Votación histórica

Francia se convierte en el primer país en el mundo en inscribir el aborto en la Constitución

Una amplia mayoría de diputados y senadores ratifican la inclusión en la Carta Magna de la "libertad garantizada" para interrumpir el embarazo

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Video: Agencia Atlas / Foto: EFE

Enric Bonet

Un "momento histórico" para el feminismo francés. A menudo utilizado sin rigor, este adjetivo parece pertinente para calificar lo vivido este lunes por la tarde en el Palacio de VersallesFrancia se ha convertido en el primer país en el mundo en inscribir con claridad el aborto en la Constitución. Más del 90% de diputados y senadores que han votado —el mínimo exigido para una reforma constitucional es el 60%— han respaldado la inscripción en el artículo 34 de la Carta Magna de "la libertad garantizada" de las mujeres "para interrumpir voluntariamente el embarazo".

El presidente francés, Emmanuel Macron, probablemente promulgará esta medida el viernes, coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. No solo representa la primera reforma constitucional de su presidencia, sino también una de las políticas feministas más ambiciosas desde su llegada al Elíseo, en 2017.

Por primera vez desde 2007, Francia modifica su Constitución. Lo hace para petrificar en la cúspide de su pirámide legislativa una de las grandes conquistas de la lucha feminista: el aborto. "Es una etapa fundamental que quedará en la historia. (…) Estamos dando una segunda victoria a Simone Veil", ha asegurado el primer ministro, Gabriel Attal, refiriéndose a la carismática ministra liberal que logró la legalización del aborto en 1975. "Aún estamos lejos del final del camino, pero nos acercamos a la igualdad" entre hombres y mujeres, ha añadido el joven responsable del Ejecutivo, de 34 años, quien ha llegado a Versalles acompañado por Jean Veil, el hijo de Simone. 

"Francia recupera el hilo de su historia"

Con 780 votos a favor y 72 en contra, una muy amplia mayoría de diputados y senadores ha ratificado la constitucionalización del aborto. Para modificar la Carta Magna en Francia, hace falta un referéndum o una votación en formato Congreso, es decir, los 925 diputados y senadores reunidos en un mismo hemiciclo en Versalles. En el caso de la interrupción del embarazo, se ha recurrido a esta segunda opción. Tras la adopción de manera unánime en la Asamblea Nacional (30 de enero) y el Senado (28 de febrero), no había ningún suspense respecto a la votación de este lunes. Era un trámite, pero cargado de solemnidad y simbolismo. 

El anuncio del resultado de la votación ha venido acompañado por una gran ovación. "Os doy las gracias, os doy las gracias por ellas", ha afirmado la presidenta de la Asamblea, la macronista Yaël Braun-Pivet. "Qué felicidad haber construido esta votación con todos vosotros, con casi todos los grupos", ha destacado la senadora socialista Laurence Rossignol desde el estrado del monumental salón, creado a finales del siglo XIX en el Palacio de Versalles, al suroeste de París. "Francia recupera hoy el hilo de su historia, la historia del país de los derechos humanos", ha añadido.

Esta exministra ha considerado que esta medida resulta un mensaje para los "Trump, Orbán, Bolsonaro y Milei". De hecho, la idea de inscribir el aborto en la Constitución irrumpió con fuerza en el debate público galo tras la sentencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos en junio de 2022. Ese fallo permitió que al menos 14 estados ilegalizaran la interrupción voluntaria del embarazo.

La senadora ecologista Mélanie Vogel y la diputada Mathilde Panot, de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos), impulsaron en el otoño de 2022 propuestas legislativas para constitucionalizar el derecho al aborto. Los partidos afines a Macron también respaldaron entonces esa medida, aprobada en la Asamblea Nacional en noviembre de ese año. Entonces, sin embargo, los diputados y senadores no lograron ponerse de acuerdo sobre un misma redacción, una de las condiciones sine qua non para modificar la Carta Magna. Un año después, han logrado finalmente un acuerdo. Para ello, han pasado de la inclusión "del derecho al aborto" a la "libertad garantizada". Es una definición menos exigente para el Estado.

Un inhabitual consenso en la política francesa

Desde la izquierda hasta la ultraderecha, pasando por los afines a Macron y la derecha republicana, representantes de todas las orientaciones han respaldado esta medida. Este consenso se ve impulsado por la opinión pública, claramente favorable al aborto. El 86% de los franceses respaldan esta modificación de la Carta Magna, según sondeos recientes. Aunque resulta una evidencia que Francia se ha derechizado en la última década en cuestiones como la inmigración o el islam, el sentido común del país ha evolucionado de manera progresista en otros asuntos, por ejemplo, la interrupción del embarazo o la homosexualidad.

A diferencia de los recurrentes debates crispados, la política parlamentaria francesa ha vivido en Versalles un momento de solemnidad, poco habitual en este segundo mandato de Macron. "Hay momentos en la vida de un país en que la unión y el interés general deben imponerse a las peleas", ha destacado Attal. "Por primera vez en nuestra historia, el Congreso lo preside una mujer", ha recordado Braun-Pivet, sobre uno de los numerosos símbolos de esta jornada. 

Uno de los pocos momentos de tensión ha tenido lugar durante la intervención de Hélène Laporte, de Reagrupación Nacional (RN, partido de Marine Le Pen). Esta representante ultraderechista ha criticado que se haya impuesto la idea de que "el derecho al aborto está en peligro y que resulta urgente constitucionalizarlo". Aunque tanto la RN como Reconquista de Éric Zemmour respaldan la ley Veil, sigue habiendo en Francia asociaciones antiaborto, que se manifiestan con cierta regularidad, incluido este lunes en Versalles. Y medios como la neoconservadora CNews —conocida como la "Fox francesa"— también criminalizan este derecho de las mujeres. 

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La votación de este lunes ha erigido el Estado francés como un país en la vanguardia en el valor legal que da al aborto. A pesar de ello, el plazo que las francesas disponen para interrumpir su embarazo (14 semanas) resulta inferior al de España (22) o el Reino Unido (24). Entre 3.500 y 5.000 ciudadanas galas van cada año al extranjero para abortar. "Una de cada cuatro tiene que cambiar de departamento (provincia) para ejercer" este derecho, ha lamentado la insumisa Panot. Francia ha dado este lunes un paso "histórico", pero insuficiente, para garantizar plenamente un derecho "fundamental": la libertad de las mujeres de decidir sobre su cuerpo.

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