la historia con interrogantes. Quienes intentan despejarles cuestiones sustantivas ejecutan a veces justo lo contrario: incrementan preguntas, condicionan respuestas o suman más desvarío. Este sería el caso de un Notario que lo fue todo en una Sevilla que aloja mentes, ideas, talentos y maldades de distinto signo. Nos referimos a José Gastalver Gimeno.
La versión más amable del fedatario puede encontrarse en un libro que pasó desapercibido aunque fue presentado en el Colegio Notarial, donde Gimeno tuvo uno de sus cuarteles y del que fue decano (1923-38). El empeño de la obra, que suscriben expertos ‘oficiales’ y familiares, fue destacar el compromiso ateneísta y académico de un servidor público. El mismo que encontró ruinas en negocios privados y politiqueos intentando ser ‘primus inter pares’ (el primero entre iguales) en turbios tiempos.
De origen catalán y desposado con una leonesa, Gastalver instaló la notaría en c/ Albareda 13 en 1910. Inquieto agitador cultural y activo negociante fundó la revista Bética y editó el Noticiero Sevillano que acabó perdiendo el pulso comercial y de influencia ante este Correo de Andalucía, decano de la prensa sevillana y único que puede presumir de estar ante sus lectores más de 120 años.
Gastalver acabó vendiendo dicha cabecera, que –llamativamente- recuperaría con deudas mil, al que fuera Médico y Alcalde hispalense (1931-33) José González y Fernández de la Bandera. Este insigne político, que Sevilla nunca debe olvidar, corrió la misma suerte que el también Notario Blas Infante, fusilado vilmente por esbirros de Queipo de Llano en 1936. Ambos comparten fosa anónima en el cementerio de San Fernando.
Con influencias en la derecha ‘liberal’ sevillana, Gastalver tuvo lazos con Francesc Cambó, alma de la Lliga Regionalista. Encabezó la rivalidad a su colega Blas Infante con andalucistas conservadores. Aunque Gastalver participó en la Asamblea Regionalista de Ronda -Enero 1918- declinó firmar el Manifiesto finalmente aprobado. Gastalver no gastó tinta allí quizá guiado por un ego que, al ver sombras en el protagonismo, huiría
El ‘agrarismo’ de Gastalver’ tenía prismas cercanos al terrateniente aunque quienes le alaban por escrito le consideran un agro-reformador. Con Infante, Gastalver sólo compartía profesión y republicanismo.
El espíritu de líder de Gastalver le llevó a la presidencia del Ateneo, Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP) y Club Rotario de Sevilla , que lo clausuró el franquismo en 1936 para reinstaurarse en 1979. Llegó a ser el primer Gobernador de Sevilla del Distrito 60, que comprendía la España peninsular, Canarias, Baleares y el Protectorado marroquí. SEAP y el Rotary lo fundaron notorios masones. Estos –raramente- desiertan de sus cúpulas.
De Gastalver se sabe que alquiló temporadas una suite en el Hotel Alfonso XIII para sustanciar negocios y sus menesteres más prosaicos. Allí sesionaba el Club Rotario y fraguó parte de sus ansias. Hastiado de la política durante los últimos días de la Segunda República (1931-39), Gastalver -viéndoselas venir- enterró las coherencias de sus escritos, conferencias y artículos. Se volcó en su lucrativa notaría.
La parte más oscura de Gastalver fue qué y cómo maniobró tras triunfar Queipo de Llano al frente del golpe a la República que encabezó el General Franco. Siendo patente su republicanismo y filias masónicas no se entiende cómo estuvo al frente del Colegio Notarial ‘franquista’ sevillano hasta 1938, cuando lo cesaron.
Poco se sabe sobre si la rivalidad que tuvo con Infante degeneró en cosas peores que se sufrieron en aquellos infames días tras el golpe contra la legalidad republicana en Sevilla durante el verano de 1936. ¿Algún historiador en nómina universitaria lo sabe, o los descendientes de Gastalver o se oculta algo escandaloso?.
Sí queda claro que Gastalver conservó la vida y notaría en Sevilla hasta que en 1940 se estableció en Madrid. Allí logro ser fedatario de poderosos y millonarios. En la capital española siguió con sus negocios ruinosos, ésta vez centrados en reconstruir la arrasada agricultura patria de la posguerra.
En la Villa y Corte Gastalver también otorgó escrituras mil, entre ellas la que funda el Banco Popular en 1947 Como sabemos este Banco, antaño dominado por el Opus Dei, lo fagocitó el Santander de los Botín tras arruinar a sus accionistas. Gastalver también encontró espacio, en sus días madrileños, para conferenciar y escribir sobre la docencia del notariado en 1948.
En 1950 Gastalver falleció. Lo hizo muy lejos de la Sevilla a la que tanto decía añorar tras disfrutar de sus cúpulas y tradiciones. Sobrevivió a la guerra siendo un candidato perfecto al paredón por republicano y pro-masón aunque parece que sus influyentes amistades harían lo propio para conservarle la vida. O él tenía un flotador que evitó su naufragio vital.
En Junio de 2014 Pedro Romero Candau, un colega sevillano de Gastalver, decidió suicidarse tras endeudarse con más de 50 millones de euros ligados a negocios especulativos extra-notariales y cuestionables prácticas a cientos de clientes. Esa broma le costó a la aseguradora de su colegio profesional casi 15 millones de euros.
El mismo silencio corporativo que hay sobre Romero sigue sobre cómo y por qué Gastalver salvó el pellejo de una guerra que sacó del armario venganzas, a resentidos y asesinos. Gastalver no estuvo en ninguna lista de delatores legada por la historia siendo remoto, e inimaginable, que lo fuera.
Blas Infante Pérez de Vargas, padre de la patria andaluza, no se arruinó, ni hizo negocios. No puede dar fe de nada desde que fue fusilado en agosto de 1936. Como sabemos, acabó tirado a una de las fosas en un camposanto - que acoge a miles de inocentes asesinados- tras gritar dos veces ‘Viva Andalucía Libre’.