In fraganti

Real Betis, la épica del sufridor que saborea la gloria

El equipo verdiblanco trasciende lo deportivo. Es alma cosmopolita de la resiliencia y rivalidad del fútbol sevillano. El beticismo metaboliza una filosofía popular exportable

Juan-Carlos Arias jcdetective /
25 jun 2022 / 04:00 h - Actualizado: 25 jun 2022 / 04:00 h.
"Real Betis","In fraganti"
  • Béticos contra Lopera.
    Béticos contra Lopera.

En la capital de La Giralda convive, fetén, la bipolaridad sana y competitiva. Las cofradías pascuales pugnan, con cristos y vírgenes, por la patria del barrio. El fervor del credo, las lágrimas de la pasión y el fetichismo local son claves. El último arrancó con la fenicia Astarté (Ispal) y con la romana Venus (Itálica). Ese sueño se hace prosaico con el fútbol. Vehicula un carnet por el que pagan hasta los pobres. ¿Imaginan así más equidad e igualdad social?.

La rivalidad deportiva hispalense tiene obviamente más barrios, más clubs y más personas. Las sinergias comparten escudos, camisetas y gorras. Pero Betis y Sevilla identifican a cada mitad de la ciudad. Escribíamos en #Infraganti que las antiguas enfermeras, como es el caso de Isabel Ramírez qepd, antes del pinchazo para entretener y aminorar el dolor preguntaban al paciente si eran de uno u otro equipo de la capital

Betis y Sevilla, no lo obviemos, simbolizan también las dos mitades que tiene cualquier persona. Relatábamos aquí que un empresario (Casa Ruiz) descartaba a candidatos a contrato laboral si eran del Betis o fumaban. El señorío del tipo aceleró, acaso por el maldito karma, el cierre de su negocio lustros después

El irrepetible rockero Silvio nos regaló paradojas. Sevillista y cofrade se inspiraba con el escudo del Sánchez Pizjuán. Pero cantó el himno oficioso del Betis. El que truena en el Villamarín para éxtasis de las criaturitas [palabro de Lopera]. Su silverbarber Curro insistía que Silvio no pronunciaba la ‘b’ del himno, dejándolo en ‘Etis’. La banda, no obstante, acentuaba en directo dicha consonante porque eran todos béticos. El poeta, también barbero, Manolo Melado hizo lírica repasando los jugadores ante miles de almas entregadas en el Villamarín. Ser speaker y bético es tarea importante . Su sucesor hereda brío y oficio enardeciendo al beticismo

Real Betis, la épica del sufridor que saborea la gloria
Joaquín con la Copa del Rey.

La historia se explica

Fundado en 1907 el actual Real Betis Balompié SAD, y desde 1914, adopta la camiseta verdiblanca. Copia a la del Celtic de Glasgow. Los primeros socios del equipo escocés eran, mayoritariamente, emigrantes irlandeses. El escudo triangular lo inspiraron freemasons. Las barras verdiblancas se forjaron en partidos entre tripulantes de cargueros británicos que atracaban en el puerto sevillano y jugadores locales. La sustancia celta del Betis alentó que fuera el sur del sur, el obrero sobre el señorito, la sátira y paciencia del perdedor (looser) frente al prepotente ganador (winner). Es además sufrir, no rendirse. Contemplar fiasco sobre la gloria tardona. Asín es el alma bética, sorry.

El verde y blanco también es Islam, el añorado Al Ándalus que sueñan los musulmanes de hoy. El blanco de la paz y el verde de la esperanza que tanto necesitamos en el siglo XXI. Esos colores se reproducen en la bandera oficial de Andalucía, la que acuñó Blas Infante. A la que le sobran logos de partido y colmata el mítico Hércules desafiando a columnas y obstáculos.

La crónica deportiva del Real Betis le sitúa como líder y en la cola de todas las divisiones del fútbol español. Perdonen, pero ese vaivén concurrente del histórico Betis llena las consultas cardiológicas y de psicoterapeutas. Le deben un homenaje. El resultado de los partidos béticos les multiplica clientela. No es normal que gane o pierda, el Betis del balompié, en el último minuto. O empate al descuento, o le golee un equipo de tercera en casa. O elimine desde segunda a un primera en la Copa regia.

Deben hacerle la ola al Betis los millonarios gracias a las quinielas. Los heliopolitanos revientan los pronósticos más sensatos. Cuántas veces pierde inesperadamente o gana, por goleada, cuando no se da un céntimo por su victoria. El pálpito hace que el Betis sea una incógnita en todo momento. Lo único que se sabe es que juega en el campo.

Los avatares contemporáneos del Betis merecen un aparte. Es ya una clave el negocio del fútbol. Arremolina la codicia especulativa. Desde los 70s del pasado siglo se arruinó y renace cual Ave Fénix. Sus miles de socios apenas saben de superávits, comisiones, deudas, avales, créditos y facturas. ¿Hay mucha contabilidad creativa bética?.

En los 90s el fallecido Dr. Galera y antecesores que lideraron al Betis lidiaron con la cara ‘b’ del vil metal. Se descubrió el cáncer contable del Club hasta el ‘rescate’ de Manuel Ruiz de Lopera. Tan ocurrente personaje centró gloria y líos. Avivó la zona ultra, peñas [algunas reveladoras: Lo que diga Don Manué] tejemanejes y testaferros.

Su palabrería (fijarze bien, acolapsa La Palmera un OVNI, ¿Dónde estabais en el 92?, Betis de UVI) no evitó manifestaciones contrarias a su gestión e intervención del Betis. La Jueza Mercedes Alaya envió un Administrador concursal espléndidamente remunerado, José Antonio Bosch. Pero dimitió cercado por idénticos trapicheos que debió obviar a las arcas del club. El Betis es el único que, en su puerta grande, erigió monumento a una afición que ya quisieran otros clubs.

La era Lopera (1992-2006) trascendió con sucesores que frecuentaron juzgados y banquillos, triste estampa. Hubo compradores que ni pagan, avalados sin crédito, testaferros rusos y contratos holandeses de off-shore (BV). Esa senda suma y sigue hasta este 2022. Empresarios de éxito, el dúo López Catalán & Haro, lideran hoy un Betis glorioso que acertó con el ingeniero Pelegrini en el banquillo al que adoran en su Chile natal. El listón lo dejó alto el balear Serra Ferrer.

El indicado tándem apuesta, con selectivo silencio mediático, por la leyenda planetaria del Betis. Gracias al oficio José Antonio Peinado tiene millones de seguidores en redes sociales, fans y peñas en los cinco continentes. Lo ansían jeques, banqueros, millonarios, oligarcas y lo disfrutan por doquier. Comparado con otros Clubs españoles el currículum del Betis es cortito, sólo tiene trofeos españoles: 3 Copas del Rey (1977, 2005 y 2022), 1 Liga (1934-35) y galardones estivales. Sus participaciones europeas (Champions y UEFA) apenas sobrepasaron fases iniciales. Pero el Betis en 2ª división tuvo tantos socios con los 5 mayores de la 1ª.

La leyenda del Betis

Los números deportivos del Betis son discretos, pero su leyenda y la empatía que cosecha como positiva ‘marca Sevilla’ agranda un proyecto que precisa poco marketing. Toreros como los míticos Morante y Curro Romero, cantantes (José de la Tomasa, Kiko Veneno, Alejandro Sanz, Haze...), nobles (Duquesa de Alba, Condesa de Barcelona –abuela de Felipe VI-) o políticos (Felipe González, Rodríguez de la Borbolla, Susana Díaz, Juan Espadas) famosos no son neutrales sobre el Betis.

Lo más intangible del Betis podemos leerlo. La Marcha Verde (Algaida 2008) de Antonio Hernández es una obra maestra del relato corto. Ahí el escritor gaditano mezcla historias: un pintor que sólo ve dos colores (verde y blanco, claro), un aristócrata gay que sesiona en vestuarios para ver torsos atléticos, un pirado que admira a Lopera creyéndose Napoleón o un mago gitano que saca balones béticos de la manga. Hernández suma en esta obra de culto la sociología del hombre contemporáneo. La goleada de arte está servida.

Otros libros sobre el Betis narran, en dos entregas, Historias Béticas del cronista oficial verdiblando Manolo Rodríguez. Vivir con Arte (Random, 2021) del irrepetible Joaquín Sánchez, o sobre el portuense (Finta y Sprint, Samuel Silva). El balsámico 100 motivos para ser del Betis de Daniel Gil (Cienx100, 2021) alcanzó varias ediciones. Gil admite que se queda corto, que habría más de un millón de causas para sentir fervores verdiblancos.

Personajes como Rafael Gordillo superan su jubilación del fútbol con extrema popularidad. El astro bético añade un permanente compromiso social y solidario encarnando. La leyenda del equipo aún cabalga por el césped para muchos aplaudido por los goles que metió. Otra clave del Betis es el Capitán bético Joaquín Sánchez cuyas bromas, talento, respuestas sabias, gracia y chistes multiplican su icono publicitario que aplazan su retirada.

El Presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, dijo del portuense cuando le presentó días atrás la 3ª Copa del Rey lograda que ‘...es capitán de capitanes, es un mito’. La sesión del lunes 25 de abril del Congreso de los Diputados en Madrid la inició, con voz ronca, su Vicepresidente Alfonso Rodríguez Gómez de Celis felicitando al Real Betis Balompié por lograr dicha Copa tras ganarla al Valencia en la tanda de penaltis.

Alfonso Guerra, Vicepresidente del Gobierno (1982-1991), repite sobre el Betis intercalando a Antonio Machado: ‘Es una filosofía, incluso cuando el equipo no está bien vuelve con el manque pierda’. Como acostumbran los béticos tofo se resuelve a última hora, en el penúltimo momento

Lejos de anestesiar el criterio popular el fútbol, a veces con el Betis, saca su mejor alma para hacer didáctica de la resiliencia, cultura del esfuerzo y humildad de saber perder y celebrar la gloria. El escritor Julio Muñoz Gijón Rancio explica por qué es bético: ‘... En el Betis cada jugada es el principio de una revolución preciosa que tarda pero llegará, los regates son desafíos al orden; la gente, quijotes orgullosos de equivocarse al elegir y de participar en una mentira que vale la pena’.

Algo parecido al ejemplo de Rafa Nadal con su espíritu tenístico o Pau Gasol relatando su carrera de éxito sin tópicos. Sólo con talento, paciencia y respeto al contrincante y al público. Como hay incógnitas sobre el Betis oficial y su leyenda, el inolvidable Silvio data, en su himno verdiblanco, que se inventó siglos antes que escoceses e irlandeses lo inspiraran: ‘....No busques más que no hay, cuando el Rey Don San Fernando, conquistó a Sevilla [en 1248] se preguntó: ¿Dónde está mi Betis...?.