Elecciones europeas

El auge de la extrema derecha monopoliza el inicio de campaña en Europa

Socialistas, liberales, verdes e izquierda advierten al PPE contra cualquier tentativa de pactar con los dos grupos de la derecha radical

El Parlamento Europeo se convierte en escenario de los debates televisados de las elecciones europeas de 2024. / DPA/ PHILIPPE STIRNWEISS

Silvia Martínez

La campaña que culminará en dos semanas con las elecciones europeas del 9 de junio, para elegir a los 720 eurodiputados que se sentarán en el próximo Parlamento Europeo, ha entrado este jueves en su recta final, marcada por la guerra de Rusia en Ucrania y el conflicto palestino, los ataques a políticos, los casos de espionaje e injerencia extranjera de Rusia y China, y, sobre todo, los pactos con una extrema derecha que aspira a ganar peso e influencia en el hemiciclo y que se ha convertido, pese a la ausencia de sus representantes en el tercer y último debate entre los cabezas de lista organizado este jueves por Eurovisión en el Parlamento Europeo, en la gran protagonista.

Socialistas, liberales, verdes e izquierda han aprovechado las dos horas de debate, celebrado en el plató de televisión en el que se ha convertido el hemiciclo del Parlamento Europeo, para alertar de la amenaza que supone para el proyecto europeo dar oxígeno y espacio a la derecha radical y han instado a la candidata del PPE a presidir la próxima Comisión Europea, la actual presidenta Ursula Von der Leyen y la gran favorita, a no pactar con ninguno de los grupos ultra de la cámara que, según han explicado los moderadores no han tenido representantes porque no han nombrado spitzenkandidat (cabezas de lista).

Ni con Identidad y Democracia (ID) ni tampoco con los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). En este segundo grupo se sientan los Hermanos de Italia de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, el polaco Ley y Justicia, la N-VA de Bélgica y Vox. En ID, mientras tanto, lo hacen Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, La Liga de Matteo Salvini, el Vlaams Belang de Bélgica, y al PVV del flamante ganador de los comicios holandeses Geert Wilders. También lo hacía hasta este jueves en que ha sido expulsado con efecto “inmediato” el partido Alternativa por Alemania (AfD), protagonista en los últimos días de la polémica a raíz de unas declaraciones de su jefe de filas, Maximilian Krah, indicando que “nunca diría que todo hombre que llevara un uniforme de la SS fuera automáticamente un criminal”. Unas palabras que este miércoles llevaban a Le Pen a anunciar la salida del grupo.

“Estoy listo para trabajar con todas las fuerzas democráticas, pero considero que ECR o ID no son fuerzas democráticas. Tienen una visión muy diferente de Europa. Necesitamos claridad y no ambigüedad”, ha recordado el candidato de los socialdemócratas, el luxemburgués Nicolas Schmit. “Tenemos dos extremas derechas en el Parlamento Europeo: ECR e ID. Aquí decimos no a una alianza con ECR e ID”, ha dicho también el cabeza de lista de los liberales de Renovar Europa, el italiano Sandro Gozi, y cuyo grupo junto con el de los socialdemócratas han sostenido la gran coalición que ha dado estabilidad a la Eurocámara estos últimos cinco años. “La extrema derecha quiere desestabilizar la UE. Tenemos que resistir la amenaza”, ha reivindicado la candidata de los Verdes, la alemana Terry Reintke. "No puede haber compromisos con la extrema derecha", ha espetado también Walter Baier, candidato de la Izquierda Europea.

Von der Leyen defiende a Meloni

La respuesta de Von der Leyen ha sido clara. Solo pactará con fuerzas “proeuropeas”, “proUcrania y antiPutin” y “pro-estado de derecho” lo que excluye de la ecuación a ID pero no a ECR ya que el partido de Meloni sí respeta sus líneas rojas. “He trabajado muy bien con Meloni en el Consejo Europeo, como con otros primeros ministros. Es mi trabajo. Es proeuropea, ha sido muy clara contra Putin y pro-estado de derecho”, ha añadido tendiendo la mano a pactar con ECR y recordando que la dinámica en el Parlamento Europeo es muy distinta a la de los parlamentos nacionales porque la disciplina de voto no es tan estricta y porque son necesarias mayorías suficientes para sacar adelante la legislación.

“¿No le preocupan las políticas de Meloni hacia el colectivo LGBTI?”, le han preguntado. “Tengo un enfoque completamente diferente”, se ha limitado a responder. El italiano Gozi tampoco se ha librado de las críticas del resto de candidatos por el pacto del partido liberal VVD en Países bajos con el Partido de la Libertad que lidera el ultraderechista Geert Wilders para formar gobierno. “Todavía no hay gobierno”, se ha defendido Gozi admitiendo que es un error pero recordando que el grupo debatirá si expulsar al PVV del grupo el próximo 10 de junio.

Victoria para el PPE

La última proyección de Europe elects, del pasado 3 de mayo, augura una victoria del Partido Popular Europeo, con 183 escaños, que podría volver a conformar la gran coalición con socialdemócratas y liberales de Renovar Europa, segunda y tercera fuerza con 140 y 86 eurodiputados respectivamente, al sumar 409 de los 720 escaños lo que les depararía una cómoda mayoría si logran aunar una agenda común. No obstante, y a tenor de las palabras de Von der Leyen, por primera los populares podrían optar por cambiar de aires y buscar nuevos aliados en la bancada más a la derecha, ante el fortalecimiento que auguran las encuestas a los partidos ultraconservadores, la derecha radical y los populistas, que compiten por desbancar a los liberales de la tercera posición y a quienes los últimos sondeos auguran 86 y 84 escaños respectivamente, muy por delante de los Verdes y la Izquierda Europea relegados a la sexta y séptima posición con 48 y 44 escaños respectivamente.

Un análisis del European Council on Foreign Relations (ECFR) arroja de hecho muchas dudas a la supervivencia de la gran coalición. Según sus estimaciones, los partidos antieuropeos populistas ganarán las elecciones en nueve estados miembros -Austria, Bélgica, República Checa, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia -- mientras que serán la segunda o tercera fuerza en otros nueve, incluida España, Portugal, Alemania, Suecia y Finlandia. Este aumento implicaría un viraje hacia lo desconocido y a priori una mayor influencia de estas formaciones en el diseño de la futura agenda política europea.

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Al menos sobre el papel porque su peso y la posibilidad de condicionar el futuro hemiciclo, hasta ahora sido nula por su incapacidad de ofrecer un frente unido, dependerá de cómo se distribuyan entre los distintos grupos del Parlamento Europeo. “Aunque una victoria electoral de la extrema derecha en junio parece segura, políticamente podría convertirse en una victoria pírrica si los partidos siguen tan divididos”, augura el profesor de ciencias políticas y experto en política europea Cas Mudde que reconoce no obstante que una gran coalición similar a la que ha liderado esta legislatura será mucho más débil.

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