Cuando recordamos el timo con avíos recordamos al trío tonto-primo-listo de la Estampita. El primero lleva un sobre con billetes donde asoma alguno bueno, lo que deslumbra al segundo, quien no puede ‘comprarlo’. El tercero, el listo, preso de una gili-codicia irracional oferta muchos billetes de verdad para adquirir ‘ganga’. Pero el sobre, tras comprobarlo, se llena estampitas que tapan billetes de verdad. Obviamente, cuando el listo se percata del fraude, el tonto y el primo han volado por el sistema piernas-para-que-os-quiero.
El Tocomocho es igual a la Estampita. Pero con billete de lotería que habría sido premiado. Un tonto desconoce su valor. El listo de turno lo compra como platino pues el primo está tieso, pero al comprobarlo sólo tiene un papelito. Tales timos nos recuerdan la cinta cómica española de 1959 Los Tramposos que dirigió Pedro Lazaga e interpretaron los inolvidables Tony Leblanc y Antonio Ozores que encarnaban a estafadores de mercadillo. Pues bien, en 2023 dicha película la reinterpretan ‘listos’ que así validan su estatus. Sólo cambia el blanco y negro fílmico por el deslumbrante color.
Rip Deal y lo billetes chungos
Las nuevas versiones de los timos indicados parecen más complejas. Sería, en parte, porque los identificamos con un anglicismo, Rip Deal, y daría respeto a la trasgresión y morbo expectante ante quienes sonreímos con los idiotas que pican. La estafa del Rip Deal (transacción corrupta) entraña en apropiarse con habilidad, a veces con violencia, de importantes cantidades de dinero o bienes valiosos a cambio de billetes falsos o simulados. Es decir, más de lo mismo. Pero hay novedades.
Las tácticas de estos estafadores no pasan por fingir corta mente (tonto), coraje sin dinero (primo) y arrojo estéril del timado (listo). Quienes engañan lo hacen a lo grande. El primer paso se da cita en la pantalla del ordenador. Se busca entre vendedores de bienes de alto valor (casas, joyas, monedas y relojes de oro, cuadros, piedras preciosas...) o cripto-activos canjeables. El listo siempre espera, sin saberlo, al estafador nato. Recuérdenlo.
El Rip Deal está caracterizado, de entrada, porque apenas se denuncia su consumación ante las autoridades competentes. Sus víctimas, quizá por vergüenza, o porque lo que venden está a priori lejos de la legalidad tributaria, o bien por el origen turbio del activo, no denuncian. Sólo tramitan denuncias los que, al describir su rol de víctimas, generan preguntas de la autoridad competente si está ante el ‘cazador cazado’.

En la Lloret de Mar (Girona) se investigó por los Mossos la conversión del producto de la venta de un piso de lujo a bitcoins. La conversión se plasmó con una montaña de billetes falsos que se entregaron en el banco de un parque. La cara del timado que creyó hacer el negocio del siglo será para haberla grabado. Carlos Garrido, el cripto-experto sevillano encarcelado en Alicante debió asesorar a alguien con billetes chungos de piso en la cripto-nube.
Embajadores sevillanos del RIP DEAL
Carlos Herrera, ex pregonero pascual y locutor repite obviedades sobre los tontos. Y se queda corto. Buscar rentabilidad a los fajos del ‘dinero negro’, es decir, invertirlo para sacarle tajada entraña alto riesgo. El fisco está atento cobros sustantivos en cuentas bancarias, lo que inscribe el Registro de la Propiedad o a Tráfico con la alta gama. Funciona rápido la alerta ante cualquier incidencia que merezca requerimiento o acta inspectora.
Pues bien, subió el tono de una leyenda que, de ser cierta, merece un premio Rip Deal 2023 a un sevillanista, como lo acuñó Chaves Nogales. Se citó en un hotel de lujo con unos compradores de origen ruso (en realidad sería troupe de croatas, traductora incluida).
La cita fue en un reservado de restaurante donde había dos maletines. Uno lleno de monedas de oro de verdad, propiedad de sevillano engominado y heredero millonario holgazán. El otro maletín estaba cargado de fajos de banco de billetes de 50€. De ahí sólo era bueno al que abrazaba una cinta de papel apretá. Cuando el embajador-víctima del Rip Deal hispalense acabó con el postre y la copa de una opípara comida (tuvo el detalle de pagar como generoso actor de ‘pelotazo’ llegó a su casa, su cara se demudó.
Tras abrir el maletín de falsa piel en la intimidad y deshacer los fajos, tras cortar con tijera sus abrazaderas de papel, se percató que sus convidados se la habían pegado. Y el ‘listo’ de las monedas heredadas seguramente tendría cara de póker. Mientras, las carcajadas croatas serían de hipérbole.
Tras ese ‘palo’ del Rip Deal habrían aparecido por Sevilla más espontáneos originarios de la península balcánica con datos de vendedores de activos llamativos para estos estafadores. El pasado marzo fueron detenidos dos jóvenes croatas, de 23 y 28 años, que se apropiaron en Granada de casi 50.000 euros en efectivo de un ‘empresario’ que añora unos terrenos y miles de euros suyos.
Una denuncia puso en la pista a expertos de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF)-Policía Nacional (PN) que explicó la operación Sumatogado. No se sabe ciertamente si tales detenciones han desarticulado a un grupo criminal que ha viajado al sur español para proseguir con fechorías.
Habrían más operaciones de PN y Guardia Civil en curso, pues se saben o se investigan denuncias de hechos similares cortados por el mismo patrón. La puesta en escena de los estafadores varía, pero el guión que dramatizan es el mismo: se presentan como compradores solventes, fingen interés y ofertan pago en metálico con ‘billetes chungos’ a la postre que ocultan algunos de curso legal. La codicia de la parte vendedora hace el resto.
Hay bufetes de abogados, detectives y gestorías que recibieron incontables consultas por este timo. Déjese asesorar. Aunque más veces que menos se carece de denuncias que permitan su seguimiento y represión policial y judicial, la presunta estafa sería de nota.
Consejos ante el Rip Deal-Tocomocho-Estampita:
1. Desconfíe de ofertas y pagos tentadores que evitan impuestos.
2. Acuda a la negociación con algún testigo o asesor profesional
3. Confirme identidad (NIF, NIE o Pasaporte) de ‘compradores’
4. Plasme, con firmas, en contrato la transacción. Quédese una copia
5. Cuente, uno por uno, los billetes tras verificar su autenticidad
6. Guarde datos de contacto de ‘compradores’ (teléfono, web, señas..)
7. Ante cualquier irregularidad acuda de inmediato a la autoridad con las pruebas que evidencien el engaño.