Reducir el número y la gravedad de los accidentes de tráfico ha sido una de las grandes preocupaciones de las diferentes Administraciones a lo largo del siglo XXI. Es un riesgo que siempre está presente y uno de los motivos que lleva a muchos españoles a contratar un seguro de vida para tener garantizada las mejores coberturas, tanto para el propio usuario como para los familiares. La tendencia apunta a un descenso en los siniestros mortales, pero no así en el número de accidentes, que se ha ido incrementando hasta presentar un descenso durante los últimos años, en los que la movilidad se ha reducido.
La evolución de los accidentes de tráfico en carretera ha presentado un continuo crecimiento hasta el año 2019. Si en 2011 hubo un total de 83.027 siniestros, ocho años después esta cifra subió hasta los 104.080; según los datos proporcionados por la DGT para lo que se considera como accidentes graves, producidos tanto en vías urbanas como interurbanas. Esto significa un aumento del 25 por ciento en el número de accidentes. El problema sigue muy presente y difícilmente se reducirá, ya que la gente sigue utilizando el vehículo para desplazarse de forma continua.
La tendencia en España fue en un pronunciado ascenso hasta 2016, cuando se superó los 100.000 accidentes al año. Durante los siguientes tres periodos la cifra se estabilizó, siempre por encima del centenar de millar. En 2020 el número de siniestros se redujo considerablemente, a los 73.000, debido a las estrictas restricciones a la movilidad con motivo de la pandemia. Fue un paréntesis en un problema que afecta diariamente a las carreteras españolas. No es descabellado pensar en comparar seguros de vida para contratar una póliza que garantice una viabilidad económica ante un riesgo que siempre está presente y que, en muchos casos, no depende de uno mismo, ya que en la carretera estamos todos.
La mortalidad sigue alta pese al descenso
España registró 1004 muertes por accidente de tráfico en 2021, un periodo en el que las restricciones a la movilidad dominaron una parte del año; por lo que hubo menos coches en circulación en comparación con años anteriores. De hecho, la movilidad se redujo en un ocho por ciento, mientras que la mortalidad descendió en un 9 por ciento; cifras casi paralelas que evidencia que el problema continúa. Es un promedio que se sitúa por encima de los 19 fallecidos a la semana. Además, un total de 3.728 personas resultaron heridas graves como consecuencia de 921 accidentes que tuvieron como consecuencia, al menos, una muerte.
En cualquier caso, el número de muertos en la carretera ha ido bajando a lo largo de la serie histórica. En 2011, el número de víctimas mortales en la carretera fue de 1.484, un 45 por ciento más que la cifra registrada diez años después. Este descenso se explica por diferentes factores tales como las campañas de concienciación, el aumento de controles y sanciones; y las mejoras en las vías y en la tecnología de los vehículos. No obstante, los percances siguen produciéndose y en un porcentaje estos se traducen en el lamento de muertes.