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In fraganti

Misterios, sablazos y abusos palmarianos: ¿Sabremos la verdad?

Los regentes del culto palmariano actuaron como caudillos de una herejía vaticana que funciona con secretismo. Su pervivencia no está exenta de incógnitas que inquietan

Juan-Carlos Arias jcdetective /
09 sep 2023 / 04:00 h - Actualizado: 09 sep 2023 / 04:00 h.
"In fraganti"
  • Manuel Alonso.
    Manuel Alonso.

Las noticias sobre Iglesia Cristiana de los Carmelitas de la Santa Faz acusan vaivenes. En 1998 el Tribunal Supremo legalizó este culto hurtándole su inicial apellido católico. Desde 1978 la Diócesis hispalense había excomulgado al auto Papa Clemente (1946-2005), ciego tras un accidente en 1976 y estigmatizado como proyectó Cristo a San Francisco años antes, según establecen los cánones bíblicos. Su cuerpo albergó cinco llagas.

La metodología pre-tridentina, fervor ultra-católico -santificó a Franco, José Antonio o D. Pelayo-, supuestos abusos sexuales internos, donaciones y blanqueos más su imponente basílica -calcada del Pilar zaragozano- a las afueras del Palmar de Troya, ex pedanía de Utrera no pasan desapercibidas.

Tras Gregorio XVII (el Clemente terrenal, apodado La Voltio en entornos gays) accedió el Papa Pedro II (2005-2011). Nos referimos a Manuel Alonso Corral (1934-2011). Este abogado, íntimo del ex bailarín Carmelo Pacheco en vida y cerebro palmariano, fue cesado al frente de la correduría San Rafael por Fray Serafín Madrid tras empaparse de cómo se financia la iglesia vaticana.

Misterios, sablazos y abusos palmarianos: ¿Sabremos la verdad?
Papa Clemente.

Ventas atípicas

Los últimos años del Papa Clemente, cercado por una enfermedad incurable, modificaron los planes de perpetuidad para una orden religiosa que concibió Alonso con éxito y opacidad. Las propiedades palmarianas, privilegiadas por el fisco tras ser declaradas lugares de culto, fueron vendidas en la notaría, y ante la abogacía, habitual de la Diócesis sevillana.

Nos referimos a decenas de inmuebles en los alrededores de la Plaza del Museo sevillana. En las calles Abad Gordillo, Redes y colindantes se alojaban postulantes, sacerdotes, obispos y monjas de la Orden desde hacían décadas. A diario abordaban una flota de furgonetas que le conducían a sus rezos en la basílica del Palmar de Troya. Las idas y venidas se hacían en fila, supervisados por dirigentes de la Orden, y en silencio.

Hay leyendas sobre tan inesperadas ventas. Lo fueron a personas de confianza de Alonso. Y tuvieron como testigo al Canónigo de confianza del Cardenal Amigo, Manuel Benigno (1936-2005). Se formalizaron a finales del pasado siglo, mientras regía los destinos palmarianos un Clemente agónico. Hoy esas propiedades están destinadas a apartamentos turísticos. La ex sede apostólica fue antes el Hotel Sudán y recobró usos hosteleros. El valor actual de estos activos superaría las decenas de millones de euros, aunque sus compradores pagarían muchísimo menos. Este milagro no está registrado en los anales de ningún credo.

Entre 1990 y 2004 también se vendieron otras propiedades donadas dentro y fuera de España, desaparecieron millones en efectivo y se canceló un apartado de correos adonde llegaron cartas de todo el mundo con billetes. Igualmente, se vendió la flota de furgonetas y se ‘vaciaron’ otros activos.

Cisma e incendio en la herejía

La ausencia del carisma de Clemente y genio de Alonso relativizó el futuro de una orden que parece un Ave Fénix, pues renace de sus cenizas. Un grupo de clérigos se asentó en Archidona, otras bajas minimizaron la feligresía y se forzó el traslado a la Basílica de la plantilla palmariana.

Misterios, sablazos y abusos palmarianos: ¿Sabremos la verdad?
Manuel Benigno.

En 2011 accede al Papado Gregorio XVIII (2011-2016), un fontanero y ex soldado profesional que en el DNI es Sergio Mª Hernández (1959). En 2016 abandonó el cargo, tras instaurar férreas decisiones. Se llevó a una novia, ex monja palmariana, un auto de alta gama y lo que pudo hasta la provincia granadina. Como no fue suficiente regresó. Allanó la Basílica y acabó en la cárcel junto a su pareja por agredir a ex compañeros de credo. En el juicio fue perdonado por sus antiguos subordinados tras un extraño pacto.

Su sucesor, Pedro III (el suizo Joseph Odermatt) días después del abandono papal en 2016 del murciano constató, el 7 de julio, un extraño suceso. El incendio en el archivo de la Iglesias palmariana comenzó a arder sobre las dos de la mañana. El fuego no causó daños personales.

Curas y monjas que se encontraban en sus celdas pudieron salir a tiempo, antes de ser abrasados por un siniestro que podría tener origen humano, poco fortuito pues. Según los palmarianos, no se perdieron documentos relevantes. Pero tales afirmaciones serían relativas dado el secretismo y el desvarío que caracteriza desde su origen a este credo religioso.

¿Extrañas muertes?

Todo lo palmariano tiene halo de misterio. Una cinta de 1986 de Javier Palmero (Manolo y Clemente) retrata la tesis de Alonso para configurar el ‘triángulo del milagro’. Añadía el Palmar de Troya español al Lourdes francés y el Fátima portugués. El lugar de las apariciones virginales tendría efectos telúricos y se confirmaron fenómenos paranormales. La feligresía extra-palmariana y otros cismas, como el del fallecido Padre Arana, sigue rezando cerca de un lentisco. Todo eso convive con la Basílica palmariana que intentaría aún monopolizar el culto.

Una investigación inédita de la desaparecida revista Interviú perseguía enterramientos irregulares en la cripta basilicar palmariana. Fue a finales de los 80s del pasado siglo. Ahí se alberga, y se legalizó, el primer cementerio privado andaluz. Un especialista, en plantilla del Hospital Virgen Macarena, y otros certificarían las muertes. Siempre con causas naturales.

Misterios, sablazos y abusos palmarianos: ¿Sabremos la verdad?
Padre Tobías.

Sospechas sobre peleas intramuros, excesos en flagelaciones y cilicios (permitidos por el rito tridentino) u otras razones ¿homicidas? de peor factura no fueron suficientes para que una Magistrada de guardia en Utrera ordenara la verificación en la cripta tras ingresar un cadáver sobre 1989. Entonces un médico verbalizó ante terceros un ‘éxtasis místico’ como causa de un óbito increíble: ¿Habrían razones causales dolosas?.

Algo parecido relata Magnus Lundberg en el libro A Pope of their Own. El día de la coronación papal de Pedro III, 16 de julio de 2016, un irlandés ex Obispo que regresó al nido palmariano, murió durante un ceremonial. Se le conocía como Padre Tobías, habría sufrido abusos sexuales con secuelas.

Nos referimos al irlandés Keith Hyland. A sus 49 años le convencieron para regresar al ‘paraíso’ de su credo. Un diagnosticado infarto le condujo a la cripta de la orden. Su familia, incrédula, demostró que habría negligencia premortem: no llamaron a ninguna ambulancia que le diera ayuda médica al irlandés. La defunción la firmó un médico ‘habitual’ de los palmarianos.

Una teleserie muy popular sobre este credo que dirigió Israel del Santo en 2020 no abordó lo más sustantivo de lo relatado aquí. Repitió a personajes irrelevantes a los que conducía el morbo y misterio que despierta aún lo concerniente a lo palmariano. Los posibles blanqueos, abusos sexuales y de toda clase, muertes atípicas o demás opacidades nos interrogan aún.

No vimos en la pantalla a abogados, notarios, policías o periodistas de supuesta investigación serviles con el proceder de Alonso durante años. Tampoco, los excesos de Clemente y los disparates de sus sucesores en el Papado. La parte que interesa destacar de los palmarianos parece ser que es la folklórica. O de secta exótica al sur del sur español donde unos cerriles fieles de lo más conservador siguen a lo suyo. Ese sería el guion que quieren que contemplemos de un Vaticano de chiste, muy lejos de Roma.

Como vemos, el mejor negocio del mundo (recibir limosnas, diezmos, donaciones o legados y pagar en rezos) sigue viento en popa. No quiere reveladores o testigos incómodos. En el recién estrenado término municipal del Palmar de Troya sobrevive, repetimos, como Ave Fénix un credo singular sin que se sepa más de lo debido. Aguardamos novedades.


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