La infidelidad en la pareja o en la empresa centrará dos semanas #infraganti Esta toca se focalizará sobre la que se produje en el ámbito de la pareja. A Winston Churchill se le atribuye que ‘hay verdades, medias verdades, mentiras y estadísticas’. Si son creíbles algunos estudios, quedó establecido que fueron pillados en infidelidad un 15% de las mujeres y el 18% de hombres.
El delito de adulterio se abolió en España en 1978, el mismo año que se votó y aprobó -por mayoría de españoles- la vigente Constitución. Antaño, de las infidelidades debía levantar acta la ‘autoridad competente’. No obstante, el Código Civil establece, en su artículo 68, que ‘...los cónyuges están obligados a vivir juntos, guardarse fidelidad y socorrerse mutuamente...’
Quienes no estén casados, por boda civil o religiosa, no están pues obligados como ‘pareja de hecho’. Pero la liberalidad sobre el poliamor tan en boga y relaciones extra-pareja no son aceptadas por una mayoría de convivientes en común. Guste o no es así. Los celos están ahí.
Vayamos al grano. La angustia, inquietud e insomnio que causa la mera sospecha que la persona amada en algún momento tiró una cana al aire, tiene una aventura o está con otro u otra más cerca que lejos siendo el sexo el guión más habitual de esas relaciones explota en cualquier pareja. La moral social española no suele admitir lo furtivo, esos sueños húmedos consumados, o aplicar el síndrome del príncipe azul a quien tenemos al lado. La bomba de la infidelidad reparte metralla además hacia amistades íntimas que, sin mucho criterio, suelen militar en el bando del afecto.
Lo peor de la infidelidad imita a los conflictos por herencias y divorcios: aflora lo peor. Nunca se admite el fracaso de la pareja, que quien busca fuera es porque no encuentra en casa, rutinas y amistades tóxicas, demonios que inventar o acaso huir hace adelante negando la mayor. Es decir, al pillado/a nunca le sale de la boca la palabra ‘perdón’. Por esta razón de peso van por delante algunos tips para consolidar sospechas o literalmente descubrir infieles:
MALDITO TELÉFONO: El móvil tiene nuestra vida en sus entrañas. Cuando en pareja se cambian claves sin compartirlas, se usa en penumbra, rincones, otra habitación, es decir, alejándose de la pareja hay ‘tema’. Si además, cerca de la pareja se responden llamadas con telegramas, se aumenta la voz para responder llamada que justifica otra en privado, o bien se corta y se excusa ‘es un pesado/a’ sin que nadie pregunte hay ‘indicios’. Encontrar un teléfono distinto al habitual de la pareja en la guantera del coche, cajón recóndito de despacho privado, en el bolsillo del hombre o bolso femenino preguntar el por qué y responder algo que no cuadre (es de la empresa, me lo regalaron, no es lo que piensas, no sabía ni que lo tenía, es de un amigo-a/compañero-a y un largo etcétera increíble) va más allá de la alarma con mayúsculas. Si a lo escrito se añade algún nerviosismo, o acusaciones de vulnerar privacidad etc.... a lo que algunas veces es casualidad entonces el tema exige más explicaciones. Pedirlas ilumina, sobre todo cuando las respuestas no siguen esquemas lógicos.
ACICALARSE: Renovarse o morir es balsámico en pareja. Reinventarse es nutritivo, además. Pero vestirse de marca, comprar y usar colonias distintas a las habituales, acicalarse más y llevar el resultado de ese repentino cambio de estilo y de físico engendra sospechas. Puede haber otro u otra ante quien se lucirá palmito. No a la pareja, que se queda en casa. Cambiar de vestimenta, de estilo y preguntarle el resultado al espejo y no a la pareja es camino directo a que la infidelidad revolotea.
MÁS FUERA QUE DENTRO: La rutina de pareja hace que las costumbres sean norma de convivencia. Las dos partes se lo saben todo. Cuando la infidelidad irrumpe empiezan viajes antes inéditos, reuniones infinitas en cuanto a su hora de conclusión, talleres, congresos y cursos cuyo objetivo es estrictamente justificar la ausencia. Meras confirmaciones de tanta salida bastan para pillar las mentiras de quien se cree más listo que su pareja.
EL/LA ÍNTIMO: La infidelidad tiene siempre alguien que la conoce fuera de quienes la practican. Toda mujer tiene una íntima a quien confiesa todo.
Y qué decir de hombre a quien le cuenta hasta las peores tardes de la vida. Pues bien, los/as ’íntimos/as’ se usan como palanca de la infidelidad pues así se justifican y generan confianza a quien pretenden engañar con la relación llamémosle lejana a la órbita de la confianza de pareja. Estos personajes sirven de engañabobos y confunden con cierta habilidad para salvar a su íntimo/a. Pero si hay pruebas o evidencias sólidas suelen balbucear para justificar lo que ya es injustificable. Son estas amistades actores y actrices forzados por las circunstancias y al cabo no hacen bien su papel de engañar a una persona que sufre una traición.
UN AMOR EN CADA.... Cuando la pareja vive durante la semana laboral, los fines de semana o en otro país muy separada de kilómetros los viajes ‘sorpresa’ son muy recomendables para desvelar una infidelidad. En España hay miles de parejas separadas por el destino laboral, el trabajo interino, el negocio familiar o los viajes continuos de una de las partes. El tiempo de ausencias hace que la tentación se acerque hasta consumarse. Entonces, hay ciertos mecanismos que exigen ciertas visitas sin preaviso. Es decir, si se alega que quien viva alejado no puede ir al hogar en determinadas fechas, invoque excusas poco claras es imperativo presentarse en la vivienda y a horas no laborales. El nerviosismo y quien lo encarne conduce a la confirmación de las peores sospechas cuando esa visita sorpresa se torna hacia caras largas, tartamudeos, balbuceos, reproches o cabreos que no son habituales a quien los personaliza.
INTERNET: Las aplicaciones de citas, ligar en la red, chats, grupos, redes sociales es un ‘te rondare morena/o’ para consumar la infidelidad. Las mentiras en los perfiles, fotos, datos personales y demás consolidan a móviles, tablets y ordenadores como perfectas herramientas para los/as infieles. La red de redes aloja también a un sinfín de extorsionadores sobre la infidelidad manifiesta. Los encartados en el amor furtivo tienen más dolores de cabeza con estos delincuentes que con sus propias parejas. Así está el patio de tanta vanguardia tecnológica. Los ‘malos’ se aprovechan de los infieles, especialmente porque son vulnerables y su cuenta puede vaciarse.