En el mundillo de los criminales hay clases, escalas y niveles. La aristocracia estaría en atracadores de bancos que dan golpes millonarios sin registrar víctimas. Dejando de lado el dicho popular de ‘quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón’ en esa cúpula del delito también están los estafadores. Junto a quienes perpetran atracos y los delincuentes sexuales, los estafadores son irredentos. Cuando salen de la cárcel están en lo mismo.

Sevilla aloja entre rejas al timador de nivel más relevante de los últimos tiempos. Nos referimos al sevillano Manuel Tobaja Villegas, conocido también por su alias del ‘Padre Manolo’. Para consumar sus engaños ha usado sotana, invoca ser sacerdote si no la lleva y tener hilo directo en el Vaticano.

La ‘carrera’ de Tobaja se coció en el corazón cofrade hispalense. Experto en arte, con labia subyugante, gustaba que ante terceros le presentasen como experto en el escultor Castrillo Lastrucci. El insigne imaginero le servía de plataforma al auditorio capillita para fortalecer su relato añadiendo que era Licenciado en Historia del Arte.

Hace décadas en el mundo cofrade logró pregonar en 1979 la Cruz de Mayo y dirigió el Coro de la Vera-Cruz, llegó en 1985 https://twitter.com/elcorodelacruz Mientras estafaba a juntas de gobierno con restauraciones de plazo infinito -a través de ‘Isbilia’ un taller que fundó como asociación- y bancos que las financiaban logró trepar en la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo.

Sus pinitos en las hermandades y barras de bar dejaron paso a una condena por falsificación documental de tres años y seis meses de cárcel más multa de infarto que, al confirmarla el Supremo, hizo que optara por buscar nuevos horizontes lejos de Sevilla

Los principios del siglo XXI le sitúan a Tobaja en los Estados Unidos. Primero otea el panorama en Newark (Nueva Jersey) para después recalar en Puerto Rico. En la tierra borinqueña se gana la confianza de feligreses, dice misas y consuma su papel más ansiado: ser sacerdote ‘de verdad’.

En el Caribe hispano nadie comprueba nada del pasado de Tobaja pues el católico es un credo en franca recesión y no sobran precisamente curas en barrios pobres. Logró pasar los filtros eclesiales allí gracias, en parte, a la documentación falsa que maneja con habilidad el sevillano, sellos vaticanos incluidos.

Tobaja, con casi cincuenta años y buscado en España para ingresar en prisión, logra en Puerto Rico repetir sus milongas con sello canónico que cuelan hasta que víctimas del dinero prestado, abuso de confianza y otras estafas le denuncian. Paradójicamente, es el dios de feligreses muy pobres a los que consuela espiritualmente con palabrería diocesana.

Los días puertorriqueños de Tobaja transcurrieron en un barrio pobre de San Juan llamado Playita. Allí su popularidad hizo que cuando le detuvieron generó solidaridad hasta pagarle una abogada cara, Jeanne Hoffman, para el bolsillo vecinal. El ‘Padre Manolo’ repartió fieles víctimas, afines y enemigos viscerales, como al otro lado del charco.

Tras sobornar a un funcionario logró fugarse pero fue apresado precisamente en Playita en el tugurio de un drogadicto. Cumplió, hasta el último día, seis años de prisión en Puerto Rico. Las cosas allí no son como en la ‘madre patria’, desde donde se incumplió un acuerdo de extradición, según denunció el mismo Tobaja y sus letrados de la isla caribeña.

En Puerto Rico la prensa y voceros policiales bautizaron a Tobaja como ‘Cura Fatulo’, lo que añadía nueva identidad a su sacerdocio ‘oficial’ pues le ordenó un Obispo boricua en solemne acto. Tras ello ofició 77 misas, 3 bodas y dos bautismos más incontables confesiones

Liberado de prisión en Puerto Rico, nadie sabe cómo ni porque aterriza en Sevilla hace una década. Impregnado de su nefasta experiencia carcelaria en los penales de Bayamón, Ponce y Santurce escribe un libro que titula ‘Con calma’ y crea una Fundación llamada ‘Luz del Mundo’.

Un enredo de préstamos, promesas de rentabilidades de chiringuito financiero, papeles falsos, sellos vaticanos y blanqueos internacionales resucitan en su salsa al padre Tobaja que ha generado activos y deudas en pocos años que superan los diez millones de euros según atestados policiales.

La supuesta regeneración de presidiarios la venta a futuro de los derechos de su inédito libro, operaciones inmobiliarias, daciones de pago, blanqueos de dinero internacional, créditos impagados y la necesaria complicidad de un letrado, empleados ‘con sobresueldos’ y notarios heterodoxos han multiplicado denuncias sobre el mejor Tobaja estafador que ha refinado su técnica. Lo investigan tres juzgados de Sevilla y está encarcelado desde Noviembre de 2017.

Aunque ha pedido, y logrado, comparecer voluntariamente ante jueces para desparramar culpas a profesionales del derecho y fedatarios ‘pillines’, ex colaboradores y bienintencionados que le donaban dinero, Tobaja repite técnica del ventilador pues cuando salió de Puerto Rico dijo ser víctima de una conspiración de curas y jerarcas policiales para encarcelarlo.

La vida del estafador Tobaja tiene pinta de seguir privado de libertad un tiempo, aunque fue liberado el pasado Marzo. Repite, e insiste, a quien quiere oírlo que ha sido víctima de mafiosos, corruptos con o sin sotana, toga, uniforme policial o puñetas judiciales. Sus profundos conocimientos en el mundo del arte le sirven para compartirlos y tiene amistades carcelarias afines a su nivel.

La historia de haber encontrado el ‘mirlo blanco’, de una herencia por cobrar, de recuperar un tesoro oculto o apoderarse de un botín sustantivo que retire del delito a cualquiera la repite Tobaja a sus compañeros de paseos carcelarios, cuando estuvo en prisión.

Uno de sus amigos, rejas adentro, fue el penúltimo Papa del Palmar de Troya, Ginés Jesús Hernández –Gregorio XVIII-, al que piden 10 años de cárcel fiscalía por asalto y agresión a la basílica.

Otro fue Hermano Mayor de una cofradía sevillana que se apoderó de subvenciones por reciclaje medioambiental y créditos bancarios

Tobaja es un apellido que la Justicia y Policía conocen bien. Pero en algunos informes que se conocen sobre el sevillano timador se destaca que su ingenio para sorprenden la buena fe de sus interlocutores es infinito con un verbo y lenguaje persuasivo que logra objetivos inimaginables. El ‘Padre Manolo’, el ‘Cura Fatulo’ son en realidad el ‘Caso Tobaja’.