Investigación - El caso Magrudis

Listeriosis: el futuro manda

Tras analizarse en previos capítulos pormenores sobre la epidemia de Listeriosis que suelen pasar desapercibidos con el pálpito de la noticia, conviene hacer pronósticos sobre qué pasará, una vez que el brote ha sido cercado, minimizado y atacado debidamente.

Juan-Carlos Arias jcdetective /
29 sep 2019 / 10:39 h - Actualizado: 29 sep 2019 / 10:44 h.
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Además de los políticos que condujeron a polémicas innecesarias, proclamas buenistas, el presidente Moreno Bonilla repitió que Andalucía da una lección al mundo y es rigurosa en este triste asunto. Lo afirma bajo contexto de permanente postureo electoralista. Debemos tributar gratitud desde éstas líneas para el trabajo silente, discreto y eficaz de los profesionales sanitarios andaluces. Han sido invisibles para el éxito de laminar una virulenta epidemia.

Pocos saben que la ternura de enfermeras, profesionalidad de médicos, laboratorios, entrega de auxiliares y técnicos arropado a las víctimas dentro y fuera de los hospitales por la crisis de la Listeriosis. Cuando se sufrieron los peores días, muchos profesionales sanitarios renunciaron a sus vacaciones, han redoblado turnos y han dado la mano del apoyo a esos enfermos por algo que se ha explicado muy mal. Esa cercanía cura más que la palabrería políticos a la gresca. Es imaginable la angustia de las embarazadas que se contaminaron de Listeriosis. Consta que no fueron abandonadas en su trance.

Las embarazadas, además, han centrado más atención por el riesgo extra que entrañan y a su lado. Cautelarmente, además, la Junta contactará, una por una, a todas las embarazadas en Andalucía para prevenirlas de la contaminación. Médicos de Familia serán los empeñados que todo vaya bien, como acostumbran los tan poco ponderados profesionales que cuidan de nuestra salud.

¿Qué nos espera?

El brote por Legionella de 2009 ya sabemos cómo se saldó en juzgados: varias multas, indemnizaciones que taparon vergüenzas de multinacional hotelera, inspecciones ‘o’ previas y familias destrozadas a las que poco consolará el dinero percibido.

Peor terminó lo de la colza. Los aceiteros condenados apenas indemnizaron a sus víctimas. La mayoría se declaró insolvente. Más de 300 muertos, 26.00 afectados, muchos y muchas con secuelas incurables. Además, el síndrome lo han trasmitido algunas embarazadas.

En 1998 un muro sepultó a cinco sevillanos. El ‘caso Bazar España’ lo originó un cercado del antiguo negocio mientras edificaba una conocida constructora al caerse por una gran ventolera. La tenacidad de familiares de las víctimas descubrió el peor urbanismo municipal. El muro estaba ‘oficialmente’ demolido aunque ahorraba una verja de obra a la constructora.

En el Juzgado nadie se sentó en el banquillo tras acordarse, otra vez, indemnizaciones que –repetimos- poco palían daños irreparables. Los pagos trajeron más polémicas al tributar los beneficiarios mientras el urbanismo municipal poco hizo por clarear la plantilla de malos profesionales por no escribir cosas peores.

La colza, la Legionella y el Bazar España pueden ser tres precedentes para analizar lo que nos espera sin jugar a ser adivinos. El Juzgado de Instrucción nº 10 de Sevilla acumula investigaciones de los delitos que pudieran existir tras el brote epidémico de Listeriosis.

La Justicia tiene la palabra siendo su titular, Pilar Ordóñez, una curtida magistrada a la que es difícil colarle rape por cola de langosta por mucha mayonesa que le pongan encima -los ojos más avezados saben leer entre líneas-.

La omnipresencia mediática de FACUA añadió a su querella inicial de finales de agosto una personación admitida, más las de otros colectivos (Defensor del Paciente y Justicia por la Sanidad). FACUA, además, acusará en nombre de decenas de afectados a los que sumará como socios. Doblete perfecto.

El ‘paseíllo’ en juzgados entrando y saliendo, quizá sonrientes, y acusando al demonio de todo, les espera es a los responsables de MAGRUDIS y clientes a los que colocó carnes cuando tenían bacterias en su sede. Y lo sabían. La vara de la Justicia diseccionará la voluntad dolosa de estos empresarios digamos tan atípicos.

Será el momento de gloria para abogados muy bien vestidos y con verbo subyugante entrenado. Le echarán la culpa de todo a una conspiración de los veganos, a la mafia que mueve carne Halal o surte a los kebabs, por ilustrar posibles desvaríos en nombre de la sagrada defensa del imputado. Nuestros ojos verán mucho en este apartado tan conflictivo

Ya oímos de un letrado malagueño, en rueda de prensa, que al pequeño Julen lo mataron –involuntariamente- los bomberos al intentar rescatarlo cuando tenía días muerto. O al abogado del torero Ortega Cano quien echó las culpas a los enfermeros de su elevado alcohol en sangre. Fueron, los enfermeros, los que se la extrajeron ‘de oficio’ tras causar un accidente que mató a otro conductor. El ex torero murciano que vende intimidades entró muy grave en un hospital y salvó la vida por conducir borracho un auto de alta gama. Su víctima yace bajo tierra. Defender lo indefendible algunas veces causa vergüenza ajena.

A las víctimas fallecidas nadie las oirá. Veremos a ciertos medios amarilleando para no perder la costumbre. El morbo sube audiencias, pero rebaja el nivel de todos los medios. Y aleja a muchos ciudadanos de los televisores, especialmente.

Prevemos un proceso largo y complejo. Habrá interés por aplazarlo todo para minimizar y disolver la rabia colectiva. Técnicos, letrados y partes (afectados, acusaciones, fiscalía, defensas...) dirán y escribirán lo que convenga a su Derecho.

El Parlamento de Andalucía, lo más sensato, es que retorne competencias de inspección sanitaria a favor de la Junta que aún tienen algunos ayuntamientos andaluces (Sevilla, Málaga y Granada).

Más imperioso es que haya más humildad y mesura en este triste asunto donde han fallado muchas, demasiadas cosas. Los egos corporativistas, los terrenos políticos resbaladizos y ese falso orgullo que justifica hasta el desastre para esquivar responsabilidades no vale.

Es ruborizante que sus actores se queden tan panchos tras repetir barbaridades, por escribir un eufemismo. Una buena prueba de lo dicho es la dificultad que tiene políticos y autoridades en arrimar el hombre y cogerse de la mano ante retos que nos afectan. No vale, no sirve. No es de recibo trasmitir en directo, y prolongarlo en el tiempo, conflictos de personas, de intereses y de partidos que tienen el poder ante la mirada, torva ya, incrédula, de quien vota, contribuye al fisco e intenta ser cívico.

Lectores y lectoras, la crisis epidémica de la Listeriosis debe ser una lección donde volvamos a catear a nuestras autoridades. Los exámenes –ficticios- jamás pensamos tendríamos que superarlos unos ciudadanos impotentes ante un problema que exige no se repita en los términos que lo estamos percibiendo. Esas pruebas nos importan a todos y todas.

Ojalá el ‘Affaire Magrudis’ sea un triste recuerdo con el tiempo que sólo dañó lo que pudo hasta que laminó. Y se recuperen todos los afectados y afectadas sin secuelas. A las embarazadas que perdieron su bebé ánimo y coraje. Y el más sentido pésame a los deudos de quienes perdieron la vida por una maldita bacteria que lo