Restaurante Río Grande, ¡Mecachis!

Hay personas, empresas, espacios y hechos donde se concatena la mala suerte sin explicación racional. A un Restaurante emblemático sevillano le persigue la desdicha

Juan-Carlos Arias jcdetective /
05 nov 2022 / 04:00 h - Actualizado: 05 nov 2022 / 04:00 h.
"Gastronomía","Urbanismo","Hostelería","Policía Local","Política","Reformas","Estafa","Torre del Oro","In fraganti"
  • Etapa de Paco Ramos en Río Grande.
    Etapa de Paco Ramos en Río Grande.

En #Infraganti estamos atento a lo insólito, al paroxismo, al malfario llamativo, a la Injusticia y a lo que supera cualquier capacidad de espanto/s. Se publicaron capítulos donde merodeaba lo paranormal en el Vaticano palmariano –sin premio- que inventaron Los Papas Clemente Domínguez (Gregorio XVII) y Manuel Alonso Corral (Pedro II).

El campo de lo paranormal, no obstante, se lo dejamos al Rey del Misterio, José Manuel García Bautista, ubicuo y experto ante cualquier suceso de tal campo. Ahí es imbatible, siendo este periódico decano hispalense el medio donde publica parte de sus fascinantes historias

Otra vez, una estirpe de la nobleza (los Medinaceli) centró un cúmulo de adversidades. Habrían nacido en el conflicto fratricida. Algo parecido sucede con la desaparecida joyería-compro oro Casa Ruiz fundada en 1928. En su sede antigua de Sierpes se suceden cierres y retrasos en la aperturas de nuevos negocios.

Qué decir de un piso en Los Bermejales. Una de las zonas residenciales sevillanas más nuevas ya tiene un inmueble por donde pululan maldiciones y cenizos inexplicables.

Del Hotel Macarena confiamos que haya vuelto a brillar en el firmamento sevillano de la hospitalidad y gastronomía local. Del que fuera Intendente del Rey Juan Carlos I, el fallecido Manolo Prado, detallamos semanas atrás lo complicado que es vender su antiguo palacete en la Avenida de La Palmera. Suponemos que la maldición no haga allí de las suyas.

En ese último artículo paseábamos por palacetes del sur sevillano. Se anunciaba que cerquita del Gualdaquivir había un negocio que atraía el marrón, si se admite este vulgarismo.

Restaurante Río Grande, ¡Mecachis!
Proyecto del restaurante Río Grande.

El Río Grande de Ramos

Francisco Ramos Herrero aprendió de la mejor hostelería (El Prado, Los Corales y el Alfonso XIII) hasta que decidió independizarse. En 1956, y tras superar no pocos obstáculos burocráticos, abrió el Restaurante Río Grande. El negocio se implantó justo enfrente de la Torre del Oro, en la calle Betis 69.

En 1967 se optó por reformar el Restaurante. Las mejoras incrementaron la clientela, atrajo a personas en un lugar emblemático disfrutando de unas vistas inmejorables. También, fue centro de importantes eventos, comidas, homenajes y la cita de toreros, intelectuales, terratenientes y nobles. Y de cualquier sevillano o visitante que optara por estar en un lugar importante.

Lola Flores, la última Duquesa de Alba, escritores, empresarios no desechaban tomarse copas, almorzar o cenar en el Río Grande, o en casa de Paco Ramos, pues el hostelero tuvo carisma, fue embajador de los barmans en Sevilla y fue un personaje en la Sevilla más tradicional. Fue fervoroso cofrade, directivo del Sevilla CF, logró la Medalla del Oro al Trabajo y el Tambor del mismo metal donostiarra.

También, fue hombre de paradojas. Considerándose barman y por tanto fan del cóctel, en su Restaurante sólo se despachaban copas de licores, vino y cerveza sin maridar. No quería desagradar a su clientela más clásica. El tiempo puso en la misma parcela del Río Grande el Puerto de Cuba, que sirvió cócteles y combinados de categoría. Pero fue cerrado, inexplicablemente. ¿Hay duendes en esa orilla del Guadalquivir?.

Paco Ramos falleció el 3 mayo 2010, aunque traspasó el Río Grande en 2003. No había encontrado, pensamos, personas de confianza que siguieran su senda de excelencia hostelera. El mercado puso el negocio en manos de María del Carmen García Sánchez que sufriría, pensamos también, los vaivenes de la hostelería local. Ahí, en ese negocio que pocos conocen, la marca personal tiene más duendes.

Esta empresaria activó un ERE donde la Jueza Alaya vio demasiadas irregularidades. Procesó a 7 partícipes, embargó las cuentas del Restaurante e imputó a la dueña del negocio. Todo sucedía en 2012.

Restaurante Río Grande, ¡Mecachis!


Las nubes se situaron encima del negocio que creó el fallecido Paco Ramos. El ERE metió en las cuentas bancarias del Restaurante 1,5 millones de euros, pero acabó arruinando el negocio por las diligencias judiciales. Entonces, se decidió vender. Al parecer, hubo trabas que lograron imputar -por presunta estafa- a sucesora de Ramos al frente del Río Grande. Alguien lo había ‘señalado’ con 500.000 euros y la operación no las tenía todas consigo, si nos referimos a la legalidad y buena fe exigible.

Los líos del Puerto de Cuba

En 2017 Faeton capital, participada entre otros por el empresario Miguel Gallego Jurado (MIGASA), compra las concesiones del Río Grande y lo que quedaba del negocio. En 2020, Gallego cesa como Consejero-Delegado de MIGASA, aunque conserva el cargo de Consejero por razones accionariales. Hablamos de la aceitera líder española y de las más importantes del globo. Faetón en su proyecto, en el que participan reputados empresarios sevillanos, prevé reinaugurar la excelencia del Restaurante en su magnífica ubicación.

En 2018 se cruzan denuncias y demandas los responsables de FAETÓN y PUERTO DE CUBA, como decíamos un bar-coctelería alojado en la parcela del Río Grande. FAETÓN-Gallego instó desalojar ese negocio, que invocó un alquiler verbal. Una política de hechos consumados por alguna de las partes multiplicó actuaciones judiciales intentando el desalojo. Al final todo fueron gastos, abogados, procuradores para las partes contendientes. Gallego fue imputado, y luego absuelto. La lucha tuvo ortodoxia legal sí, pero chirrió con la soberbia de quien no quiere perder un pleito.

Pueden imaginar, quienes lean estas líneas, este lío lo que perjudica la imagen del negocio hostelero local. Algunos pasajes fueron de pasillo de comedias, según quienes estuvieron cerca del David y Goliat del caso.

Parte de los dividendos de una mínima parte de empresarios de tal segmento, la hostelería al sevillano modo, se basa en aplazar plazos legales, incumplir mandatos judiciales o policiales, replicar multas irrisorias -si consideramos el dineral que ganan-, esquivar controles oficiales y malpagar a la plantilla que les llena los bolsillos. Y de paso aburrir a los sufridos agentes de la Policía Local que sólo cumplen el mandato del bien común.

Restaurante Río Grande, ¡Mecachis!


Carbón Negro....

Los inversores-empresarios de FAETÓN buscaron por tierra, mar y aire el rentabilizar y operar tan atractivo proyecto de reinaugurar el Río Grande. Tienen, según fuentes fiables, lista de espera de futuros empleados a trabajar en lo que operará otro colectivo de hosteleros.

Tuvieron la ocurrencia de poner a su proyecto, sus operadores, nada menos que el nombre de CARBÓN NEGRO. Hay preguntas: ¿Es el mismo que traen los Reyes Magos a los que se portan mal, o no hicieron la debida carta, o los que catean siendo niños o adolescentes?. Nos intriga quién fue el/la lumbrera que iluminó tan oscuro nombre en un grupo hostelero madrileño donde la excelencia cruje de tanto éxito.

Declaraciones de los que operarán el neo-Río Grande hablan de millones invertidos, igual que FAETÓN puso para adquirir las parcelas. Sospechamos que habrá más capital ‘inyectado’ por aquello de ‘poyaque’ (perdonen el vulgarismo). Todo bascula sobre ‘crear un complejo de primer nivel internacional y un referente gastronómico en la ciudad de Sevilla’.

Urbanismo ataca, más carbón....

La Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) sevillana tiene preparadísimos inspectores para verificar que los proyectos que les presentan concuerden con lo que ven los ojos de la realidad. Si hablamos de hotelería, hostelería, viviendas, caserones, etc.... suponemos que los funcionarios van con las orejas tiesas al gestionar las inspecciones. La tendencia del SAV-Síndrome de Aumento de Volumetría alcanza también a los negocios, no sólo las viviendas residenciales

El pasado septiembre la GMU emitió un decreto que paraliza las obras del Neo Río Grande. Pensaba inaugurarse en junio con tropa, banda y música. La GMU no sabemos si conoce el SAV, pero sí el ‘poyaque’. Unos inspectores detectaron obras y reformas no ajustadas a la licencia original. Además, en el expediente municipal se acumulan numerosas quejas vecinales y este dato sí que merece respeto. Esa opinión debe importar a los empresarios.

Que se lo digan al contiguo restaurante de ABADES, cuya apertura se retrasó con cientos de metros cuadrados menos de los que querían colar los promotores, aunque iban ‘recomendados’. Al parecer, una vecina muy ilustrada en leyes acabó con el SAV en el ABADES. Debe decirse, en honor a la verdad, que la gastronomía y los profesionales de este templo de la buena mesa superan todas pruebas y retos de la excelencia con nota.

El proyecto del nuevo Río Grande contempla un sobresaliente ascensor que chirriará la vista del personal. También se sabe que los promotores tramitan otras licencias que, de concederse, pueden subsanar a las que ahora se paralizan o se ponen en duda.

Lo que aprobó en materia de obras el Ayuntamiento se presupuestó en unos 650.000 euros. A la vista de la obrado, está previsto y acusa la indeseada tardanza, esa suma parece muy inferior a la realidad. Se desconoce por este humilde escribidor si tras la ausencia del inolvidable Paco Ramos el cenizo y el malfario se ceban en un negocio legendario de la hostelería sevillana. Tampoco sabemos si se remueve en la tumba el hostelero por lo que le ocurre a los postreros dueños y gestores del negocio que fundó.

Este artículo sólo refleja opiniones personales sobre hechos tan parciales como reales. Estamos pendientes, y ansiosos, que el Río Grande haga honor a su leyenda. Está en nuestra memoria colectiva. Y hacemos votos para que CARBÓN NEGRO, el gestor del futuro negocio, devuelva a Sevilla un gran restaurante.