Psiquiatría sevillana: sombras, excelencias y exilio

La reciente condena al psiquiatra Dr. Criado conmovió a parte de Sevilla. Y destapó la impunidad para muy pocos profesionales. Repasamos espantos y brillos psiquiátricos.

Juan-Carlos Arias jcdetective /
27 ago 2022 / 04:00 h - Actualizado: 27 ago 2022 / 04:00 h.
"In fraganti"
  • Guillermo Ruíz.
    Guillermo Ruíz.

Los últimos tiempos llenan los divanes de psiquiatras y consultas de psicólogos de pacientes. Antaño estaba mal visto someterse a psicoterapia. Ese estigma relativizaba la cordura ante terceros. Pero ir al oculista no equivale a quedarse ciego, ni ir al odontólogo perder los dientes. El siglo XXI trajo razones poderosas para pedir ayuda mental: crisis y ruinas, secuelas de la pandemia, despidos masivos, divorcios traumáticos, acoso, estrés, conflictos familiares, desempleo, enfermedades incurables, etc...

Sevilla tiene muchos -y buenos- expertos y doctores mentales. Las patologías se tratan en consultas privadas y unidades de la sanidad pública. Otras disfunciones las solventan, hasta donde puede su praxis, psicólogos y/o psicoanalistas. En google ‘psiquiatra Sevilla’ tiene 1.280.000 resultados; ‘psicólogo sevilla’ 580.000. Algunos pagan por salir los primeros; otros ponen sus precios-gancho.

El escándalo que centró el Dr. Javier Criado traspasó las fronteras hispalenses. No sería un caso venial, pues merodearon acusaciones de inducción al suicidio, abusos sexuales y/o daños psíquicos. Tampoco gratifica saber que las víctimas tardaran tantos años en denunciar. Algo, o mucho, falló.

Gurús, peritos ‘a la carta’ y Catedráticos

La crónica más oscura de la psicoterapia hispalense la suscriben dos perfiles, un par de personajes-tipo. Uno, quienes se creen dioses que imparten dogma para ganar favores sexuales, activos patrimoniales o multiplicar la cartera. Dos, los que -sin escrúpulo- no curan, ni conducen males, sedan con fármacos al paciente-cliente y les hurtan hasta el criterio. De paso, cobran platino por terapias de ‘más de lo mismo’ con guion, anotaciones o grabadora. Vaya, cosas del parné.

Un ejemplo. Psicólogo, aplicador del Gestalt. Con carisma y labia llena su consulta de damas en crisis y singles maduritos/as. Primero los/as obnubila. Después, viajan al crecimiento personal con chamanes y pócimas en cortijos del turismo rural. Allí se vacían las carteras, hay sexo purificador y se excita el karma para estar peor. El tipo da trabajo en juzgados de familia, por los divorcios que alienta. Y a notarios, por las donaciones que recibe. Sonriente, con ‘0€’ de gasto en peines, es un bon-vivant hasta que todo se le tuerza.

En 2018 el Colegio Médico suspendió ipso-facto de ejercicio a un Doctor-homeópata-gurú por el mero reportaje de una periodista en un medio confidencial Se ilustraban, entonces, supuestas prácticas sectarias y extorsivas en una consulta y playas vacías. El chamán de bata blanca ‘espabilaba al ser humano’ según admitía. Al Dr. Criado, por hechos más graves, no adoptaron en su Colegio medidas disciplinarias. Reenvió, al parecer, las denuncias que llevaban su nombre a la Fiscalía.

Otros psiquiatras son muy socorridos para los penalistas con patrocinados perseguidos por el Código Penal. Caso de un psiquiatra, hoy jubilado, en consulta. Tenía espacios en blanco en el libro de visitas. Según convenía se ‘rellenaban’ con pacientes mandados desde ciertos bufetes. Después, en juzgados, un dictamen basado en supuestas patologías del acusado, previas al delito, se ratificaba en estrados. Los infórmenes [copiamos a Lopera, ex presidente del Betis] abundaban sobre la ‘enajenación mental transitoria’, insinuaban la inimputabilidad, el border line, la discapacidad mental o se pintaba locura sobre cordura frente a ir a la cárcel un tiempo. El ‘cliente-paciente’ pagaba espléndidamente.

Algo más llamativo sucedió en 2003. Una dama de 89 años B. M. G. dictó su último testamento, días antes de fallecer en 1987, a favor de dos empleados y sobrinos lejanos. La fortuna de la Señora era próxima a los 10 millones de euros. Dicha voluntad fue replicada por los penúltimos herederos, dada la senilidad y el deterioro cognitivo de la testadora. Imaginen la ‘sorpresa’ de los inicialmente agrfaciados, con el dinero bobo del testamento hasta repartido sin poder hacer caja

Chirriaba que un Catedrático de Psiquiatría Infantil peritara lo volitivo de la anciana. Otro Catedrático, de Medicina Legal y forense mediático, corroboró la pericial, que decidió la herencia judicialmente. Los perjudicados denunciaron, por presunta falsedad y mendacidad pericial, a los dos Catedráticos, hoy jubilados. La Audiencia los absolvió bajo la clave del debate médico más interpretativo sobre la capacidad de obrar de una anciana. El Supremo avaló la absolución. La herencia fue para los últimos agraciados. Nos preguntamos: ¿Hay negocios, subasta, son compatibles (acorde a Ley 53/84) sin autorización periciales de psiquiatras/Cátedras?

Más ejemplos. En 2007 otros dos catedráticos universitarios de psiquiatría dictaminaron que David H. M, ex enfermero en FREMAP, sufría delirios episódicos y tendría psicopatías. Estas patologías sobrevenidas explicarían 4 violaciones ‘a domicilio’ y 2 tentativas. La Audiencia sevillana tuvo reflejos ante tan documentados dictámenes: condenaron a 50 años de cárcel al ex enfermero, y a pagarle 100.000 euros a las víctimas. David, en 2009, intentó abonar 50 euros/mes para liquidar la indemnización. El condenado suma la miseria personal a los delitos. Sendos peritajes, ojito, intentaron la absolución.

Psicoterapeutas en acción

Sevilla es un imán para los psiquiatras. El que fuera Presidente de la Academia de Medicina y psiquiatra, Jaime Rodríguez-Sacristán, escribió La Psicología del sevillano (Editorial Almuzara, 2010). Ahí hila la complejidad mental hispalense que advirtió, justo un siglo antes, Chaves Nogales. Además de dos Expos, barroquismo y ubicar novelas, ensayos, teleseries más 123 óperas este psiquiatra sitúa en Sevilla a curtidos divagadores. Serían personajes sobrepasados –quizás- por las paradojas, hipocresías y complejidades mentales que genera el lugar donde se plantó Híspalis.

En su ensayo Rodríguez-Sacristán usa estadísticas sobre personas que moldean a un perfil singular: el figurón. Ese tipo marida dogma, narcisismo, rivalidades pascuales, deportivas, de barrios o lúdicas. ¿Es triste, pues, ese sevillano, cuentachistes que puentea así penas, o es salado/a porque le pica todo?

Más prosaico y menos empírico es lo que se aborda desde la Psiquiatría institucional (Universidad y Hospitales). Una clave sería la Unidad de Salud Mental del Hospital Virgen del Rocío, la mayor de Andalucía. Varios testimonios concurren en implantar políticas preventivas para consultas de urgencias. Incluyen las tentativas de suicidio (1 de cada 20 se consuma), reforzar recursos y aumentar la plantilla. La azotea humana, recordémoslo, atraviesa malos tiempos en la segunda década del siglo XXI.

En Osuna, por ejemplo, no hay suficientes Psiquiatras para la atención primaria y pacientes hospitalarios. Su Unidad de Salud Mental estuvo clausurada y sigue infradotada, aunque allí hay excelentes profesionales.

La psiquiatría forense, penitenciaria y universitaria hispalense también acusa falta de medios y profesionales para el cúmulo de pacientes, estudios y trabajos pendientes, inéditos o proyectos a desarrollar en plazos razonables. La sanidad pública, mientras tanto, hace lo que puede dispensando psico-fármacos en consultas telegráficas.

El panorama de la psiquiatría en centros públicos es algo inquietante, por usar un eufemismo. Jesús Aguirre, siendo Consejero de Salud, admitió el pasado enero en el Parlamento que hoy preside un ‘descenso paulatino de profesionales de la Psiquiatría’. Esta realidad la explica también la precariedad laboral, desmotivación, fuga a la privada o lejos de España de muchos médicos mentales.

La excelencia del exilio

Dos nuevos ejemplos ilustran, paradójicamente, la mejor Psiquiatría sevillana fuera de nuestras fronteras. El primero es un ubicuo médico, Luis Rojas-Marcos (Sevilla, 1943). Huyó de La Giralda en blanco y negro hasta Nueva York (NY) en 1968. En la gran manzana curtió y pulió su humanismo en la psiquiatría. Se licenció en Hospital Bellevue y la Universidad de NY, donde es profesor emérito desde su jubilación. Toda su vida profesional se centró en ayudar a enfermos vulnerables, muchos por no hablar inglés en una city -sin embargo- cosmopolita.

Su Proyecto HELP logró que equipos multidisciplinares aseguraran a desheredados y mendigos, mayoritariamente hispano-hablantes, tratamientos y ayuda terapéutica. El espíritu solidario, pro salud pública y didáctico del Dr. Rojas-Marcos le escaló hasta la jefatura de hospitales neoyorquinos, el sistema de salud estatal y exportar su modelo asistencial a otros confines norteamericanos. Políticos y colegas de aquel país, de todas las ideologías y credos, aplaudieron el tesón del sevillano, titánico también para salvar vidas arrasadas tras suceder el terrible 11-S del 2001.

Asesor de organismos internacionales, fundaciones benéficas, ONGs y con una mente que nos importó el énfasis de la resiliencia, Luis Rojas Marcos tiene los más preciados galardones americanos, andaluces y médicos. También, es Doctor Honoris Causa por las Universidades de Burgos, la Ramón Llull y la del País Vasco.

Psiquiatría sevillana: sombras, excelencias y exilio
Luis Rojas Marcos

Las decenas de libros y centenares de artículos del psiquiatra hispalense son de cabecera para los que se fascinan por el poder, potencialidades y debilidades de la mente. Rojas-Marcos explica una psiquiatría que se entiende: la medicina que prescribe para los conflictos es la tolerancia.

Un premio que le emocionó en Sevilla durante 2021 fue el que le otorgó el Teléfono de la Esperanza, celebrando sus 50 años. Esa ONG la fundó Fray Serafín Madrid y salva vidas evitando suicidios y escuchando a quien nadie oye.

Psiquiatría sevillana: sombras, excelencias y exilio
Guillermo Ruíz Pérez

Otro ejemplo emergente de la psiquiatría del exilio es Guillermo Ruiz Pérez (Sevilla, 1994), graduado en Medicina por la Hispalense y en Filosofía por la UNED. Ultima su formación en psiquiatría en el Hospital Universitario de Rüdersdorf bei Berlin, adjunto a la Universidad Médica de Brandenburgo. Como Rojas-Marcos, Guillermo Ruiz confiesa que se afincó en Berlín ‘buscando aire fresco sobre la psiquiatría española’. La conocía de un mentor y psicoanalista hispalense.

Guillermo Ruiz confiesa a ELCORREOWEB que ‘en mi caso, de lo que más me enorgullezco es de hacer una psiquiatría crítica, social y humanista de base fenomenológica y de poder aplicar mis estudios en Filosofía a ello’. Añade que ‘en España, haber estudiado Filosofía no me hubiera servido de nada dentro de la estructura hospitalaria y el sistema de formación en la especialidad’. Recalca que en Alemania ‘ayudó [tener Grado en Filosofía] a que me contrataran en el hospital en el que estoy e hiciera investigación al respecto. Ahí está la diferencia’.

El ubicuo Dr. Ruiz centra su Tesis Doctoral en el Dr. Luis Valenciano Gayá (Murcia, 1905-1985). Este psiquiatra representa el ‘punto fundamental de mi carrera intelectual’ según Ruiz. ‘El Dr. Valenciano es la clave de bóveda de mi formación psiquiátrica y filosófica’.

En el Madrid del 1936, sitiado por tropas franquistas, el Dr. Valenciano logró trasladar a sus enfermos a su Murcia natal, para salvarles la vida. ‘Valenciano trasladó a 19 enfermos a Murcia y Alicante, incluso en contra de la recomendación de su mentor y jefe de la Clínica Psiquiátrica del Hospital Provincial de Madrid, Gonzalo Rodríguez Lafora, sufragando con su sueldo el cuidado de los pacientes’, apunta Ruiz.

Alumno del Dr. Marañón y fiel de las tesis del filósofo Ortega y Gasset, el Dr. Valenciano es uno de los olvidados y malditos durante la autocracia del General Franco. La talla moral del médico-humanista dimensiona al personaje. ‘Lo curioso de todo esto, de ese olvido en el que está Valenciano, es que llegué a él –precisamente- a través de textos psiquiátricos alemanes’, concluye Ruiz.

El Dr. Valenciano aplicó didáctica a la Psiquiatría, demostró la importancia de la historia sopesando una crónica vívida. Se formó en Alemania en los años veinte, en el Hospital de la Charité (Berlín) con Karl Bonhöffer y Jürg Zutt y en el Hospital Bürgozli (Zürich), donde Eugen Bleuler aún impartía seminarios semanales. Después, fue subdirector del Hospital provincial madrileño y director del Psiquiátrico de Murcia, donde logró ser Doctor Honoris Causa en su Universidad. Sus libros, ponencias y estudios sobre la psicopatología del delirio, esquizofrenia paranoide y alcoholismo psicótico son vigentes.