La injusticia tiene identidad: María Salmerón

El ‘caso María Salmerón’ acumula manipulaciones de quienes lo desconocen. Una mujer-coraje sin padrinos conocidos alejó a su hija de un maltratador condenado.

Juan-Carlos Arias jcdetective /
09 jul 2022 / 04:00 h - Actualizado: 09 jul 2022 / 04:00 h.
"Tribunales","In fraganti"
  • María Salmerón y su hija Miriam.
    María Salmerón y su hija Miriam.

Lo repetimos. Este y otros trabajos publicados en la serie #Infraganti son de opinión. La firma es de un sevillano que usa la libertad expresiva. Observa los continuos desvaríos que acusan algunos asuntos. A veces, estos trascienden la capacidad de espanto que cualquiera debe tener en su mente.

El tema de los indultos gubernamentales sobre condenas judiciales toca hoy. Y quién mejor que María Salmerón para encarnar una injusticia que hasta rechazaron relevantes autoridades (Ministras, secretarios de estado, parlamentarios/as...), un colectivo de magistradas (AMJE) más miles de españolas que sufren de maltrato en el ámbito familiar y violencia de género o vicaria.

La historia es sabida. Salmerón sufre prisión tras ser condenada a nueve meses de cárcel y abonar multa de 3000 euros, que ya pagó. Ya en prisión le concedieron el tercer grado penitenciario. Por tanto, podrá trabajar y salir libre los fines de semana. Su delito fue impedir visitas a su hija al padre, condenado a veinte meses de cárcel por maltratador. A él le suspendieron la prisión por carecer de antecedentes.

A ella la Jueza Penal nº 6 de Sevilla la ordena encarcelar sin contemplar la cancelación de sus antecedentes, el pago de la multa y el arraigo personal y laboral. María Salmerón recibió indultos firmados por gobiernos conservadores, la condecoró el PSOE y hasta Mariano Rajoy en Moncloa la premió por luchar la violencia de género.

Más paradojas en el ‘caso María Salmerón’ resultan agraviantes difíciles de entender. Descuadran más tejemanejes zurcidos entre la política y la Justicia. La Ministra del ramo, Pilar Llop, eludió indultar a Salmerón. Pero sí lo hizo con dos condenadas por delitos mucho más graves: María Sevilla (2 años y 4 meses por secuestro) y Juana Rivas (5 años, rebajados, también por secuestro).

La hipocresía, sin embargo, alcanzaría a la Ministra de Igualdad, Irene Montero. Afirmó, la pareja del Ex Vicepresidente Pablo Iglesias, que ‘era necesario’ indultar a María Salmerón. Pero nada parecer haber hecho una parte del ejecutivo por indultar a quien parece sufrir la plena injusticia.

Diferencias con otras indultadas

El ‘caso María salmerón’ nada tiene que ver con los de Sevilla y Rivas. La primera lideró un colectivo, Infancia Libre, que expertos de Policía Nacional ligan a 50 casos de secuestro infantil y se calificaría como ‘organización criminal’. Una red de abogados, pediatras, psicólogos y peritos documentaba denuncias por presunto abuso sexual a padres de menores. Infancia Libre vivía, pues estaría inactiva, de subvenciones, del dinero que financian impuestos populares. Además, asesoró a PODEMOS., Sospechamos que usaría su cuota de gobierno con Sánchez para indultar a Sevilla.

Los hechos que condenaron a María Sevilla erizan los pelos. Hurtó, durante años, al padre, a su hijo. Lo desescolarizó y mantuvo en una casa aislada, con las ventanas tapadas, en la provincia de Cuenca. Allí fue rescatado el menor, y su madre detenida, por los GEO-Policía Nacional. A Rafael Marcos, el padre, su ex esposa Sevilla lo denunció 6 veces por unos abusos sexuales que la Justicia rechazó una vez tras otra sin registrarse recursos.

Además de recurrir el indulto que beneficia a la madre de su hijo, Marcos se ha querellado contra Ministra de Igualdad, una secretaria de estado y una periodista. Entiende que le difamaron como maltratador, pederasta más otros desafortunados calificativos divulgados en medios informativos y redes sociales.

El hombre jamás fue condenado por los delitos que le imputan tan relevantes autoridades y una informadora que es directiva en un periódico digital.

En cuanto al caso ‘caso Juana Rivas’ se centra en un pueblo de Granada, Maracena. En su Centro de la Mujer la alentaron a no entregar a sus hijos al padre, Francesco Arcuri. Antes, fue repetidamente denunciado por maltrato en España e Italia, donde vivía la pareja. Todas las denuncias de Rivas hacia el padre de sus hijos las desestimó la Justicia. En Italia inclusive concedieron la custodia exclusiva de los menores a Arcuri.

Una viralizada campaña (#Juanaestaenmicasa) apoyó a Rivas, la que superó el plazo judicial de entrega de sus hijos al padre. No regateó lágrimas, ni dramatizaciones, ni apoyos de la mismísima Presidente andaluza Susana Díaz de su causa. Pésimamente asesorada, la condenaron a 2 años y 6 meses, tras rebajar el Tribunal Supremo una condena inicial de 5 años de cárcel, por secuestro.

Por más desafortunadas manifestaciones de la Ministra de Igualdad, Irene Montero y el Diputado Iñigo Errejón el exmarido de Rivas se ha querellado por calumnias e injurias. Ambos, le etiquetarían como maltratador cuando no registra condena por ello. La Justicia tiene la última palabra. Pero todo se relativiza, en materia de indultos, por el Consejo de Ministros tras suscribir medidas de gracia que se aplauden y rechazan al mismo tiempo.

Se evidencia que el ‘caso María Salmerón’ poco tiene que ver con los indultos de Rivas y Sevilla. Sus ex parejas jamás fueron condenadas por maltrato y abusos, aunque insistentemente denunciados. Añadimos que la hija de Salmerón, Miriam, fue quien rechazó ver al padre cuando le tocaba siendo menor de edad. Es decir, la madre no fuerza a la hija a que decida exclusivamente por el criterio maternal, ni parece este un caso de alineación maternal.

David contra Goliat

Poco se sabe de las bambalinas del ‘caso María Salmerón’. Sufre prisión por un delito que ahora no lo es. Desde septiembre de 2021 una reforma del Código Civil, incorporada a la Ley de la Infancia, impide visitas de padres condenados por maltrato a sus hijos. Como veremos, el delito de Salmerón hace buenas palabras de Solón (638-558 a. C.) ‘Las leyes son semejantes a las telas de araña; detienen a lo débil y ligero y son deshechas por lo fuerte y poderoso’.

El sabio griego desconocía la desigualdad que además castiga al vulnerable. El ex marido de Salmerón, Antonio Ruiz Daza, es una persona privilegiada. Cuenta con más medios que su ex esposa. Enfrente tuvo a una auxiliar geriátrica cuya lucha para seguir la voluntad de su hija le costó dinero, condenas, embargos, tiempo y pesadillas. Ruiz, hasta su prejubilación, fue Maquinista-Jefe del AVE y líder del SEMAF (Sindicato de Maquinistas Ferroviarios) .

La pareja se rompió al poco de nacer una única hija. La Audiencia de Sevilla (Sección 4ª), condenó en 2008 a Ruiz Daza a 21 meses de prisión por malos tratos psicológicos continuados sobre María. No ingresó en prisión por carecer de antecedentes. La ex pareja, desde los noventa del pasado siglo, se cruza denuncias y querellas con desigual resultado.

María Salmerón es auxiliar de clínica mileurista. Pero su ex marido triplica los ingresos de cualquier Técnico de RENFE. Su estatus de Maquinista hereda a los antiguos fogoneros ferroviarios. Hasta dejar de conducir trenes obtenía casi ochenta mil euros brutos al año en dinero y en especie. Tenía más vacaciones y menos horas de trabajo que el resto de sus compañeros en RENFE.

Además, los maquinistas antiguos tienen parking en estaciones y billetes gratis vitalicios, nacionales e internacionales para ellos, familiares y pareja. Durante su etapa de sindicalista, Ruiz Daza no tenía siquiera que trabajar, pues estaba liberado de sus obligaciones laborales.

Huelgas salvajes del pasado privilegiaron las nóminas y condiciones laborales de los maquinistas a través de su sindicato de clase (SEMAF). Como hicieron los pilotos de aeronaves (SEPLA), controladores aéreos (USCA) o estibadores portuarios hasta 2020, cuando se abolió su monopolio sindical.

Por ello, la batalla que libraron dentro y fuera de juzgados Salmeron y Ruiz ha sido desigual. Al maltrato psico-físico que puede condenar la Justicia por estar tipificado debe añadirse, el económico. Este permite establecer pensiones, usar o no antiguas viviendas conyugales, pleitear en juzgados con toda clase de recursos (peritos, forenses, psicoterapeutas...), liquidar los gananciales con o sin acuerdo. O algo tan prosaico como pagar la hipoteca o subsistir en el día a día cada vez más caro para las madres o mujeres que han roto con su pareja.

Ese ‘maltrato económico’ lo sufren miles de Salmerón en silencio, soportando una injusticia sutil que no puede plasmar siquiera un indulto. Ni una sentencia o un pacto que lo contamina el desequilibrio dinerario entre el hombre y la mujer, o entre quien tiene y gana más. Y de esta batalla las víctimas inmediatas son menores inocentes que sufren los zarpazos de sus progenitores en una lucha que adopta tintes vengativos y del rencor más genuino.