Guerra en Oriente Próximo
La UNRWA acusa a Israel de torturar a sus empleados para obligarles a confesar vínculos con Hamás
La agencia de las Naciones Unidas publica un informe denunciando los abusos y malos tratos a los que los soldados israelíes someten a los centenares de gazatíes detenidos en centros militares
Andrea López-Tomàs
Cuando las autoridades israelíes acusaron a miembros de la agencia de Naciones Unidas para los palestinos, la UNRWA, por sus siglas en inglés, de participar en el ataque de Hamás del 7 de octubre, el mundo entero puso el grito en el cielo. Ahora, parece que podría haber sido en vano. La UNRWA, la agencia de Obras Públicas y Socorro de la ONU, ha acusado a las fuerzas de seguridad israelíes de usar la tortura para extraer falsas confesiones de sus empleados sobre sus vínculos con el grupo palestino. Un informe publicado por la agencia este martes recoge los relatos de abusos de detenidos que trabajan para la agencia: interrogadores y médicos del Ejército golpeándoles violentamente, ataques de perros, amenazas de violación y asesinato a ellos o a sus familiares, trato degradante, y un escalofriante etcétera.
De los 1.506 detenidos gazatíes liberados por las autoridades israelíes en el cruce de Kerem Shalom desde noviembre, 23 de ellos trabajaban para la UNRWA y otros 16 eran familiares de trabajadores de la agencia. Entre ellos, había 43 niños y 84 mujeres. Según el informe, “el personal de UNRWA fue retenido en régimen de incomunicación y sometido a las mismas condiciones y malos tratos que otros detenidos, tanto en Gaza como en Israel”. Tras su estancia en el infierno, los propios miembros de la agencia han denunciado haber sufrido “severas palizas físicas y tratos similares al 'submarino', que provocaron sufrimiento físico extremo, palizas por parte de los médicos cuando se les remite para recibir asistencia médica, exposición y ataques de perros, amenazas de violación y electrocución, amenazas de violencia con armas de fuego apuntándoles, abuso verbal y psicológico”.
Sin pruebas
A su vez, durante los meses de cautiverio, los soldados israelíes les amenazaron con “asesinar, lesionar o dañar a miembros de la familia”, les profirieron “tratos humillantes y degradantes” como “obligarles a desnudarse y ser fotografiados mientras están desnudos”, u “obligarles a mantener posiciones de estrés". “También denunciaron haber sido sometidos a amenazas y coerción mientras estaban detenidos y haber sido presionados durante los interrogatorios para hacer confesiones forzadas contra la agencia, incluido que la agencia tiene afiliaciones con Hamás y que personal del UNRWA participó en los ataques del 7 de octubre contra Israel”, añade el informe. Israel ha ignorado las “protestas oficiales” de la agencia por el supuesto trato dado a miembros de su personal en centros de detención israelíes.
En los últimos meses, las autoridades israelíes han insistido en que al menos una treintena de empleados de los 30.000 que trabajan en UNRWA participaron en el ataque de Hamás del 7 de octubre. Sin presentar pruebas en su contra, alrededor 20 países e instituciones confiaron ciegamente en las acusaciones de Israel y, a finales de enero, suspendieron la financiación a la agencia, que ya antes de esto se encontraba en una grave crisis económica. A lo largo de estas semanas, algunos de estos países han retomado su apoyo. España, que nunca le retiró los fondos, anunció a principios de marzo la donación de una partida extra de ayuda humanitaria de 20 millones de euros a la UNRWA, más allá de los 3,5 millones extra que ya aprobó el Consejo de Ministros.
"La tortura era para todos"
Desde que las tropas israelíes lanzaron su operación terrestre a finales de octubre del año pasado, centenares de gazatíes han sido detenidos y trasladados a centros en territorio israelí. Al llegar allí, se les retiraban todas sus pertenencias, incluso los documentos identificativos y el dinero que llevaban encima. Según las autoridades militares, han liberado a aquellos “sin vínculos a ninguna actividad terrorista”, sin especificar a qué se refieren bajo este término, y los han devuelto a la Franja de Gaza. Uno de ellos, un hombre de 46 años, ha declarado a UNRWA haber “visto a gente [detenida] de 70 años, gente muy mayor”.
“Allí había gente con Alzheimer, ancianos ciegos, personas con discapacidad que no podían caminar, personas que tenían metralla en la espalda y no podían mantenerse en pie, gente con epilepsia, y la tortura era para todos, incluso para las personas que ya no sabían ni sus propios nombres”, reconoce desde su liberación. Según los datos obtenidos por el medio israelí 'Haaretz', al menos 27 presos gazatíes han muerto en estas instalaciones militares desde el inicio de la guerra. “Las Fuerzas de Defensa de Israel rechazan las afirmaciones de que obligan a los detenidos a dar confesiones falsas”, han dicho en un comunicado compartido por este diario hebreo, donde también han rechazado las acusaciones de “abuso sexual”.
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